El censo electoral incluye 500.000 votantes de m¨¢s por la picaresca municipal
El ¨²ltimo censo ofrece la oportunidad de votar a medio mill¨®n de electores inexistentes. Muchos de ellos existen, pero tienen opci¨®n a votar dos veces al estar inscritos indebidamente en dos municipios distintos, seg¨²n se desprende de contrastar los datos del censo electoral con la evoluci¨®n demogr¨¢fica del pa¨ªs.
Mientras la tendencia demogr¨¢fica muestra un estancamiento de la poblaci¨®n, cuando no un descenso, el censo electoral no para de crecer: 29,6 millones en las generales de 1989, 30,2 en las municipales de 1991, 31 en las generales de 1993, 32 en las ¨²ltimas municipales y 32,449 millones para la cita del pr¨®ximo d¨ªa 3 de marzo."No se corresponde este crecimiento con el balance demogr¨¢fico entre los nacidos durante los a?os 1971, 1972, 1973, 1974 y 1975 con los fallecidos desde 1989 a 1995; la diferencia arroja un mill¨®n de espa?oles en exceso que, a efectos electores, se quedan en torno al medio mill¨®n", advierte un dem¨®grafo, sorprendido por este clavo estad¨ªstico.
La prueba de que el censo de poblaci¨®n, el electoral y los padrones municipales no son coincidentes ni del todo fiables est¨¢ en que el Gobierno ha decidido modificar su sistema de validaci¨®n. Se actualizar¨¢ anualmente, en lugar de cada cinco a?os como hasta ahora.
Todo el procedimiento para implantar el cambio, previsto para iniciarse a partir del d¨ªa 1 de marzo, se ha suspendido y retrasado hasta el mes de mayo, al coincidir con las elecciones generales.
Seg¨²n un delegado provincial del Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE), la renovaci¨®n y actualizaci¨®n del censo "es una gran movida que encuentra muchas dificultades para llevarla a cabo con rigor. El mayor obst¨¢culo estriba en los Ayuntamientos. Muchos de ellos no. est¨¢n preparados t¨¦cnicamente para hacerlo. Les damos algunas ayudas, pero son insuficientes. Se hacen los remolones, bien porque dicen no entender los formularios o porque no les conviene dar de baja a quienes se mueren o emigran a otro municipio".
Esta reticencia tiene, en ocasiones, motivos puramente econ¨®micos. Los Ayuntamientos reciben subvenciones en funci¨®n del n¨²mero de habitantes y los secretarios cobran en la misma proporci¨®n. En las zonas rurales la picaresca tiene aqu¨ª un buen caldo de cultivo.
Alcaldes de peque?as poblaciones de las provincias de ?lava o Granada, por citar algunos ejemplos, confiesan sin rubor su negativa a dar de baja en el padr¨®n municipal a nativos que hace decenas de a?os residen en Madrid o Barcelona.
Fuentes del INE admiten tambi¨¦n su responsabilidad en la falta de eficacia para poner al d¨ªa datos fiables. "Hay que tener en cuenta que la renovaci¨®n es complicada; la gente no siempre est¨¢ en casa cuando se rellena el padr¨®n, se repiten los desplazamientos de los agentes...".
El per¨ªodo m¨¢s duro para los funcionarios del INE es precisamente ¨¦ste, el que coincide con el plazo de admisi¨®n de reclamaciones del censo electoral. "Nos llegan multitud y las enviamos a Madrid, donde me consta que reciben montones. No dan abasto. Este proceso podremos efectuarlo nosotros, autom¨¢ticamente, cuando apliquemos los sistemas inform¨¢ticos que est¨¢bamos a punto de estrenar antes de que se convocaran las elecciones", afirma un delegado provincial del INE que prefiere no ver publicado su nombre.
Los errores del censo propician el fraude electoral. Hay votantes doblemente inscritos, que pueden votar por correo en una circunscripci¨®n y hacerlo en persona en otra poblaci¨®n.
La desviaci¨®n entre los electores reales y los inscritos altera las prospecciones, seg¨²n denuncian los expertos que realizan las encuestas de proyecci¨®n de voto. "El exceso del n¨²mero de censados sobre los votos reales arroja un porcentaje de abstenci¨®n del 3% que resulta ser falso", afirma una analista electoral.
A primera vista, los mecanismos de altas y bajas censales y el control de las migraciones son simples, pero de hecho arrojan cifras trufadas. "La log¨ªstica y el procedimiento de control sobre la veracidad de los datos son a todas luces insuficientes y poco eficaces", concluye el dem¨®grafo, que, avisado, despreciar¨¢ un 3% del porcentaje de abstenci¨®n que ofrezca el escrutinio.
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