La esfinge escribe su ¨²ltima p¨¢gina para la historia
Claroscuros de un estadista que, entre el c¨¢lculo y la pasi¨®n, enarbol¨® la jefatura moral de Europa
Fran?ois Mitterrand ha ingresado en su amada historia. Nunca hizo el menor gesto pol¨ªtico sin pensar. en c¨®mo le juzgar¨ªa la posteridad, y adapt¨® sus actos a esa perspectiva. Su biograf¨ªa es densa y contradictoria, un claroscuro en el que el hombre Mitterrand -fiel a sus amigos, mujeriego, culto, seductor, herm¨¦tico y rom¨¢ntico- proyecta dos sombras: la del pol¨ªtico tornadizo de la IV Rep¨²blica y la del estadista que ocup¨® durante 14 a?os la presidencia de Francia y la jefatura moral de Europa.Su preocupaci¨®n por el juicio del futuro le impidi¨® ser completamente sincero. Escribi¨® 14 libros y durante sus ¨²ltimos d¨ªas se ocup¨® en la redacci¨®n de unas memorias, pero es muy probable que ni siquiera esa obra. p¨®stuma permita llegar al fondo de Mitterrand.
El hogar en que naci¨®, el 27 de octubre de 1916, imprimi¨® en ¨¦l las caracter¨ªsticas de la burgues¨ªa provinciana francesa. La familia Mitterrand, de Jarnac, se dedicaba al negocio del vinagre en la comarca vin¨ªcola bordelesa. Fran?ois Maurice Marie Mitterrand, quinto de ocho hermanos, se hizo con un lugar destacado en el guirigay fraterno a base de autocontrol y voluntad f¨¦rrea. M¨¢s de medio siglo despu¨¦s esas mismas virtudes le llevaron a la presidencia, bajo el lema La fuerza tranquila.
Los Mitterrand eran gente de orden, cat¨®licos, conservadores y anticomunistas. ?l fue tambi¨¦n, para siempre, anticomunista y, en cierto sentido, conservador. Si ser de izquierdas supone preferir el desorden a la injusticia, ¨¦l no lo fue. Su evoluci¨®n hacia la izquierda fue, como casi todo en su vida, una mezcla de c¨¢lculo y pasi¨®n. Procedi¨® de un an¨¢lisis fr¨ªo del equilibrio pol¨ªtico franc¨¦s: decidi¨® canalizar su enorme ambici¨®n hacia el espacio, que dejaban libre Charles de Gaulle y, despu¨¦s, sus herederos. Su evoluci¨®n estuvo relacionada con el catolicismo social al que adhiri¨® en su juventud. Se dijo agn¨®stico, pero en su obra escrita tard¨ªa se percibe una constante reflexi¨®n sobre Dios.
Las dos influencias
Tras los estudios en una escuela cat¨®lica de Angulema, en 1934 lleg¨® a Par¨ªs para cursar Derecho y Ciencias Pol¨ªticas. Viv¨ªa en la residencia cat¨®lica del 104 de la calle Vaugirard y ah¨ª recibi¨® dos influencias: el ultraderechismo religioso que emerg¨ªa como oposici¨®n al frentepopulismo de izquierda y el krausismo (que en Espa?a inspir¨® la Instituci¨®n Libre de Ense?anza). "Su seguridad en s¨ª mismo y su causticidad atemorizan. No manifiesta jam¨¢s su ira, pero eso no le hace menos atormentado, complejo, contradictorio. Tiene una idea muy alta de su destino y, al mismo tiempo, no se gusta; se encuentra demasiado fr¨ªo, experimenta grandes dificultades para aproximarse a los dem¨¢s", escribi¨® en 1994, sobre el Mitterrand de 1934, Pierre P¨¦an.Mitterrand frecuent¨® los ambientes ultraderechistas y antisemitas. Aquel "error de juventud", en sus palabras ya de anciano, fue algo m¨¢s que un "error". No hubo mancha de antisemitismo ni de simpat¨ªa con el fascismo en su' posterior carrera pol¨ªtica, antes al contrario, pero como converso se esforz¨® por cubrir las dos Francias, la resistente y la colaboracionista, bajo un mismo manto de olvido y reconciliaci¨®n.
Tras ser movilizado en 1938, herido en combate y hecho prisionero en 1940, y huir del campo de concentraci¨®n al tercer intento en 1941, Mitterrand se sum¨® a los colaboracionistas de P¨¦tain. Luego, en 1943, pas¨® a la Resistencia. Fue un t¨ªpico franc¨¦s de la ¨¦poca. Sus problemas de conciencia, su amnesia selectiva, eran los de muchos de sus conciudadanos.
Su aproximaci¨®n a la izquierda se produjo en el campo de concentraci¨®n. No s¨®lo convers¨® con compa?eros socialistas y comunistas, sino que descubri¨® "un modelo de sociedad igualitaria y solidaria" creada bajo la ?presi¨®n de los vigilantes. Otra aproximaci¨®n f¨ªsica a la izquierda se produjo al casarse con una muchacha de 20 a?os y filocomunista, Danielle Gouze, en 1944. Su protagonismo en los d¨ªas de la liberaci¨®n de Par¨ªs, bajo alias como capit¨¢n Morland, y su liderazgo de los prisioneros de guerra, le valieron la amistad de muchos progresistas. A¨²n as¨ª, gan¨® por primera vez un esca?o en 1946 como miembro de una coalici¨®n ultraconservadora. En enero de 1947 se hizo cargo de la primera de las 11 carteras mi nisteriales que le fueron confiadas durante la IV Rep¨²blica. Desde el Ministerio de los Antiguos Combatientes y V¨ªctimas de Guerra se labr¨® un lugar destacado en la nebulosa centrista que orbitaba en tomo al Partido Radical. En esa posici¨®n indefinible permaneci¨® hasta la crisis de Argelia, la ca¨ªda de la IV Rep¨²blica y la segunda llegada al poder del general De Gaulle. Como ministro de Ultra mar se declar¨® colonialista, como titular de Justicia firm¨® penas de muerte, en Interior dirigi¨® la re presi¨®n contra los nacionalistas argelinos. Un cuarto de siglo m¨¢s tarde, ya presidente, pronunci¨® el discurso sobre la intervenci¨®n humanitaria en pa¨ªses extranjeros, aboli¨®la pena capital y abander¨® el anticolonialismo. A finales de los a?os 50, la suerte pareci¨® abandonarle. En 1958 volvi¨® el general De Gaulle. Mitterrand fue uno de los pocos parlamentarios que se negaron a entregarle todo el poder. Vencido y marginado, le hizo una asombrosa profec¨ªa a su ch¨®fer: "Tenemos general para 20 a?os. Despu¨¦s me aliar¨¦ con los comunistas, les reducir¨¦ al 10% y gobernar¨¦ con el centro". Quien hablaba con tal seguridad era un senador de se gunda fila, que al a?o siguiente iba a convertirse en un aut¨¦ntico apestado pol¨ªtico: su coche fue tirotea do cerca del Observatorio de Par¨ªs, pero inmediatamente despu¨¦s se supo que Mitterrand conoc¨ªa de antemano la acci¨®n y que intent¨® aprovecharla para darse publicidad. Ante el desprecio p¨²blico, el hombre fr¨ªo lleg¨® a las l¨¢grimas y pens¨®.incluso en el suicidio.
Si superaba el desastre del Observatorio, podr¨ªa superarlo todo. Y lo consigui¨®. En 1965 fue elegido como candidato ¨²nico de la izquierda por comunistas y socialistas, sin que Mitterrand fuera ni lo uno ni lo otro. "Se hizo con el papel utilizando su extraordinaria capacidad de seducci¨®n personal", escribi¨® Albert Cohen. Mitterrand forz¨® al general a acudir a una segunda vuelta y perdi¨® con un dign¨ªsimo 45% de los votos. La izquierda. tuvo que contar con ¨¦l.
En 1968 era presidente de la Federaci¨®n de la Izquierda y la crisis de mayo le sorprendi¨® tanto como a De Gaulle. Intent¨® aproximarse a los estudiantes y a los huelguistas, pero ¨¦stos prefer¨ªan al l¨ªder socialista Pierre Mend¨¨s-France, paradigma de la ¨¦tica en pol¨ªtica; Mitterrand fue abucheado y guard¨® para siempre un odio feroz hacia los gauchistas.
En la cima socialista
En 1971 dio su c¨¦lebre golpe de mano sobre el Partido Socialista, reci¨¦n creado sobre las cenizas de la Secci¨®n Francesa de la Internacional Obrera (SFIO): en un mismo d¨ªa ingres¨® en el partido y asumi¨® su jefatura. Los a?os siguientes fueron los m¨¢s mundanos de su vida. Encaden¨® las conquistas sentimentales -desde la cantante Dalida hasta Anne Pingeot, la madre de su hija Mazarine- y frecuent¨® todos los cen¨¢culos. Fue. derrotado por Val¨¦ry Giscard d'Estaing en las presidenciales de 1974, pero le gan¨® las siguientes, las de 1981. Mitterrand culmin¨® al fin sus ambiciones presidenciales.Tra¨ªa consigo el Programa Com¨²n de la Izquierda y lo aplic¨® entero. Aboli¨® la pena de muerte y nacionaliz¨® la banca y la gran industria, lo que le cost¨® un choque frontal con los empresarios y una larga crisis del franco. En 1983 se desprendi¨® de sus socios comunistas y gir¨® hacia una pol¨ªtica de rigor neoliberal. "El mitterrandismo nunca fue una ideolog¨ªa, sino un tipo de pragmatismo", coment¨® su viejo amigo Andr¨¦ Rousselet, ex presidente de Canal Plus.
Los dos septenios de Mitterrand dieron prueba de su pragmatismo. Salvo en la construcci¨®n europea, probablemente la ¨²nica ambici¨®n profunda y duradera de su presidencia, Tonton supo acomodarse. Cohabit¨® dos veces con un primer ministro conservador (Jacques Chirac entre 1986 y 1988, Edouard Balladur entre 1993 y 1995), se adapt¨® al liberalismo econ¨®mico imperante en el mundo e incluso en su terreno favorito y constitucionalmente reservado, la diplomacia, supo encajar con flexibilidad dos golpes que no esperaba: la ca¨ªda de Gorbachov como l¨ªder sovi¨¦tico y la unificaci¨®n alemana, que ¨¦l quer¨ªa paulatina y pactada con los socios europeos.
El final de su mandato presidencial fue dram¨¢tico. Aquejado de un c¨¢ncer de pr¨®stata, tuvo que asistir al hundimiento electoral del Partido Socialista, culpado de la corrupci¨®n pol¨ªtico-financiera y del desempleo, en 1993. Ese mismo ano se suicid¨® su ex primer ministro Pierre B¨¦r¨¦govoy, deprimido por las acusaciones de corrupci¨®n. En 1994, y en el mismo palacio del El¨ªseo, se suicid¨® de un tiro en la cabeza Fran?ois de Grossouvre, viejo amigo y colaborador en misiones semisecretas. Los medios de comunicaci¨®n empezaron a investigar el confuso papel de Mitterrand durante la ocupaci¨®n nazi y revelaron la existencia de su hija Mazarine. "Hubo ataques a Fran?ois con los procedimientos m¨¢s viles y en los peores momentos de su enfermedad, dijo su esposa, Danielle. "Fue vergonzoso".
Tras ceder la presidencia a Jaeques Chirac, el pasado 17 de mayo, Mitterrand, se apart¨® de la vida p¨²blica y dedic¨® sus ¨²ltimos meses a su familia y sus amigos.
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