La hipocondria, un trastorno que puede convertirse en cr¨®nico
No puede dejar de cont¨¢rselo a todo el mundo: desde el paciente que le precede en la sala de espera al farmac¨¦utico que expende brevemente un medicamento, cualquiera es bueno para explicarle lo mal que se siente y cu¨¢nto le cuesta dar con el diagn¨®stico adecuado. Su enfermedad puede ser real o imaginaria, pero su deambular entre los m¨¦dicos se alimenta interminablemente con nuevas pruebas y an¨¢lisis, aunque el resultado sea siempre el mismo. Vive pendiente del funcionamiento de su cuerpo, y todas las situaciones le brindan la ocasi¨®n para recordarlo.No es una simple man¨ªa, fruto de los achaques de la edad o de un car¨¢cter demasiado escrupuloso: la hipocondria es un trastorno real, que puede convertirse en cr¨®nico. Los s¨ªntomas son la duraci¨®n, la sobrevaloraci¨®n de la idea de enfermedad y la necesidad de manifestar constantemente esa preocupaci¨®n., "La, definici¨®n com¨²nmente aceptada describe al hipocondriaco como un paciente que busca ser tranquilizado", explica Armando Ingala, director del Centro de Trabajo Psicoanal¨ªtico de Madrid, que organiz¨® recientemente unas jornadas en el hospital Doce de Octubre de Madrid en las que se analiz¨® c¨®mo tratar a este tipo de pacientes. "Necesita, en verdad, una respuesta, pero no la encuentra, porque precisamente lo que, falla en ¨¦l es que no puede confiar".
Le digan lo que le digan, el hipocondriaco no se lo cree o no le parece suficiente. Piensa: "El m¨¦dico me oculta algo, el m¨¦dico se ha equivocado, el m¨¦dico no me ha entendido". La hipocondria es, tal vez, el trastorno que cuestiona m¨¢s radicalmente la relaci¨®n m¨¦dico-paciente: el hipacondriaco se entrega por entero al m¨¦dico para que haga con su cuerpo lo que quiera, pero es incapaz al mismo tiempo de "entregarle su alma".
Aunque no existen estad¨ªsticas, estos trastornos son, seg¨²n los especialistas cada vez m¨¢s frecuentes y se dan m¨¢s en las consultas del sistema p¨²blico que en las privadas, especialmente en atenci¨®n primaria. Una variante frecuente de la hipocondria es la que presentan algunas madres que consultan al pediatra y, una vez obtenida una respuesta del m¨¦dico, plantean inmediatamente otro problema distinto.
"No es raro, incluso en una consulta especializada, observar que, en realidad, lo que ocurre es que la madre est¨¢ desplazando un problema propio al cuerpo del ni?o, como si fuera una prolongaci¨®n de s¨ª misma", explica la pediatra Elisa Giangaspro, del hospital Doce de Octubre de Madrid. "Por desgracia, la actitud m¨¢s frecuente del m¨¦dico es la de quitarse a este paciente de encima, deriv¨¢ndolo a otro especialista, con lo que, sin tener realmente nada, el chico, en este caso, acaba en una medicaci¨®n constante", a?ade esta especialista.
El alivio puede llegar, por s¨ª solo, si existe una relaci¨®n con el paciente que permita al m¨¦dico ganarse su confianza. Sin embargo, abordar a un enfermo de este tipo y romper el c¨ªrculo en el. que est¨¢ atrapado requiere una cierta tranquilidad que no siempre permite la rutina. "Recetar o pedir pruebas tambi¨¦n forma parte de una estructura social. Ir al m¨¦dico es un poco como ir a El Corte Ingl¨¦s: dif¨ªcilmente se concibe volver con las manos vac¨ªas", argumenta Ingala. "Curiosamente, hay un trastorno cuyo crecimiento estad¨ªstico en nuestros d¨ªas es paralelo al de la hipocondria: la anorexia nerviosa. A ambas se las podr¨ªa catalogar coma enfermedades del consumo".
Dar explicaciones exhaustivas, sentar prohibiciones, recetar medicamentos como placebo o pedir pruebas pensando que as¨ª va a tranquilizarse el paciente es, sin embargo, lo peor que puede hacer el m¨¦dico. "El hipocondriaco necesita a alguien que le d¨¦ la posibilidad de llegar a decir lo que le preocupa en realidad. Alguien que le escuche y que sea capaz de hacerle sentir que ha sido escuchado, porque es m¨¢s importante qui¨¦n te da el calmante que el calmante mismo", explica Ingala. "Al contrario, si le compadecen o se identifican con ¨¦l, sale corriendo", "No se trata de hacer de psic¨®logo", a?ade Giangaspro, "sino de dar la oportunidad a ese paciente de o¨ªrse en voz alta lo que le preocupa en realidad".
Enfrentarse a las demandas
C¨®mo enfrentarse a las demandas del paciente y aprender a discriminar a quien realmente le est¨¢ hablando cuando le habla al m¨¦dico es una de las l¨ªneas en las que trabajan los llamados grupos Balint, creados en los a?os cincuenta por el psiconalista h¨²ngaro Michael Balint. Uno de estos grupos trabaj¨® durante tres a?os en el hospital Doce de Octubre de Madrid, integrado por anestesistas y pediatras y enfermeras, analizando, entre otras cosasm c¨®mo reaccionar ante las protestas del familiar de un enfermo que cree que ha sido mal tratado o c¨®mo discriminar si el paciente est¨¢ realmente enfermo o consulta por otros motivos, como en el caso de los hipocondr¨ªacos. "La idea es traba jar, en grupos integrados por los propios m¨¦dicos, las historias cl¨ªnicas de los pacientes" explica Joaqu¨ªn Caretti, anestesista de este hospital madrile?o y director del Centro de Estudios Balint de Madrid. "Lo que tratamos es de dejar de lado las espectativas ' y los ideales personales respecto del paciente para poder concentrarnos en su singularidad. Esto hace que el m¨¦dico no se sienta cuestionado personalmente ante las dudas del enfermo y pueda realmente escuchar''. Los resultados permiten, por ejemplo, una mejor utilizaci¨®n del tiempo, aunque se disponga de pocos minutos con cada paciente.
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