Espa?a, en la OTAN
IZQUIERDA UNIDA anuncia movilizaciones contra la eventual incorporaci¨®n de Espa?a a la estructura militar integrada de la OTAN. Tambi¨¦n ha comunicado su intenci¨®n de plantear una pregunta al Gobierno sobre si esa integraci¨®n es el precio pagado por la designaci¨®n de Javier Solana como secretario general de la Alianza. Por su parte, el Partido Popular considerar¨ªa innecesario convocar un- nuevo refer¨¦ndum si se modificasen las condiciones limitativas planteadas en la consulta de 1986. Esa opini¨®n es discutida por los sectores tradicionalmente opuestos a la OTAN.La desaparici¨®n del bloque sovi¨¦tico en un rapid¨ªsimo proceso tras la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn ha modificado sustancialmente los objetivos y la naturaleza misma de la Alianza Atl¨¢ntica. Fundamentalmente porque ha dejado de existir su enemigo hist¨®rico, hasta el punto de que algunos de los integrantes ayer del Pacto de Varsovia est¨¢n llamando a las puertas de la OTAN. Y tambi¨¦n porque, tras la desaparici¨®n del bloque antagonista, han surgido nuevos riesgos para la seguridad, como lo demuestran la guerra de los Balcanes o los conflictos existentes en el espacio geogr¨¢fico de la antigua URSS.
Todo ello lleva a los 16 miembros de la OTAN a replantear la estructura y las misiones de la organizaci¨®n. Es en ese contexto de una nueva OTAN en el que Espa?a ha empezado a cuestionar la singularidad de su status, derivada de los t¨¦rminos en que se plante¨® el refer¨¦ndum de 1986. El presidente del Gobierno ha asegurado que no est¨¢ previsto un cambio del estatuto espa?ol a corto plazo y tanto ¨¦l como Solana han descartado cualquier vinculaci¨®n entre esa cuesti¨®n y el nombramiento del nuevo secretario general de la Alianza. Un acuerdo en esos t¨¦rminos parece poco veros¨ªmil. Entre otras cosas porque muy probablemente va a ser el Partido Popular, y no el PSOE, el que administre en el futuro pr¨®ximo esa eventual modificaci¨®n. Pero s¨ª es probable que la perspectiva de la necesaria adaptaci¨®n de todos los miembros, entre ellos Espa?a, a las nuevas condiciones haya sido invocada como argumento para relativizar la singularidad espa?ola.
Esa singularidad es consecuencia del refer¨¦ndum consultivo celebrado en 1986, que por definici¨®n no era jur¨ªdicamente vinculante, aunque si pol¨ªticamente. En esos t¨¦rminos lo plante¨® el propio Gonz¨¢lez, en el sentido de que de haber triunfado el no hubiera tenido que sacar a Espa?a de la Alianza. Vistas en perspectiva, hoy parece claro que las condiciones limitat¨ªvas -no incorporaci¨®n a la estructura militar integradra, desnuclearizaci¨®n, desmantelamiento de las bases norteamericanas- fueron elegidas no tanto por su importancia, o inter¨¦s para Espa?a como por ser las que mejor contribu¨ªan a desactivar los motivos de desconfianza de la opini¨®n p¨²blica: la combinaci¨®n del lema Bases, no, OTAN, s¨ª con la consigna de desnuclearizaci¨®n era tranquilizadora. El a?adido de la no integraci¨®n en la estructura de mando se dirig¨ªa sobre todo a los sectores que se planteaban la cuesti¨®n en t¨¦rminos de p¨¦rdida de soberan¨ªa. La campa?a socialista apenas incidi¨® en los contenidos, limit¨¢ndose a subrayar la superioridad del sistema referendario y los problemas que9 plantear¨ªa la vict¨®ria del no (?qui¨¦n lo gestionar¨¢? era la pregunta).
Es dudoso que el car¨¢cter, pol¨ªticamente vinculante del resultado global (s¨ª o no) deba extenderse indefinidamente a esos condicionamientos m¨¢s o menos coyunturales. Una nueva mayor¨ªa que quisiera sacar a Espa?a de la Alianza tal vez s¨ª deber¨ªa convocar un refer¨¦ndum, pero parece poco razonable hacerlo por la modificaci¨®n de alguna de esas condiciones. Sobre todo porque la actitud de la opini¨®n ha cambiado en paralelo con la redefinaci¨®n de las misiones de la OTAN en el nuevo escenario internacional. Lo que en 1986 se vivi¨® dram¨¢ticamente, con gran polarizaci¨®n social, est¨¢ hoy desactivado, Un sondeo del CIS de noviembre de 1993 indicaba que el 29% de la poblaci¨®n no se pronunciaba o expresamente se consideraba indiferente respecto a la permanencia en la OTAN. Entre quienes ten¨ªan opini¨®n, el 43% era favorable a la permanencia, y s¨®lo el 29%, contrario. Seguramente fue una irresponsabil¨ªdad del PSOE la consulta de hace 10 a?os. Repetirla hoy ser¨ªa a?adir una tensi¨®n artificial a la sociedad.
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