Aguantar el tipo
HAC¨ªA TIEMPO que no se conjuraban tantos elementos, internacionales y espec¨ªficos de la econom¨ªa espa?ola, a favor del descenso de los tipos de inter¨¦s. Y as¨ª lo decidi¨® el viernes el Banco de Espa?a reduci¨¦ndolos en un cuarto de punto, del 9,25 al 9. Tan propicias eran las condiciones para esa se?al de relajaci¨®n de la pol¨ªtica monetaria que, adem¨¢s, de anticiparla hace d¨ªas mediante un recorte en el tipo de inyecci¨®n diaria, el gobernador se permiti¨® algo poco frecuente en un banquero central: desvelarlo el d¨ªa anterior y concretar la cuant¨ªa.Descartada la posibilidad de una recesi¨®n, el menor crecimiento de las econom¨ªas europeas que la OCDE anticipa para el pr¨®ximo a?o es tanto menos preocupante cuanto m¨¢s compatible se va a presentar con el mantenimiento de una tasa de inflaci¨®n relativamente baja y una direcci¨®n de clara contenci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico, a la que se dirigen las pol¨ªticas econ¨®micas en el conjunto de esos pa¨ªses. Esas previsiones, seg¨²n la OCDE, tambi¨¦n son v¨¢lidas para el comportamiento futuro de la econom¨ªa espa?ola.
El crecimiento del PIB en 1996 (2,9%) seguir¨¢ siendo algo superior al promedio de nuestros socios europeos, aunque significativamente inferior a la tasa prevista por el Gobierno (3,4%), y la inflaci¨®n puede encaminarse razonablemente hacia la referencia del 3% en 1997. Igualmente expresiva de la m¨¢s favorable percepci¨®n de los fundamentos de la econom¨ªa espa?ola es la apreciaci¨®n del tipo de cambio de la peseta frente al marco alem¨¢n hasta niveles anteriores a la ¨²ltima devaluaci¨®n. Con todo, el comportamiento favorable de la econom¨ªa espa?ola sigue siendo desigualmente percibido por sus agentes. Las familias contin¨²an siendo reacias al consumo. En esa actitud influye, sin duda, la incertidumbre ante la evoluci¨®n del empleo, del crecimiento de las rentas salariales y de las eventuales dificultades para preservar los niveles actuales de protecci¨®n social.
El mayor escepticismo respecto a la evoluci¨®n futura de la econom¨ªa espa?ol¨¢ se centra en su capacidad para proseguir al ritmo necesario con el saneamiento de las finanzas p¨²blicas. El d¨¦ficit p¨²blico, se g¨²n la OCDE, no bajar¨ªa del 5% y del 4,1% al t¨¦rmino de 1996 y 1997, respectivamente, incumpliendo, de esta forma la correspondiente condici¨®n de convergencia para acceder a la tercera fase de la Uni¨®n Econ¨®mica y Monetaria (UEM). En ese punto se concentran los mayores riesgos para avanzar por la senda de recuperaci¨®n en la que est¨¢ inmersa nuestra econom¨ªa. La relativa incertidumbre del proceso electoral y de las actuaciones program¨¢ticas de aquellos partidos que rechazaron el proyecto de Presupuestos del Estado para 1996, en especial del que dispone de mayores probabilidades de gobierno, no favorecer¨¢ la consolidaci¨®n de este clima favorable hoy vigente en los mercados financieros a medida que se aproxime la fecha de las elecciones generales. Fue innecesaria la generaci¨®n de incertidumbre provocada a cuenta de la pr¨®rroga presupuestaria. Pero estamos a tiempo de no aumentarla si nos esforzamos en compatibilizar objetivos de pol¨ªtica fiscal y presupuestaria que cuando menos en su distribuci¨®n temporal pueden ser dif¨ªciles de conciliar. Es la hora de clarificar con detalle las distintas opciones. de pol¨ªtica econ¨®mica que deben aplicarse en los pr¨®ximos a?os, decisivos para la definitiva homologaci¨®n de la econom¨ªa espa?ola con las m¨¢s avanzadas de Europa y para la eliminaci¨®n de los obst¨¢culos que siguen interpopi¨¦ndose. a niveles equivalentes de bienestar para sus ciudadanos. La continuidad de la relajaci¨®n monetaria tambi¨¦n depende de ello.
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