Los Quince despejan el camino de la moneda ¨²nica
El Consejo Europeo acuerda. los pasos de la uni¨®n monetaria hasta la cima del 2002X. VIDAL-FOLCH / I. CEMBRERO Madrid
Todos los objetivos quedaron cumplidos y se desat¨® el optimismo. Los 15 jefes de Estado o de Gobierno de la Uni¨®n Europea (UE) se pusieron de acuerdo ayer en Madrid en el nombre que adoptar¨¢ la moneda ¨²nica. Ser¨¢ el euro, a secas. Tambi¨¦n por unanimidad ratificaron el escenario del pase a la tercera fase de la uni¨®n monetaria; es decir, los pasos que deben darse hasta su plena implantaci¨®n de la misma en el a?o 2002.Madrid fue hace seis a?os la comadrona del proceso: la primera cumbre europea de una presidencia espa?ola estableci¨® el 26 y el 27 de junio de 1989 el inicio de la primera etapa de la uni¨®n monetaria, la pol¨ªtica de convergencia econ¨®mica.
Repite ahora el hito al dar a luz la tercera y definitiva fase, que culminar¨¢ con la total sustituci¨®n de los billetes y piezas met¨¢licas nacionales por otros comunes a todos los Estados miembros. El ministro de Econom¨ªa espa?ol, Pedro Solbes, y el presidente del Gobierno, Felipe Gonz¨¢lez, fueron jaleados ayer por sus colegas hasta el rubor de escribirlo.
El parto no fue sin dolor. Previ¨¦ndolo, Gonz¨¢lez "organiz¨® la discusi¨®n f¨¦rreamente, parti¨® de la hip¨®tesis de que todos estaban de acuerdo e impidi¨® que se solaparan los distintos temas monetarios [el nombre, el escenario, el pacto de estabilidad y las relaciones entre los pa¨ªses que accedan al euro y los que queden fuera] para evitar la dispersi¨®n en m¨²ltiples direcciones", relat¨® el ministro de Finanzas belga, Philippe Maystadt.
Hizo falta esa rienda tensa. Gonz¨¢lez propuso de entrada el nombre de euro, sin a?adidos (nada de euromarco o europeseta, como acariciaba inicialmente el Gobierno de Bonn), que es el mismo en todas las lenguas de la UE, es simple y simboliza a Europa.
Le replic¨® el presidente franc¨¦s, Jacques Chirac -que prefiere ecu porque es tambi¨¦n una antigua moneda de su pa¨ªs-,arguyendo que el bautizo no es necesario hasta el 2002, momento en que los ciudadanos dispondr¨¢n de los nuevos billetes. "S¨®lo los eur¨®cratas est¨¢n interesados en el nombre", opin¨®. Y propugn¨® realizar un sondeo popular en los 15 pa¨ªses con varios nombres alternativos.
Iron¨ªa de Kohl
Con iron¨ªa inhabitual en ¨¦l, le arroll¨® el canciller alem¨¢n, Helmut Kohl. "Lo que usted propone es muy bonito en t¨¦rminos democr¨¢ticos, pero completamente ineficaz, porque a lo mejor resultan refrendados cinco nombres, y con uno ya nos basta", vino a decir.Vencido el obst¨¢culo tras otras intervenciones, todos fueron un¨¢nimes en acordar que el fallecido ecu es s¨®lo una "denominaci¨®n gen¨¦rica" del Tratado de Maastricht, la unidad de cuenta europea nombrada seg¨²n las siglas de su expresi¨®n inglesa, european currency unit. Y tambi¨¦n que el euro suceder¨¢ al ecu en su valor y que su implantaci¨®n no alterar¨¢ la continuidad de los contratos, explic¨® Solbes. "Chirac ha cambiado su idea gracias al trabajo de la presidencia espa?ola", apostill¨® Maystadt.
Bautizada la criatura se acordaron sus andares. Primero, la elecci¨®n o criba de los pa¨ªses que accedan a ella se har¨¢ "lo antes posible en 1998", momento en que se constituir¨¢ el Banco Central Europeo (BCE).
Segundo, la introducci¨®n del euro comenzar¨¢ el 1 de enero de 1999 con la fijaci¨®n irrevocable de los tipos de cambio entre las monedas de los pa¨ªses participantes entre s¨ª y con el euro. En esa fecha empezar¨¢ a funcionar el Banco Central Europeo, que realizar¨¢ la pol¨ªtica monetaria com¨²n y las operaciones en los mercados de divisas en la nueva divisa, mientras sobreviven las monedas nacionales.
Tercero, los nuevos billetes de euros comenzar¨¢n a circular el 1 de enero del 2002, coexistiendo con los nacionales" como m¨¢ximo, durante seis meses, plazo en que los ¨²ltimos. perder¨¢n su curso legal.
Los dos puntos que enfrentaban a Par¨ªs y Bonn -es decir, la criba y las emisiones de deuda p¨²blica-, y que encauzaron en su reciente cumbre bilateral celebrada en la localidad germana de Baden-Baden, no motivaron pol¨¦mica. La criba, a cargo de un Consejo Europeo, ser¨¢ "lo antes posible en l998", y aunque los Gobiernos de Par¨ªs y Bonn sobreentienden que eso implica el mes de abril (para evitar la coincidencia con las legislativas francesas), lo ¨²nico escrito es que se realizar¨¢ cuando se disponga de datos suficientemente v¨¢lidos del ejercicio de 1997 (sobre los criterios de convergencia: d¨¦ficit presupuestario, deuda e inflaci¨®n moderados y estabilidad monetaria).
"No era l¨®gico fijar ahora la convocatoria de un Consejo Europeo para dentro de m¨¢s de dos a?os", coment¨® Solbes. Y a partir del inicio de 1999, todas las emisiones de deuda p¨²blica negociable se realizar¨¢n en euros.
Adem¨¢s, los l¨ªderes de la Uni¨®n Europea encomendaron un informe detallado a la Comisi¨®n sobre el pacto de estabilidad y al Institutom Monetario Europeo (IME) sobre las relaciones entre los pa¨ªses que accedan a la uni¨®n monetaria y queden fuera: el IME lo tendr¨¢ listo a mediados de 1996.
"Sobre este euro edificaremos Europa"
"T¨² eres euro y sobre este euro edificaremos nuestra Europa". Con estas palabras, el nuevo primer ministro portugu¨¦s, el socialista Antonio Guterres, se llev¨® la palma del simbolismo evang¨¦lico de la cumbre y se revel¨® como un hombre ingenioso, muy diferente de su apocado predecesor, An¨ªbal Cavaco Silva. Guterres, socialista, es sin embargo un acendrado cat¨®lico.No fue s¨®lo un bonito juego de palabras, sino una met¨¢fora en toda regla. Guterres record¨® a sus hom¨®logos que cuando. Jesucristo decidi¨® crear su Iglesia le dijo a Pedro, "para responsabilizarle del futuro de ¨¦sta", que ¨¦l era su piedra y sobre ella la fundar¨ªa.
Los Quince estaban remedando a Cristo, compar¨® el l¨ªder portugu¨¦s, porque la creaci¨®n de la moneda ¨²nica no es un reto meramente t¨¦cnico y econ¨®mico, sino piedra angular de la construcci¨®n europea, "un avance fundamental para la integraci¨®n pol¨ªtica".
Luego, en p¨²blico, todos estuvieron sonrientes y solemnes. Dos muestras del coro un¨¢nime. El correoso ministro alem¨¢n de Finanzas, Theo Waigel, subray¨® que los acuerdos sobre el escenario y el nombre de la moneda ¨²nica constitu¨ªan "un signo pol¨ªtico muy importante", y se declar¨® "muy satisfecho".
Por su parte, el comisario de Asuntos Monetarios, Yves-Thibault de Silguy, puso el broche con el inevitable calificativo: "Hoy es un d¨ªa hist¨®rico para Europa".
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