Plaza de San Ildefonso
Los errores y calumnias acumulados por Moncho Alpuente a prop¨®sito de la demolici¨®n del mercado de Olavide (La venganza fascista, EL PA?S, 16 de febrero de 1994) me obligaron entonces a la r¨¦plica para la restituci¨®n de la verdad vulnerada (Plaza de Olavide, EL PA?S, 3 de marzo, de 1994).Ahora, los errores y calumnias de su art¨ªculo sobre la demolicion del mercado de San Ildefonso (Miserias y maravillas, EL PA?S, 7 de enero de 1996) me obligan de nuevo a la r¨¦plica con la misma causa.
Alpuente atribuye la demolici¨®n del mercado de San lldefonso a "un alcalde asilvestrado de aquellos del franquismo... sin m¨¢s raz¨®n que la de buscar clientela para un mercado m¨¢s moderno al otro lado de la calle de Fuencarral, con el consiguiente reparto de. comisiones y cajones, puestos, impuestos, tr¨¢fico de influencias y coimas diversas".
Dado que la demolici¨®n del mercado es del a?o 1970 (Informe econ¨®mico, n¨²mero 55; Delegaci¨®n de Abastos y Mercados del Ayuntamiento de Madrid, 6 de noviembre de 1970), Alpuente califica como "alcalde, asilvestrado de aquellos del franquismo" a Carlos Arias Navarro, marqu¨¦s de Arias Navarro por decisi¨®n del Rey, y, a juicio no s¨®lo m¨ªo, uno de los mejores alcaldes que Madrid ha tenido.
All¨¢ cada cual con sus opini¨®nes; pero los hechos son sagrados y no se pueden tergiversar impunemente. Las razones de la demolici¨®n del mercado de San Ildefonso no fueron las que Al puente asevera de modo tan calumnioso como vago y rid¨ªculo: hablar de b¨²squeda de clientela para un mercado de concesi¨®n administrativa (se supone, el mercado de Barcel¨®) demuestra una flagrante ignorancia de la cuesti¨®n.
La raz¨®n b¨¢sica de la demolici¨®n del mercado de San IIdefonso est¨¢ en el Plan de Alineaciones del Interior (acuerdo del Consejo de Ministros de 30 de septiembre de 1949), que dio lugar: al correspondiente expediente administrativo y al acuerdo plenario de 29- de diciembre de 1965. Este largo proceso, con todos los recursos y garant¨ªas legales, ven¨ªa a reducir el censo que desde 1835 pesaba sobre el espacio p¨²blico de la plazuela de San lldefonso, que como tal figura en el plano de Texeira de 1656.
A las razones legales se a?ad¨ªa una demanda general de saneamiento, 'reiteradamente manifestada en la cr¨ªtica municipal de la ¨¦poca. El mercado, con los
,llamados puestos exteriores, no s¨®lo hab¨ªa anulado las aceras en una zona de tr¨¢nsito dif¨ªcil, sino que estaba conceptuado como uno de los m¨¢s cochambrosos y deficientes en el orden higi¨¦nico-sanitario. (Socavones en un viejo mercado, J. Mu?oz Campos; Pueblo, 10 de febrero de 1956).
El apriorismo y la obsesi¨®n de, Alpuente, que ve corrupciones por doquier, son contumaces, porque hace m¨¢s de diez anos (San Ildefonso; EL PA?S, 23 de diciembre de 1985) ya atribu¨ªa la demolici¨®n del mercado de San Ildefonso a la ambici¨®n de "los especuladores, deseosos de construir en sus solares torres tan orgullosas como vanas" (??). ?Qu¨¦ especulaci¨®n es ¨¦sta que rescata una plazuela hist¨®rica? Otra cosa es que actualmente la plazuela de San lldefonso no sea ajena al mal uso de los espacios p¨²blicos, convertidos, en muchos casos, en' reductos marginales. Pero ¨¦sa es, efectiva y dolorosamente, otra cuesti¨®n.
En definitiva, como ya se puso de manifiesto a prop¨®sito del mercado de San lldefonso, la demolici¨®n del mercado de San Ildefonso, se inscribe en la operaci¨®n de rescate de las plazas p¨²blicas ocupadas, -a partir del siglo XIX, por edificaciones de mercados. Y es en los a?os sesenta cuando aquella operaci¨®n se promueve en el Ayuntamiento de Madrid, seg¨²n la tendencia documentada entusi¨¢sticamente por urbanistas tan notables como Rogers, Sert y Tyrwhitt (El coraz¨®n de la ciudad, Hoepli; Barcelona, 1955).
Como en la anterior ocasi¨®n, me remito a la abundante y cuidadosa documentaci¨®n de aquellas decisiones municipales, que debe obrar en la actual Direcci¨®n de Servicios de Comercio del Ayuntamiento de Madrid, al que tuve el honor de servir en la antigua Delegaci¨®n de Abastos y Mercados.- Cronista oficial de la Villa.
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