Los habitantes de Sarajevo reciben con escepticismo el acuerdo mientras surgen brotes de violencia en Bosnia
ENVIADO ESPECIALNo hubo manifestaciones de j¨²bilo. Ni descorche de champa?a. Ni aglomeraciones curiosas ante los vetustos televisores, muchos de ellos desconectados por la falta de electricidad. S¨®lo un trabajoso caminar entre la nieve y el hielo. Casi sin tranv¨ªas, con los autom¨®viles repiqueteando con sus cadenas sobre el asfalto, y los taxis con precios de feria, la gente invadi¨® como de costumbre calles y aceras. Como cada d¨ªa. Con la esperanza magullada y el ¨¢nimo en parihuelas.
Casi al mismo tiempo que la solemne r¨²brica de Par¨ªs, dos r¨¢fagas de ca?¨®n antia¨¦reo impactaban contra la fachada amarilla del hotel Holiday Inn. Proced¨ªan de Gbravica, uno de los llamados barrios serbios. Tambi¨¦n hubo incidentes de fuego aislados en plena l¨ªnea de confrontaci¨®n. Un helic¨®ptero franc¨¦s de la ONU fue ametrallado por soldados bosnios, sin que se produjeran v¨ªctimas, y tuvo que efectuar un aterrizaje forzoso. Y en un enfrentamiento registrado entre milicianos bosniocroatas (HVO) y combatientes voluntarios musulmanes en Zepce, en Bosnia central, un polic¨ªa militar el HVO muri¨®.
"En estos momentos de la firma de Par¨ªs, quiero recordar a los 200.000 muertos que ha costado esta guerra, pues ellos han contribuido a la paz y a la integridad de Bosnia", asegur¨® ayer en Sarajevo el primer ministro, Haris Silajdzic.
Las bellas casas de estilo vien¨¦s de Sarajevo est¨¢n agujereadas, envejecidas prematuramente, carecen de cristales. Una mujer friega un pl¨¢stico y vigila de reojo el trasiego. Seg¨²n el Banco Mundial, para restaurar toda Bosnia, es decir sus casas, sus puentes, sus carreteras, sus l¨ªneas telef¨®nicas... ser¨¢ necesario m¨¢s de medio bill¨®n de pesetas.
En Gbravica, Ilidza, Ilijas, Hadzici y Vogosca tampoco hubo albricias, aunque por otros motivos. Estos barrios, hoy de mayor¨ªa serbia, pues expulsaron durante la guerra a los musulmanes, van a pasar a ser controlados por la Federaci¨®n croatomusulmana. La televisi¨®n de Pale, su alimento informativo, lejos de explicar los detalles de los acuerdos, decidi¨® no retransmitir en directo el evento de Par¨ªs. En su lugar, ofreci¨® unos discretos dibujos animados. "El problema de los serbios de Bosnia es que se han enredado en su propia propaganda y ahora se muestran incapaces de salir del enredo", asegura un miembro d¨¦ las Naciones Unidas.
Suficientes garant¨ªas
El mi¨¦rcoles, en la v¨ªspera de la firma de Par¨ªs, el presidente del autoproclamado Parlamento serbobosnio, Momcilo Krajsnik, reiter¨® a altos cargos de las fuerzas de protecci¨®n de las Naciones Unidas su extrema preocupaci¨®n por la suerte de los serbios de Sarajevo. "Los acuerdos de Dayton ofrecen suficientes garant¨ªas a los serbios", afirma el miembro de la ONU. Naciones Unidas, de acuerdo con la OTAN, desplegar¨¢ 1.800 polic¨ªas internacionales dentro de esos barrios. El autoproclamado Parlamento serbobosnio tiene previsto analizar ma?ana el tratado.
Si el Parlamento serbobosnio no desea colaborar en la aplicaci¨®n del plan de paz, fuentes militares de la OTAN contemplan tres posibilidades: que los serbios se vayan de Sarajevo quemando sus casas, algo que seg¨²n la polic¨ªa bosnia comenz¨® t¨ªmidamente ayer; que se produzcan sabotajes sobre las l¨ªneas de electricidad o los conductos de agua o gas a la parte bosnia de Sarajevo o, incluso, que haya resistencia armada.
"He visto muchos planes de paz y muchos alto el fuego. Ninguno ha durado. Tenemos que esperar y ver qu¨¦ es lo que pasa con ¨¦ste", explica Faruk, en la antigua Vase Miskina -hoy Ferhadija-. La vida cotidiana de Sarajevo se despierta de un mal sue?o. Aunque quedan en pie decenas de contenedores, barricadas, carteles de pazi snajper (peligro: francotirador), colocados en las esquinas de las calles m¨¢s peligrosas. Nadie los ha retirado. La paz de los acuerdos a¨²n debe caminar kil¨®metros antes de anidar en la conciencia ciudadana. Cuatro a?os de guerra, 200.000 muertos y m¨¢s de dos millones de refugiados les impiden tener fe en el futuro.
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