Mal, muy mal
Cuenta Margaret Thatcher que en un almuerzo diplom¨¢tico celebrado por Gorbachov, un interlocutor franc¨¦s brome¨® diciendo que es muy dif¨ªcil gobernar un pa¨ªs tan complicado que tiene 200 variedades de queso. El l¨ªder ruso se apresur¨® a responder que todav¨ªa lo era m¨¢s en un Estado con 120 nacionalidades distintas. Pero quien verdaderamente acert¨® fue otro asistente que a?adi¨® que, nacionalidades aparte, la URSS adem¨¢s carec¨ªa de queso (y de cualquier otro alimento).La sabia lecci¨®n de esta an¨¦cdota es que cualquier situaci¨®n pol¨ªtica es susceptible de empeorar; esta sabia regla alcanza mayor concreci¨®n, trat¨¢ndose de la pol¨ªtica espa?ola, con la adici¨®n de que lo habitual es que, en efecto, haya que conjugar este verbo. Ejemplo ¨®ptimo de ello es, sin duda, la decisi¨®n final de Felipe Gonz¨¢lez acerca de su presentaci¨®n como candidato a la presidencia del Gobierno.
Cuando un personaje p¨²blico alude al inmediato pasado describi¨¦ndolo como un "a?o horrible" puede jurarse que no se refiere a culpabilidades propias sino que se las atribuye al adversario (o a inclemencias del tiempo). En realidad, lo que ha tenido de horrible el ¨²ltimo a?o para el ciudadano de a pie ha sido en buena medida la consecuencia de las acciones y omisiones previas de Felipe Gonz¨¢lez. No se trata de remontarse hasta hace 13 a?os, sino que basta recorrer los ¨²ltimos meses para percibir un permanente traslado de las l¨ªneas defensivas, olvidadas a los pocos segundos de haber sido enunciadas. Con todos estos desplazamientos, Gonz¨¢lez ha quedado encerrado en una ratonera con tan s¨®lo una salida. Eso no le da derecho a mostrarse como v¨ªctima de los acontecimientos, porque ejerci¨® de mal due?o de los mismos cuando todav¨ªa era el tiempo.
La infinita autocompasi¨®n de los pol¨ªticos por s¨ª mismos y su habitual deseo de encontrar talismanes o cabezas de turco contribuye a explicar la sensaci¨®n, en las filas del PSOE, de que la decisi¨®n final era irremediable. Pero partiendo de la base de que Felipe Gonz¨¢lez ha sido un pol¨ªtico de primera importancia y de balance positivo en muchos aspectos, no se nos puede presentar a estas alturas lo irremediable como todo un ideal. La lista de interrogantes que su trayectoria de los 13 a?os pasados nos ofrece es inacabable.
S¨®lo ella hubiera debido bastar como para que no presentara su candidatura, pero sucede que las preguntas que provoca ¨¦sta de cara al futuro es todav¨ªa mayor. ?Qu¨¦ queda, en adelante, del mero concepto de responsabilidad pol¨ªtica? Al margen de su devoci¨®n caudillista por una persona, ?en qu¨¦ consiste el PSOE? Cualquiera de las alternativas acerca de los resultados concluye en un callej¨®n sin salida. Si pierde por mucho ser¨¢ contestado por aqu¨¦llos que ahora le han implorado; si por poco, quedar¨¢ instalado como tap¨®n de una botella en que acabar¨¢ por incubarse una explosiva renovaci¨®n. Si gana por poco vamos a tener la prolongaci¨®n del a?o horrible. La posibilidad de que gane por mucho, no por descabellada, debiera de ser olvidada para apreciar en toda su gravedad lo que significa la renovaci¨®n de su candidatura. Al menos Gonz¨¢lez parece haber tenido un m¨ªnimo de conciencia de ello, pero no as¨ª su partido. Ambos son sin embargo, corresponsables de esos perpetuos gui?os de complicidad con lo intolerable que practica Barrionuevo a la hora de explicar su gesti¨®n. No pretenden presionar a los jueces sino prostituir el juicio de los ciudadanos.
Desaprovechadas todas las oportunidades previas, la campa?a queda reducida, por parte del PSOE, a confiar en los errores del adversario. De momento, el ejercicio de la simetr¨ªa -"frenar al PP", "echar al PSOE"- no da para mucho ¨¢nimo. Convendr¨¢, por tanto, ejercer la vigilancia durante el per¨ªodo electoral que se avecina. Cela asegur¨® que Espa?a necesitaba de pol¨ªticos que fueran un cruce entre Abraham Lincoln y Pericles. De momento no se les ocurre otra cosa que sentencias como "cree el ladr¨®n que todos son de su condici¨®n". ?V¨¢lgame Dios!
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