Rold¨¢n y sus delitos
LA JUEZ Ana Ferrer ha sentado a Luis Rold¨¢n en el banquillo de los acusados para responder de todos y cada uno de los delitos por los que abri¨® el procedimiento contra el ex director general de la Guardia Civil antes de su huida de Espa?a. Su vuelta 10 meses despu¨¦s bajo la pretensi¨®n de no se sabe qu¨¦ condiciones de impunidad para los principales delitos no ha surtido efecto. Quienes entonces mantuvieron una cr¨ªtica jur¨ªdica rayana en el rid¨ªculo sobre las circunstancias en las que Rold¨¢n fue tra¨ªdo a Espa?a, bien es cierto que preocupados m¨¢s por zaherir al Gobierno que por los derechos del fugado, deber¨ªan hacer alg¨²n tipo de autocr¨ªtica por las tonter¨ªas que dijeron y los esfuerzos que desplegaron para convertir el grav¨ªsimo caso Rold¨¢n en el anecd¨®tico caso Laos. No la hicieron cuando Rold¨¢n fue procesado por todos los delitos en julio ¨²ltimo. Pero todav¨ªa est¨¢n a tiempo de hacerla cuando va a ser juzgado por ellos.La conclusi¨®n del sumario iniciado por la juez Ana Ferrer en diciembre de 1993, forzosamente demorado durante el tiempo en que permaneci¨® fugado su principal encartado, sit¨²a el caso Rold¨¢n en disposici¨®n de ser juzgado en pocas semanas. Ser¨¢ el momento en el que el director de la Guardia Civil entre 1986 y 1993 d¨¦ su versi¨®n ante la justicia y la sociedad entera sobre la fortuna que amas¨® a cuenta de fondos reservados y de comisiones ilegales durante el tiempo que permaneci¨® en el cargo. Rold¨¢n ya sabe que ser¨¢ juzgado por los delitos de malversaci¨®n de caudales p¨²blicos, cohecho, estafa, prevaricaci¨®n, falsedad en documento p¨²blico y fraude a la Hacienda p¨²blica. ?Persistir¨¢ en seguir callado ante el tribunal que le juzgue como lo est¨¢ hasta el momento con el pretexto de haber sido enga?ado -¨¦l sabr¨¢ por qu¨¦-por la forma en que fue tra¨ªdo a Espa?a?
Pero no s¨®lo a Rold¨¢n se le acerca la hora de explicarse y explicar c¨®mo se enriqueci¨® al amparo de un cargo p¨²blico tan honorable como el de director general de la Guardia Civil. Deber¨¢ hacerlo tambi¨¦n toda la gavilla de encubridores y testaferros que le acompa?aron en sus manejos con los fondos reservados y con la adjudicaci¨®n de obras y servicios de la Guardia Civil. Entre ellos, y muy especialmente, su actual mujer, Blanca Rodr¨ªguez-Porto; el general del instituto armado Manuel Llaneras; el administrador de la sociedad instrumental Europe Capital, creada por Rold¨¢n para camuflar sus ganancias il¨ªcitas, Jorge Esparza, y los directivos de aquellas empresas que encontraron natural engrasar la maquinaria oficial con sobres pasados bajo la mesa a Rold¨¢n y sus compinches para conseguir la concesi¨®n de obras.
No todas las empresas, sin embargo, se prestaron voluntariamente al sucio juego de dar comisiones a cambio de contratas. Las que construyeron la autov¨ªa de Leizar¨¢n entregaron a Rold¨¢n m¨¢s de cien millones de pesetas por aut¨¦ntica necesidad, angustiadas como estaban por las amenazas de ETA, y ante la promesa del entonces director general de la Guardia Civil de proporcionarles una protecci¨®n que nunca les dio. Es l¨®gico que los directivos de estas empresas hayan quedado fuera del sumario. Hubiera sido un desprop¨®sito, adem¨¢s de una descomunal injusticia, que los chantajeados se hubieran sentado junto al chantajista en el banquillo de los acusados.
Que Rold¨¢n y su trama respondan de sus fechor¨ªas es vital para la salud democr¨¢tica de los espa?oles. Es la forma de recuperar de alguna manera un tiempo demasiado perdido entre esc¨¢ncialos que no vieron o aparentaron no ver quienes estaban obligados a prevenirlos o a sancionarlos a los primeros indicios. Hay que felicitarse por ello de que la justicia, personificada por una juez responsable y diligente, haya sido capaz de llevar en un tiempo razonable ante los tribunales al protagonista de uno de los esc¨¢ndalos m¨¢s bochornosos de la democracia espa?ola.
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