El fin del sistema mexicano
Desde la II Guerra Mundial, las sucesivas administraciones norteamericanas han apoyado a los gobiernos mexicanos del PRI porque ¨¦stos les aseguraban la seguridad de su frontera sur. Los vicios antidemocr¨¢ticos del PRI eran condonados por ese motivo. Los magnificados pecados de Gobiernos democr¨¢ticamente electos, como los de Arbenz en Guatemala, Goularu en Brasil, Cosch en la Dominicana o Atiende en Chile, provocaban intervenciones y derrocamientos. Las virtudes autoritarias del PRI, s¨®lo mimos y ocasionales rega?os por no romper con Cuba. Pero si el PRI-Gobierno deja de servirles a los norteamericanos, si a la ola de trabajadores migratorios, a la creciente fobia antimexicana en Estados Unidos, a la crisis econ¨®mica de M¨¦xico, a la muy expuesta decisi¨®n de Clinton de hacer el pr¨¦stamo de emergencia a M¨¦xico y al arma cr¨ªtica y electoral que esto, el TLC (Tratado de Libre Comercio), el racismo y la xenofobia le dan a los republicanos, se a?ade una marejada de corrupci¨®n como la que ahora nos inunda, un desprestigio internacional como el que ahora nos amenaza, el Gobierno norteamericano va a buscar f¨®rmulas de recambio. Si Zedillo no las ofrece, Estados Unidos idealmente indicar¨¢n al PAN, aureolado por sus victorias electorales, como el garante doble, de la democracia en M¨¦xico y de la estabilidad estrat¨¦gica norteamericana.Pero la responsabilidad del presidente de M¨¦xico es la m¨¢s grande, de todas: aqu¨ª, en Tijuana, en Ciudad Ju¨¢rez, en Matamoros, empezamos nosotros, toda Am¨¦rica Latina. ?sa es, nos guste o no, la- carga si ustedes lo dicen, la fortuna si prefieren, de M¨¦xico: ser el rostro mismo de una identidad, el escudo mismo de una independencia. No podemos renunciar a esa posici¨®n hist¨®rica, ni siquiera no hay porqu¨¦- en nombre de la interdependencia creciente entre M¨¦xico y Estados Unidos. S¨®lo hay interdependencia entre independientes. Si no, hay servilismo. Carlos Salinas lo sab¨ªa y me lo dijo un d¨ªa: Los Estados Unidos no quieren el petr¨®leo. Quieren el poder.
No cometer¨¢ otra infidencia. Pero si cito esta frase del entonces presidente de M¨¦xico es porque se inscribe en el tema. que ¨¦l mismo ha puesto en el centro del actual debate: '.'Esta tremenda lucha pol¨ªtica". La lucha es por el poder y el poder es para determinar qu¨¦ clase de pa¨ªs vamos a ser', qu¨¦, clase de modelo, nos va a regir, qu¨¦ clase de comunidad vamos a ser, qu¨¦ clase, de comunidad vamos a construir para el siglo XXI., Carlos Salinas no se mide para declarar, con ¨¦nfasis digo de Siqueiros, "no hay m¨¢s ruta que la nuestra": "El proyecto de reforma que yo impuls¨¦, con los problemas y errores que asumo, se llev¨® a cabo porque en el mundo de hoy no parece que otras naciones sigan un camino m¨¢s eficaz. En el deba te interno del pa¨ªs no se ha presentado un proyecto alternativo claramente mejor, excepto volver a repetir experiencias de pasado".
Disiento de esta afirmaci¨®n del licenciado Salinas por vanos motivos. En primer Iugar, supone la existencia de un capitalismo monol¨ªtico mundial, basado en las teor¨ªas y pr¨¢cticas salvajes de los Gobiernos de Margaret Thatcher y Ronald Reagan, dos formas antiestatistas que cargaron a sus respectivas naciones de mayores deudas, cargas y reglamentos que en toda su historia pasada: para combatir al Estado se cre¨®: un super-Estado encargado de combatir al Estado. ?sta es la "econom¨ªa vud¨²" como la llam¨®, en un arrebato de lucidez, George Bush: disminuyen impuestos, aumenten gastos de defensa y olv¨ªdense de los d¨¦ficit. La riqueza acumulada en la cima gotear¨¢, tarde o temprario, hasta las bases sociales, har¨¢ ricos a los pobres. No sucedi¨®. Nunca ha sucedido. Jam¨¢s suceder¨¢.
Hay otro capitalismo, el de la, Comunidad Europea en t¨¦rminos generales, que al lado de la iniciativa empresarial y la filosof¨ªa de las ganancias, estimula el cap¨ªtulo social de la econom¨ªa extiende las redes de la protecci¨®n social que permiten sobrellevar las inevitables crisis del capitalismo, reparte riqueza, ciuda educaci¨®n, comparte la gesti¨®n con los trabajadores, y conf¨ªa en que a mejores condiciones laborales, mayor n¨²mero de consumidores, mayor estabilidad pol¨ªtica y mayor responsalbilidad colectiva.Y existe, por ¨²ltimo, el capitalismo de Estado japon¨¦s, acaso el capitalismo m¨¢s vigoroso del mundo, en el que el sector. p¨²blico (el famoso MIT) y el privado, caminan de consuno.
M¨¦xico es un pa¨ªs de casi cien millones de habitantes, en el cual cerca de cincuenta millones viven en la pobreza y por lo menos veinte millones en la miseria. Carecemos de los colchones que en Europa y Estados Unidos hacen llevaderas las crisis para las capas menos favorecidas. La mayor¨ªa de los mexicanos no ha conocido otra cosa sino la pobreza. El Estado revolucionario le amuebl¨® la casa a una burgues¨ªa comercial e industrial incipiente . y en vez de exigirle que pagara la renta, le subsidi¨® a la servidumbre, le regal¨® la luz el¨¦ctrica la gasolina del auto y hasta el auto mismo. El modelo de la sustituci¨®n de importaciones, la hiperprotecci¨®n de la clase empresarial y las altas barreras aduanales, nos permiti¨®, sin embargo tener un desarrollo sostenido del 6%. anual con inflaci¨®n de un d¨ªgito, durante 40 a?os. La crisis del sistema a partir del 68 y Tlatelolco llev¨® a Luis Echevarr¨ªa a extender el sector p¨²blico para fortalecer el papel del Estado como impulsor del desarrollo. Como en el resto de Am¨¦rica Latina, esta pol¨ªtica, lejos de fortalecer al Estado, lo debilit¨®: de Argentina hasta M¨¦xico, el estatismo crepuscular hizo promesas que fisicamente no pod¨ªa cumplir, convirtiendo al Estado en sostenedor efectivo de demasiados clientes: fuerzas armadas, empresas privadas," clase obrera, clase media, campesinado, acreedores extranjeros margin¨® a los dem¨¢s.Jos¨¦ L¨®pez Portillo sac¨® la varita m¨¢gica para exorcizar todos los problemas y preparamos para "administrar, la riqueza" el petr¨®leo.
Bast¨® la coqueter¨ªa 50 millones del mercado petrolero -saturaci¨®n y de mexicanos baj¨¢ del precio para- hundimos en viven el hoy de la deuda externa y eterna en la pobreza Miguel de la Madrid libr¨® una batalla de retaguardia: en la miseria fue el capit¨¢n de un barco que estuvo ' a punto de hundirse, que no se hundi¨® gracias a ¨¦l, pero que tampoco pudo salir del cabo de las, tormentas y dirigirse a alta mar. ?sta fue la misi¨®n del audaz, inteligente, carism¨¢tico, seductor Carlos Salinas de Gortari -que dej¨® la presidencia con un 75% de la aprobaci¨®n de las encuestas.
H¨¢gase un d¨ªa, con mayor objetividad de la que hoy es posible, el balance del sexenio de Carlos, Salinas de Gortari.
Hay luces. Hay sombras. Hoy s¨®lo vemos ¨¦stas. La irritaci¨®n, el coraje, la inflamabilidad de la mayor¨ªa de los mexicanos contra Salinas es algo nunca visto; ¨¦l es, en efecto, "el villano favorito" como se dec¨ªa el actor Eric von Stroheim en la era del cine mudo "el hombre al que usted adora odiar". ?Por qu¨¦ este brutal en no? Porque nadie llev¨® las expectativas nacionales tan alto como Salinas s¨®lo para verlas, al cabo desplomarse tan bajo. Durante otra grave crisis, la de la deuda e 1982, hab¨ªa en M¨¦xico bastan dinero para que el aumento de las tasas de inter¨¦s le produjera buenas ganancias a la clase media.En 1.995, los bolsillos est¨¢n vac¨ªos y aumento de las tasas s¨®lo significa tarjetas de cr¨¦dito impagables: movimiento de El Barz¨®n no pudo ocurrir en 1982, es el producto m¨¢s t¨ªpico del empobrece miento actual. Acum¨²lese a esto la desesperaci¨®n. de una pobreza general no superada, sino peor que nunca; un mill¨®n de empleos perdidos en lo que va de este a?o; descenso brutal del poder adquisitivo; el deterioro creciente de Ios servicios sociales. Salinas, el vendedor de ilusiones, es el blanco comprensible de los agravios acumulados del pasado lejano y de pasado inmediato. Se le identifica con un modelo en bancarrota que s¨®lo ha entregado m¨¢s corrupci¨®n , m¨¢s pobreza, inestabilidad crimen...Sin embargo, ¨¦ste es sistema, ¨¦ste es el modelo que el presidente, desde su peregrina defiende, y el que su sucesor no s¨®lo hereda sino que, asimismo hace suyo.
?No hay m¨¢s ruta que ¨¦sta ?Est¨¢ condenado Zedillo a pagar los platos rotos de la pol¨ªtica de s antecesor y multiplicar sus errores de fascinaci¨®n macroecon¨®micos moneratismo r¨ªgido, e intolerable abstracci¨®n del sujeto real de la vida econ¨®mica, el ser humamo, su familia?
No hay qu¨¦ poner la carreta la macroeconom¨ªa por delante de los caballos de la microeconom¨ªa. Hay que crear empleos y fortalecer el poder de compra del salario.
La disiciplina fiscal en s¨ª no ganar¨¢, tampoco, m¨¢s inversiones. Esta no vendr¨¢ en plan de socorro a un moribundo, sino de asociaci¨®n con un atleta. Las inversiones vendr¨¢n en grande cuando los extranjeros nos vean reiniciar una producci¨®n vigorosa. L soluciones externas, son negociables y lo ser¨¢n cada vez mas adentro del pa¨ªs se privilegia a 1la peque?a y mediana empresa, se da prioridad a la producci¨®n, empleo y el salario y se alivia a la clase media hoy a punto de ahogarse en deuda, vertical descenso de vida, imposibilidad de pagar la tarjeta de cr¨¦dito la mensualidad del auto, la hipoteca del apartamento, la escolaridad de los ni?os icarajo!, ni la casa chica,...
No hay otras soluciones, ni el estatismo del pasado la mercadalotr¨ªa del presente. El problema no es m gobierno ni menos gobierno, mejor gobierno.
?Tendremos todos los ciudad nos, desde el presidente hasta el ¨²ltimo de los marginados, la voluntad, la imaginaci¨®n, el patriotismo, para proponer y crear la comunidad mexicana del siglo que viene?.
Esto es lo se se juega en medio del desplome de un sistema pol¨ªtico anticuado, la injuria de los cr¨ªmenes y corrupciones sin fin, y, agotamiento de los modelos de desarrollo en quiebra, lo mismo el Echeverr¨ªa que el de Salinas.
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