Juguetes
Los pap¨¢s y las mam¨¢s (y los abuelos y los t¨ªos) de la Villa de Madrid tienen un problema a?adido a la siempre procelosa, inquieta, agobiante y cara compra de juguetes para la festividad de los Reyes Magos: evitar la adquisici¨®n de juguetes sexistas, b¨¦licos y de cuanta especie haya sido anatematizada, por la grey inquisidora del ni?o, su presente y su futuro; sus gustos y aficiones.Juguete sexista es, por ejemplo, una mu?eca, una cocinita, una casita de mu?ecas (s¨®lo si los Reyes Magos se lo van a traer a una ni?a). Juguete b¨¦lico es, por ejemplo, una pistola, un fuerte, una caja de soldaditos (sobre todo si los Reyes Magos se lo van a traer a un ni?o).
Las argumentaciones que fundamentan estas campa?as son directas y pretendidamente incontestables: regalarle una mu?eca y todo lo dem¨¢s a una ni?a es manipular su porvenir, incitarla a asumir en la sociedad una funci¨®n que no la corresponde; regalarle a un ni?o una pistola y todo lo dem¨¢s supone estimular su agresividad, sus bajas pasiones y acabar convirti¨¦ndole en un criminal en potencia.
Ya ser¨¢ menos. Ignora la inquisidora grey que a los ni?os y a las ni?as el juguete en el fondo les importa un bledo. Quiere decirse que s¨ª, lo piden, les alegra tenerlo, juegan con ¨¦l, pero si no lo tuvieran, si los Reyes Magos no les trajeran nada y sus atribulados pap¨¢s tampoco, seguir¨ªan jugando con la imaginaci¨®n, que es lo suyo, Ni?as sin juguete alguno se ha visto que cog¨ªan un le?o, lo envolv¨ªan en un trapo y lo mec¨ªan amorosamente, pues aqu¨¦l era su beb¨¦; ni?os que la emprend¨ªan a tiros con la mano vac¨ªa, pues su creativi dad hab¨ªa puesto en ella un rev¨®lver de cachas nacaradas e inagotable tambor.
Caten los pap¨¢s, los abuelos, los t¨ªos y los Reyes Magos cuya representaci¨®n ostentan que el esp¨ªritu maternal de las ni?as no se lo quitan teor¨ªas, discursos, prohibiciones ni campa?as. Caten los susodichos que tampoco les quitan a los ni?os su fascinaci¨®n por la aventura ni su esp¨ªritu justiciero. Porque cuando las ni?as mecen a uno de esos mu?ecos que anuncian o a un le?o envuelto en un trapo, aportan al juego gran parte de s¨ª mismas. Cuando los ni?os entablan desigual y feroz batalla est¨¢n restableciendo la paz en el mundo.
Merecen una atenci¨®n los juegos que llaman violentos de los ni?os: ellos son los buenos, quienes caen son los malos. Adoptan el papel, de buenos siguiendo el ejemplo establecido por los historiadores, los cuentistas y los peliculeros, por supuesto, y en eso s¨ª que podr¨ªan estar manipulados los ni?os. Uno tiene su experiencia: uno -lo confiesa- acab¨® en su tierna infancia con los comanches (la tribu entera), pero no por racismo o asesina. complacencia sino porque raptaban a la chica, asaeteaban a todos los componentes del S¨¦ptimo de Caballer¨ªa, Errol Flynn incluido, y luego les arrancaban el cuero cabelludo, los muy cabrones.
Un atento observador de los juegos de los ni?os comprobar¨¢ que, si reviven ambientes medievales, se constituyen en arrogantes cruzados y sus enemigos son los sarracenos, infieles y usurpadores de Tierra Santa; si la Segunda Guerra Mundial, forman parte de las tropas aliadas en sus m¨¢s dispares destinos -general en jefe del ej¨¦rcito expedicionario el D¨ªa D, asaltantes de la cota lwo Jima, comando suicida- y sus diab¨®licos contendientes, los nazis, acaban mordiendo el polvo.
Si entran en el mundo del hampa, se designan detectives o polic¨ªan neoyorquinos, y acaban a ti ros con la delincuencia. Los ni?os -otro dato a contemplar- se nos vuelven muy yanquis cuando luchan contra las fuerzas del mal. Es lo que les han contado, sin que nadie (o apenas nadie) se arranque las barbas ni se rasgue las vestiduras por esta arbitraria exclusiva que se han atribuido los norteamericanos en la redenci¨®n de la humanidad.
O sea, que menos lobos.
Peor juguete es el llamado scalextic. Eso s¨ª que tiene peligro. Uno lo pondr¨ªa en primer lugar si hubiera de enumerar una lista de juguetes abominables. Y no por nada, sino porque los ni?os se apasionan con este juego (sin duda apasionante) y de mayores quieren ser concejales. o alcaldes, s¨®lo para llenar de scalextrics la ciudad. Ocurri¨® en Madrid, desamparada villa y corte. Equipos municipales manipulados desde su infancia por el perverso juguetito, construyeron elevados que remedaban la siniestra metr¨®polis -idea de alucinados es critores y urbanistas de los a?os treinta?- y a?adieron cemento, humos, ruido,, oscuridad, a una, ciudad que ya ven¨ªa de suyo haci¨¦ndose oscura, ruidosa, cementosa e irrespirable. No quiere decir uno d¨®nde les meter¨ªa el juguete infernal a esos mun¨ªcipes inmaduros e irresponsables. Si un servidor volviera a ser ni?o, jugar¨ªa a demoler los scalextrics de Madrid mediante fuego cruzado de artiller¨ªa pesada. Felices Pascuas, pr¨®spero a?o nuevo, generosos Reyes y, para el Ayuntamiento, carb¨®n.
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