Espaldarazo a un mayor rigor presupuestario
Al final se logr¨® que los dos temas monetarios conexos, pero diferentes del escenario del pase a la tercera fase de la moneda ¨²nica, no emponzo?aran el acuerdo sobre ¨¦ste y sobre el nombre.Los Quince ratificaron sin traumas el pacto de estabilidad propuesto por el ministro de Finanzas alem¨¢n, Theo Waigel. Este supone que todos los pa¨ªses que se integren en la moneda ¨²nica en la primera ola se comprometen a mantener e incluso aumentar su pol¨ªtica presupuestaria rigurosa, la lucha contra el d¨¦ficit.
Dieron luz verde a algo m¨¢s que una filosof¨ªa. Acordaron que la disciplina presupuestaria es crucial para el ¨¦xito de la UME y para la aceptaci¨®n del euro por el p¨²blico (sobre todo alem¨¢n), por lo que trazaron el objetivo de que, alcanzada la moneda ¨²nica, el techo de d¨¦ficit quede por debajo del 3% del PIB en circunstancias normales y que se apliquen sanciones a los incumplidores, seg¨²n la f¨®rmula que barajaban para el documento de conclusiones.
El italiano Lamberto Dini insisti¨® en que todo deb¨ªa hacerse sin modificar los criterios de convergencia, y el alem¨¢n Theo Waigel se dio por satisfecho, a la espera de su concreci¨®n y desarrollo.
La revuelta francesa provocada por el rigor presupuestario no fue discutida, confirm¨® el ministro franc¨¦s de Econom¨ªa, Jean Arthuis. Y es que todos compart¨ªan con Gonz¨¢lez que "el rigor no viene impuesto por Maastricht", sino que es necesario por s¨ª mismo y anterior al tratado, como lo demuestran los "buenos resultados de Alemania en las ¨²ltimas cuatro d¨¦cadas".
La discusi¨®n sobre las relaciones entre los pa¨ªses que accedan a la tercera fase -los in- y los que no -los out- fue m¨¢s dura. El premier brit¨¢nico, John Major, destac¨® los perjuicios de las dos velocidades y calific¨® de "locura" que ¨¦stas puedan "destruir el mercado ¨²nico". Y Helmut Kohl se rebel¨® contra el pesimismo.
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