Estrenar Navidad
Refugiados musulmanes celebran por primera vez la Pascua con cubanos y armenios
Adriano Urbelo, un cubano de 58 a?os, ha puesto todo su empe?o en que los 23 ni?os con los que comparte techo conozcan la magia de la Navidad. La misma que ¨¦l sent¨ªa cuando era ni?o en su isla natal, de donde sali¨® con su mujer hace cinco meses en condici¨®n de refugiado pol¨ªtico.El pasado viernes, en visperas de Nochebuena, el cubano se colg¨® las barbas, el sombrero y la campana y reparti¨® regalos en una fiesta navide?a que organiz¨® en el Centro de Refugiados del Inserso, el hogar, en Vallecas, de 80 personas unidas por una historia dura de la que salieron huyendo y con el objetivo de rehacer sus vidas en Espa?a.
Muchos de los refugiados del albergue son nuevos en la Navidad. 0 al menos, en algunos casos, ¨¦stas son unas navidades distintas. Para Adriano y otros cubanos, porque las fiestas fueron abolidas en 1963 en su pa¨ªs y con ello se esfumaron la noche . de Reyes, las reuniones y los villancicos. Para la familia de Abdel Kader, de Somalia, porque su religi¨®n, la musulmana, no las celebra. Los seis hijos de Abdel correteaban la noche del 24 por los pasillos del centro. Esperaban la cena especial, con cordero, langostinos y pina, que se serv¨ªa a las siete de la tarde. En tres meses que llevan en Madrid los hijos de Abdel hablan el espa?ol con soltura. Gracias a Adriano han conocido a Pap¨¢ Noel, y, seg¨²n cuentan, les gusta porque les regala juguetes.
"Pap¨¢ Noel es rojo y gordo", dice Sabrin, de cinco a?os, una de las hijas peque?as de Abdel Kader. Abolelatef, su hermano de ocho a?os, est¨¢ todo el rato haciendo travesuras con dos ni?os armenios, los Zipi y Zape del centro de acogida. Abdel Kader se muestra relativamente contento en la Nochebuena. ?Nostalgia? La Navidad nunca fue una fecha se?alada para ¨¦l; en esa noche s¨®lo siente rabia por la situaci¨®n en su pa¨ªs, en guerra constante: "No pienso regresar jam¨¢s a Somalia. ?C¨®mo voy a hacerlo? Mataron a mis hermanos delante de m¨ª sin yo poder hacer nada por salvarles".
PASA A LA P?GINA 20
Los villancicos eran 'reggae'
VIENE DE LA P?GINA 1En la primera cena de Nochebuena de la familia de Abdel Kader s¨®lo faltaron los tradicionales villancicos. La fiesta se celebr¨® a ritmo de m¨²sica reggae. "Las emisoras ya nunca ponen villancicos y nosotros no tenemos ninguna cinta de m¨²sica navide?a", se excusaba Esther, la bedel del albergue.
La Nochebuena fue especialmente sentida entre el grupo de cubanos que viven en el albergu¨¦. Sentados en una de las habitaciones del centro, Luis Alberto Pita y su mujer, Marta Cueto, Adriano (el Pap¨¢ Noel) y Asdr¨²bal C¨¢ner rememoran su infancia. -"En Navidad, en Cuba celebr¨¢bamos todo igualito que aqu¨ª, con el arbolito, los turrones de Alicante, el bel¨¦n", -explica Pita, de 48 a?os. '.'El. a?o pasado, reci¨¦n llegados de Cuba, vimos la. cabalgata de Reyes y me sent¨ª otra vez un ni?o"., "Nosotros nos reun¨ªamos en casa de mi abuelo" cuenta Asdr¨²bal de 50 a?os, '.'y aquello era una tremenda comelata hasta el d¨ªa de A?o Nuevo" sonr¨ªe.
. Los recuerdos llenan la habitaci¨®n, y Marta, de 45 a?os, muy habladora, rompe a cantar un vi llancico de cuando era ni?a: "Arbolito, arbolito, campanitas de Bel¨¦n, iremos por el camino, caminito de: Bel¨¦n; iremos porque esta noche ha nacido el Ni?o Rey". Todos la siguen y alguno se emociona m¨¢s de la cuenta. "Yo me estoy poniendo grave, con mis hijas en Cuba, y yo, aqu¨ª, dice Asdr¨²bal. Adriano y el matrimonio Pita nombran a sus respectivos nietos, tambi¨¦n en la isla. "Ellos no conocen la Navidad y por eso les he, enviado unos regalos y un bel¨¦n para que se vayan acostumbrando", suspira Marta.
Arthur, un armenio de 23 a?os, ha decidido que no va a llamar por tel¨¦fono a ninguno de los amigos y familiares que dej¨® en su pa¨ªs. "Mejor, no; me voy a poner muy mal", asegura.. Arthur quiere convertirse en un espa?ol m¨¢s. En Armenia ten¨ªa futuro como cantante de ¨®pera y economista, y quiere reemprender sus estudios en Espa?a. Esta Navidad. echa de menos ir a rezar a la Iglesia ap¨®st¨®lica, credo que no tiene representaci¨®n en Espa?a.
Tras la cena del d¨ªa 24, los hombres y las mujeres m¨¢s j¨®venes merodean por la entrada, esperando ' a amigos que vendr¨¢n a verles o para irse a dar una vuelta por el barrio. Llega Ana, la novia espa?ola de Sabrija, un joven bosnio. La madre de Sabrija baja engalanada y los tres se van a cenar a casa de Ana. Lo mismo hace Omar, un sudan¨¦s que se va a casa de unos amigos. Pero esta noche, en el albergue, los que tienen d¨®nde ir tambi¨¦n son una minor¨ªa.,
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.