Toro negro de Espa?a
Madrid ha tenido muchas plazas de toros a lo largo de los a?os Las Ventas, el coso de la carretera de Arag¨®n, un redondel al lado de la Puerta de Alcal¨¢, la plaza Mayor y siempre han sido consideradas como las m¨¢s importantes del mundo, debido en gran parte a los conocimientos y exigencias de los aficionados. Sobre todo en materia de toros: en provincias pod¨ªan lidiarse reses sin trap¨ªo, pero en el foro ten¨ªan que evidenciar edad, pitones y casta. Para toreros y ganaderos, Madrid era -sigue si¨¦ndolo, a su manera- la c¨¢tedra.?C¨®mo es el verdadero toro de lidia? ?Era el toro que mataba C¨²chares a mediados del siglo pasado? ?El que quiso imponer Guerrita a finales de esa centuria, un animal menos ofensivo? ?El novillo raqu¨ªtico -aunque todav¨ªa relativamente encastado- y con los cuernos artificialmente manipulados, de la ¨¦poca de Manolete? ?El utrero engordado y con las astas manipuladas -el borrego, seg¨²n el maestro Ca?abate- de la ¨¦poca de El Cordob¨¦s? ?El toro descastado y grande, "ande o no ande", y tambi¨¦n con los pitones tocados de hoy d¨ªa?
Es obvio que el toro de lidia ha cambiado a lo largo de los siglos. Pero nunca nos dimos cuenta de la profundidad del cambio hasta inspeccionar la colecci¨®n de dibujos de toros de Manuel Castellano, en la Biblioteca Nacional, o, mejor dicho, la edici¨®n facs¨ªmil que la Uni¨®n de Bibli¨®filos taurinos public¨® en 1990, obra del infatigable y riguroso escritor e investigador Rafael Cabrera Bonet.
Desde luego, ten¨ªamos noticias de Castellano a trav¨¦s de la Enciclopedia Taurina de Coss¨ªo. Este pintor naci¨® en Madrid en 1826 y pronto se dedic¨®, en un estilo realista y acad¨¦mico, a temas hist¨®ricos. Pero, de los aproximadamente 350 dibujos taurinos de Castellano, Coss¨ªo reproduce muy pocos y ninguno es de un toro bravo. Por eso, contemplar el libro de Cabrera, que re¨²ne los 90 dibujos de toros -la mayor parte retratados en los corrales de la plaza de Madrid durante 1854 y 1855- no s¨®lo fue una grata experiencia educativa , sino algo emocionante.
?Qu¨¦ toros; se?ores! Animales fuertes, musculosos y de buena crianza, con unas cabezas descomunales. ?Qu¨¦ cuernos! Por su trap¨ªo y enorme cornamenta, casi se parecen m¨¢s al uro primitivo que a los toros de hoy. Es una pena que no haya espacio aqu¨ª para reproducir algunos de estos dibujos, ejecutados con l¨¢piz negro la mayor¨ªa llevan el nombre de la res y de la ganader¨ªa, y hacen referencia a su juego en la plaza. Aparte de su valor art¨ªstico y documental, son el recuerdo de algunos encastes y ganader¨ªas que ya no existen.
Ahora bien, como apenas hab¨ªa fotograf¨ªas en Espana en 1854-1855, ?existe la posibilidad de que ¨¦stos dibujos fueran exagerados?
Cabrera cree que no, y esgrime varias razones. En primer lugar, Castellano era un pintor de estilo realista: ?por qu¨¦ iba a cambiar al dibujar toros, por muy taur¨®filo que fuera? En segundo lugar, los dem¨¢s dibujos de la serie (matadores, banderilleros, picadores, hasta estudios detallados de monteras) est¨¢n realizados con una precisi¨®n casi fotogr¨¢fica. De nuevo, ?por que exagerar al dibujar toros? Adem¨¢s, hay alg¨²n que otro dibujo de un toro cornicorto, lo cual resalta a¨²n m¨¢s el impresionante trap¨ªo de la mayor¨ªa.
Por otra parte, seg¨²n la revista especializada de la ¨¦poca El Enano, el trap¨ªo de las reses del a?o 1954 no era exagerado, sino s¨®lo algo mejor de lo que se pod¨ªa esperar debido a la pertinaz sequ¨ªa: ni siquiera llegaban a lo que era normal para la ¨¦poca. Tambi¨¦n es de destacar la enorme afici¨®n de Castellano por la fotograf¨ªa: su colecci¨®n privada -ahora propiedad de la Biblioteca Nacional- era probablemente la m¨¢s importante de su tiempo.
Aparte de bien presentados, ?eran grandes esos corn¨²petas? En aquel entonces no hab¨ªa pesos m¨ªnimos para los toros; se lidiaban o se rechazaban en base a su trap¨ªo y salud. Pero existen fotos de unos anos despu¨¦s donde s¨ª hay puntos de comparaci¨®n (alguna barrera, un pesebre) y los animales son enormes. Finalmente, hay que recordar que el reglamento de 1917 s¨ª exige un peso m¨ªnimo para los toros en plazas de primera categor¨ªa: 550 kilos entre los meses de junio y septiembre. ?Los toros de Castellano iban a ser muy por debajo de estas cifras?
"Estos dibujos reflejan bien a las claras la realidad del ganado que sal¨ªa a las plazas de toros a mediados del pasado siglo", concluye Cabrera.
Es una pena que no hayan visto este libro la mayor parte de los ganaderos actuales. Ganaduros, les llaman a algunos. Compiten en fabricar en serie el llamado toro artista que facilite la faena est¨¢ndar; para venderlo -no tienen reparos en cortarle los cuernos ni engordarle a base de piensos compuestos para disfrazar su falta de aut¨¦ntico trap¨ªo; la evidencia est¨¢ en miles de vulgares fotograf¨ªas. ?De verdad es, ¨¦ste el toro bravo?
Anta?o, los criadores ten¨ªan m¨¢s verg¨¹enza, como dan fe los 90 magistrales dibujos de Castellano.
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