Comunismo y fin de a?o
Nacimiento en Bel¨¦n. El ni?o en la cuna. Mar¨ªa mira con cari?o y preocupaci¨®n al peque?o Jes¨²s. De pronto se vuelve e interroga a Jos¨¦, que est¨¢ a su lado: "?De verdad crees que si le cambiamos el nombre vamos a impedir que le crucifiquen?". La reflexi¨®n, dibujada, apareci¨® en la revista comunista italiana L'Unit¨¤ hace unos a?os, cuando se discut¨ªa acerca del cambio de nombre del PCI. Viene a cuento ahora, entre nosotros, cuando se trivializa tanto sobre lo que fue y puede ser el viejo comunismo a prop¨®sito del PSUC y del PCE. Dec¨ªa Bertolt Brecht, all¨¢ por los a?os treinta, que el problema del marxismo es la gran cantidad de libros que han sido escritos sobre el tema sin conocimiento de causa y, sobre todo, olvidando la inspiraci¨®n cr¨ªtica de la obra de Karl Marx.Ten¨ªa raz¨®n Brecht.
Ahora, a finales del siglo XX, habr¨ªa que decir que el problema del marxismo en este fin de siglo ha sido en realidad la gran cantidad de adolescentes petulantes que un d¨ªa se llamaron marxistas y que, al hacerse mayores, atribuyeron a Marx las propias tontunas de un d¨ªa. De este modo el pobre Marx ha tenido que cargar, como si fueran cosas propias, con el mayor fardo de bobadas e incoherencias que conoce la historia de la humanidad.
Pero ha habido, en el marxismo, errores y cr¨ªmenes.
Sin duda.
Los errores cometidos por los hombres del siglo XX en nombre del comunismo marxista son muchos. Se han contado tantas veces que el n¨²mero de los recuentos duplica ya el n¨²mero de los errores. Yo mismo los he contado otras veces. Por tanto, no. me detendr¨¦ ahora a contar errores una vez m¨¢s.
Los cr¨ªmenes cometidos por tiranos del siglo XX, desde Stalin a Pol Pot, en nombre del comunismo marxista son tambi¨¦n muchos. Y mucho m¨¢s importantes que los errores pol¨ªticos. Tambi¨¦n ¨¦stos han sido contados muchas veces. Hoy sabemos que las v¨ªctimas del estalinismo en la URSS han sido algo m¨¢s de veinte millones de personas, muchas de ellas comunistas: comunistas cr¨ªticos, disidentes, considerados heterodoxos por un poder que se llamaba a s¨ª mismo comunista. Esto es tremendo, pero hay que decirlo porque es. verdad: el r¨¦gimen estalinista ha sido responsable de la muerte de tantos comunistas y socialistas como el nacionalsocialismo de Hitler. Un discurso sobre el comunismo marxista hoy tiene que empezar por las verdades dif¨ªciles, por las verdades que cuesta aceptar, por las verdades que nos, afectan en el fondo del coraz¨®n.
Por eso, porque sabemos que la historia del comunismo marxista en el siglo XX ha sido una tragedia, de los cr¨ªmenes cometidos en nombre de los grandes ideales conviene no olvidarse nunca si se quiere seguir haciendo pol¨ªtica. El olvido o el ocultamiento de los cr¨ªmenes cometidos en nombre de los grandes ideales, sobre todo cuando estos ideales son los nuestros, convierte la pol¨ªtica en ni?er¨ªa, en fide¨ªsmo o en insulto a los dem¨¢s.
Y hay que salir de eso. Hay que aspirar a un marxismo para adultos, a un marxismo laico. Porque contra lo que cree mucha gente, la pol¨ªtica puede ser una actividad seria y sana. Siempre que se conserven los ideales sin vivir en Babia.
Pero para salir del ¨¢mbito de la pol¨ªtica contada a los ni?os hay que decir tambi¨¦n otra verdad: adem¨¢s del comunismo del poder y de la autoridad ha habido en el siglo XX el comunismo del ideal libertario y de la resistencia. Lo dijo una pobre viejecita del pueblo de Ziug¨¢nov: "Eran honrados y justos. Hicieron algo por nosotros, por nuestra gente". Respeto esta opini¨®n. Tanto o m¨¢s que la opini¨®n de aquellos otros que hoy ironizan sobre las contradicciones del pueblo ruso a la hora de votar. ?Y las nuestras? ?De qu¨¦ re¨ªrnos? ?Votamos nosotros sin contradicci¨®n? ?Sabemos acaso nosotros lo que hubiera sido de nosotros mismos y de nuestros hijos sin el sacrificio de los comunisitas en la ¨¦poca de Mussolini; o en la ¨¦poca de Hitler; o en la ¨¦poca de Salazar y de Franco?
Creo que de la misma manera que el cristianismo no se ha acabado por el hecho de que el general Pinochet liquidara en su nombre la democracia en Chile, ni se ha acabado el liberalismo por el hecho de que tantos liberales hayan asesinado a tantos socialistas desde la Comuna de Par¨ªs, ni se ha acabado el pacifismo por el hecho de que en su nombre hayan sido declaradas la mayor¨ªa de las guerras de los ¨²ltimos tiempos, ni se acabar¨¢ ma?ana, el ecologismo por el hecho de que en su nombre se empiece a manipular conciencias en este fin de siglo, as¨ª tampoco hay que dar por terminada la historia del comunismo marxista por el hecho, indiscutible, de que Stalin y los suyos hayan condenado a la muerte a tantos comunistas como Hitler.
Un mensaje como ¨¦ste pod¨¦is encontrarlo tambi¨¦n, con otro punto de vista, en la reciente pel¨ªcula de Loach Tierra y libertad.
Los pingos almidonados (que colaboran con el poder en la tarea de cambiar el significado de las palabras) suelen afirmar con ¨¦nfasis que la historia ha demostrado el fracaso del socialismo marxista y que, por tanto, ¨¦ste est¨¢. acabado.
Pero con la historia hay que andarse con cuidado.
Hablando con propiedad, que es como hay que intentar hablar, la historia no demuestra nada. Demostrar, demostrar s¨®lo de muestran las matem¨¢ticas y la l¨®gica: las ciencias formales. La historia es otra cosa: unas veces es una madre que trata a todos sus hijos por igual; otras veces una madrastra que hace discriminaciones injustas; y, en ocasiones, es incluso una tierna abuela que da lo mejor de lo que tiene a los reci¨¦n llegados. La historia es, a lo sumo, cuando nos portamos bien, un pariente de la humanidad sugeridor de argumentos plausibles. Nada m¨¢s que eso. Lo cual ya es mucho para los pingos almidonados que un d¨ªa declaran el fin de la historia y al siguiente, con el mismo ¨¦nfasis, el comienzo de la barbarie.
Vayamos, pues, a la historia. En el siglo XVI, entre Fernando Vald¨¦s y sus inquisidores de una parte y los protestantes y calvinistas intolerantes de otra, quemaron y humillaron a tantos cristianos como llegaron a degollar los turcos; y, sin embargo, ah¨ª est¨¢ el cristianismo, tan vivo, en lo que se llama posmodernidad finisecular. Eso s¨ª, est¨¢, ah¨ª, dividido en dos (como lo estaba en el siglo XVI): el cristianismo de la justificaci¨®n y conservaci¨®n de los poderes existentes y el cristianismo de la resistencia en favor de los pobres y deshereda dos; el cristianismo de Wojtyla y el cristianismo de los fil¨®sofos de la liberaci¨®n, de Leonardo Boff, de Gustavo Guti¨¦rrez y de los otros. Y volvamos, desde la historia; al hilo principal para coger al toro comunista por los cuernos y tratar de concluir algo positivo en este punto. El fin de la experiencia denominada "socialismo real" afecta, sin duda, al marxismo. Y afecta tambi¨¦n a la idea de socialismo. ?En qu¨¦ medida? ?En qu¨¦ medida ha quedado afectado el comunismo / socialismo marxista por el fracaso o la derrota de la experiencia sovi¨¦tica?
Contesto. En una medida muy parecida a c¨®mo qued¨® afectado el cristianismo de Jes¨²s de Nazaret desde la fusi¨®n de un cristianismo con el poder de los emperadores, con el abuso de los papas de Roma y con el establecimiento de la Inquisici¨®n. En la misma medida en que qued¨® afectado el ideario liberal europeo por la represi¨®n de las revoluciones obreras de 1848 y 1871, as¨ª como por el doble criterio empleado para juzgar lo que pasaba en las metr¨®polis y lo que ocurr¨ªa en las colonias. En la misma medida, en fin, en que quedo; afectado el gandhismo por la persistencia del hambre entre las gentes y por la represi¨®n violenta de las minor¨ªas en la India. A pesar de los horrores de la Inquisici¨®n, ha seguido habiendo cristianos en Espa?a despu¨¦s de Torquemada y de Fernando Vald¨¦s. A pesar de la represi¨®n de la Commune, ha seguido habiendo liberales en Francia. A pesar de la represi¨®n criminal de los movimientos de liberaci¨®n en la India y en Sur¨¢frica, ha seguido habiendo liberales en el Reino Unido. A pesar del hambre y de la violencia institucional vinculada al apellido Gandhi, ha seguido habiendo gandhianos en todo el mundo.
Por eso, aunque no s¨®lo por eso, supongo yo que algo as¨ª va a ocurrir con el comunismo moderno, con el comunismo marxista; y que hay que prever, por tanto, su resurrecci¨®n para el d¨ªa menos pensado del siglo XXI. Eso era lo que preve¨ªa el fil¨®sofo M¨¢ximo en una vi?eta que apareci¨® en EL PA?S hace unos a?os. Hoy, viendo c¨®mo cristianos prepotentes y liberales fundamentalistas meten una vez m¨¢s la pata sin acertar a sacarla, en Rusia y aqu¨ª, me atrevo a deciros: cualquier d¨ªa de la pr¨®xima d¨¦cada.
Hacen muchos m¨¦ritos para ello.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.