Unos timadores 'asaltan' con un truco ins¨®lito al Central Hispano
Fue un golpe maestro del manual canalla. Sin pegar un tiro, sin amenazar a nadie, sin tan si quiera mostrar el rostro. Les bast¨® un tel¨¦fono, dos buenas falsificaclones y mucha labia para burlar el blindaje bancario..Una banda de expertos timadores, que la polic¨ªa a¨²n no ha sido capaz de apresar, rob¨®, a finales del a?o pasado, al Banco Central Hispano 21 millones de pesetas con el truco del cheque bancario, el m¨¢s dif¨ªcil de todos los timos. La estafa, tan perfecta que a¨²n puede dar lugar a otro zarpazo de 50 millones, ha puesto en alerta a todas las entidades bancarias. La primera l¨ªnea del incruento asalto al Central Hispano se escribi¨® el viernes 22 de diciembre en la sucursal de la madrile?a calle de Serrano, n¨²mero 47. Aquel d¨ªa, ¨²ltimo laborable antes de Nochebuena, un miembro de la banda marc¨® el n¨²mero telef¨®nico de la entidad. No se trataba de una llamada balad¨ª. Los delincuentes hab¨ªan recabado la suficiente informaci¨®n -en ese trabajo preparatorio reside la clave de la estafa- para saber que la constructora Ferrovial, uno de los mejores clientes del banco, dispone de dos cuentas millonarias en esa sucursal.
Tambi¨¦n ten¨ªan conocimiento, siempre seg¨²n fuentes cercanas al caso, de los nombres y usos de la entidad, especialmente del trasiego de mensajeros con Ferrovial. Los timadores actuaron en consecuencia.
El estafador impost¨® la voz y se hizo pasar por un responsable de Ferrovial. Comunic¨® sin titubeos que iba a mandar un mensajero con una carta orden de su empresa. En el documento se solicitaba la expedici¨®n de tres cheques del propio banco. El primero, de seis millones de pesetas, deb¨ªa, ser librado al portador y sin cruzar -petici¨®n extraordinaria en la pr¨¢ctica bancaria-; el segundo, de 15 millo?es, a . nombre del estadounidense Richard H. F., de 53 a?os, y el tercero, de 50 millones, a favor de Renfe.
PASA A LA P?GINA 3
Los timadores utilizaron a un extranjero para que diese la cara y cobrase el dinero
1El mensajero, empapado por la lluvia, entr¨® puntual en la entidad. Como en otras empresas, el ¨²ltimo d¨ªa de trabajo antes de Navidad era motivo de alegr¨ªa. En la oficina se respairaba un ambiente m¨¢s relajado que otros d¨ªas. El mensajero, sin saber que era una punta de lanza de los estafadores, entreg¨® la carta orden. Se trataba -siempre seg¨²n fuentes cercanas al caso- de una falsificaci¨®n casi perfecta, obra de uno de los ¨²ltimos pendolistas que se mueven por Madrid.
Tras dar el visto bueno a la carta orden, la sucursal bancaria expidi¨® los tres cheques, por un valor total de 71 millones de pesetas. Un segundo mensajero los recogi¨® y condujo hasta los estafadores (el recorrido a¨²n es objeto de investigaci¨®n). La banda no perdi¨® el tiempo. Un gallo (timador que da la cara) cobr¨® aquella misma ma?ana el cheque al portador. Lo hizo en la oficina del Central Hispano de la plaza de Canalejas, n¨²mero 1. Se trataba de otra elecci¨®n meditada. Dicha sucursal almacena enormes cantidades de dinero en met¨¢lico. Esto daba a los estafadores la seguridad de que no les iba a surgir ning¨²n problema de liquidez bancaria, circunstancia que hubiese podido retrasar o incluso poner en peligro el cobro del cheque. Acertaron. La sucursal de Canalejas se limit¨® a llamar a la oficina de Serrano para confirmar la firma. Todo correcto.
El segundo paso de los estafadores entra?aba mayor dificultad. Se trataba de cobrar el cheque de 16 millones de pesetas, expedido a nombre del estadounidense Richard H. F. Este hombre, que hasta la fecha ha sido el ¨²nico detenido, declar¨® que fue captado a trav¨¦s de un anuncio en la publicaci¨®n Segunda mano, siempre seg¨²n fuentes cercanas al caso.
Hombre de paja
La entrevista se celebr¨® en un hotel de la capital. Su trabajo, a tenor de sus declaraciones, consist¨ªa en cobrar dinero para la empresa que le empleaba. De confirmarse esta versi¨®n, Richard habr¨ªa sido captado antes del 22 de diciembre y se le habr¨ªa utilizado para no quemar a nadie de la banda en una operaci¨®n en la que era ineludible facilitar al banco una identidad fiable.
El estadounidense se present¨® en la sucursal del Central Hispano de la calle de Alcal¨¢, 49 -otra entidad sin problemas de liquidez-, sobre las diez de la ma?ana del 26 de diciembre, es decir, cuatro d¨ªas despu¨¦s de la primera estafa. Richard entreg¨®, adem¨¢s del cheque a su nombre, un documento que le acreditaba como empleado de la empresa Central de Capitales Diversificados, con poderes notariales para efectuar pagos y cobros a nombre de la citada firma. Otra vez, una falsificaci¨®n.
El objetivo de este falso certificado era dotar a Richard de alguna credencial financiera que respaldase su petici¨®n de cobro. La a?agaza result¨®. Y 16 millones de pesetas de las cuentas de Ferrovial pasaron a manos del estadounidense, y de ¨¦ste, a la banda de timadores, que levant¨® el vuelo.
La estafa, siempre seg¨²n las citadas fuentes, fue descubierta el mismo 26 de diciembre por Ferrovial. S¨®lo entonces saltaron las alarmas bancarias. El peligro -que a¨²n no se da por conjurado- reside en que los estafadores pretendan cobrar el tercer cheque, de 50 millones de pesetas, con alg¨²n nuevo truco.
Fuentes cercanas al caso dudan, sin embargo, de que los timadores completen el golpe. Por el contrario, consideran que el no cobrar este cheque forma parte de la estafa, puesto que les ha ayudado a desviar la atenci¨®n sobre los otros dos, de menor cuant¨ªa.
La polic¨ªa revisa sus archivos en busca de los autores de la estafa. De hecho, la sucursal de la calle de Serrano, 47, ya fue objeto de un intento de timo en agosto de 1994.
Enredo en la oficina
En dicha ocasi¨®n se trat¨® de una versi¨®n compleja -con cuentas falsas y suplantaciones de identidad- de la modalidad basada en la orden de transferencia. De gallo actu¨® Antonio Cama?o Sanz, alias El Madriles, de 45 a?os y 73 antecedentes. El enga?o, un enredo en clave futbol¨ªstico-empresarial, le vino grande y fue detenido en el momento cumbre: el instante en que iba a cobrar. Qued¨® as¨ª desabaratado el siguiente argumento: el magnate de los seguros Publio Cord¨®n retiraba del banco 100 millones de pesetas para pagar el traspaso al Real Zaragoza de Mart¨ªn V¨¢zquez, del Real Madrid.
Pese a esta captura, la polic¨ªa no ha llegado a detener a¨²n a los cerebros de la fracasada estafa, que ahora puedan haber utilizado su informaci¨®n sobre la sucursal para urdir la nueva trama.
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