Los expertos minimizan los nuevos riesgos de la 'pildora'
La polvareda levantada por las informaciones sobre los riesgos de los anticonceptivos ha sumido en la penumbra a sus efectos terap¨¦uticos. Uno de los m¨¢s conocidos es su capacidad para controlar desarreglos hormonales como el hirsutismo, irregularidades menstruales y acn¨¦. A largo plazo, muestran virtudes preventivas: su consumo previene el riesgo de c¨¢ncer de ovario o de ¨²tero un 40%, de fibromiomas uterinos en 17% por cada cinco a?os de uso, la propensi¨®n a los quistes ov¨¢ricos funcionales baja en 78 y 49%, seg¨²n el tipo de quiste; y la enfermedad benigna de mama en 40%. Asimismo su uso reduce a la mitad el riesgo de padecer enfermedad inflamatoria p¨¦lvica (causada por infecciones bacterianas de transmisi¨®n sexual), e id¨¦ntica reducci¨®n se observa respecto al riesgo de padecer anemia por deficiencia en hierro. Cabr¨ªa agregar, si se confirman los datos de Spitzer, la pirotecci¨®n frente al infarto de m¨ªocardio.
A la p¨ªldora anticonceptiva la mala fama la persigue. Una y otra vez se le han atribuido diversos efectos perniciosos, algunos de ellos desmentidos, otros confirmados y muchos que permanecen controvertidos por la investigaci¨®n. En concreto, se sabe que su uso plantea riesgos de problemas cardiovasculares, pero no hay un consenso generalizado en que aumente -y en qu¨¦ grado- el riesgo de desarrollar c¨¢ncer de mama y de h¨ªgado a largo plazo.Desde hace unos a?os la p¨ªldora ha vuelto a la picota. La publicaci¨®n en octubre de los primeros datos de un estudio sugiriendo un mayor riesgo de trombosis en las usuarias de los anticonceptivos de tercera generaci¨®n (comercializados en Espa?a) suscit¨® una pol¨¦mica que las investigaciones posteriores no dejan de alimentar. En diciembre un equipo cient¨ªfico holand¨¦s confirm¨® que ese riesgo era el doble de lo que se estimaba anteriormente. Otro estudio de la Universidad de Boston lleg¨® a conclusiones similares. A la vista de ello las autoridades brit¨¢nicas y alemanas retiraron del mercado las p¨ªldoras incriminadas. Para valorar los datos, la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) convoc¨® un panel de expertos, que validaron los resultados.
En enero, los datos finales del trabajo de Walter Spitzer, responsable de la controversia desatada en octubre, se publicaron en la revista The Lancet, concluyendo que el riesgo de sufrir una tromboembolia es 1,5 veces mayor con las pastillas de tercera generaci¨®n respecto a los anticonceptivos orales m¨¢s antiguos. M¨¢s inesperadas resultan, en cambio, las conclusiones de otro estudio del mismo Spitzer, que sostiene que dichos f¨¢rmacos pueden tener un efecto preventivo del infarto de miocardio.
Qu¨¦ queda en limpio de los nuevos pros y contras se convierte en uno de los interrogantes importantes para las alrededor de 200.000 espa?olas que toman regularmente anticonceptivos, tanto como determinar si sus beneficios superan las desventajas y, sobre todo, ?cu¨¢l es el perfil de la mujer que puede tomar la p¨ªldora y cu¨¢l el de la que debe abstenerse?El peligro anunciado por los cient¨ªficos consiste en que los anticonceptivos estimulen la formaci¨®n de un trombo (un co¨¢gulo sangu¨ªneo en el interior de un vaso) que obstruya un vaso o vena con consecuencias fatales. Neil Poulter, experto en cardiolog¨ªa del University College de Londres y asesor de la OMS, estima que eso se traduce en la posibilidad de una muerte por cada mill¨®n de usuarias al a?o, lo que sigue siendo un riesgo muy peque?o". Y agrega que esta posibilidad debe sopesarse contra el hecho de que las p¨ªldoras de tercera generaci¨®n controlan mejor el colesterol y la tensi¨®n arterial, disminuyendo el riesgo de accidente cerebrovascular de las p¨ªldoras anteriores.Los problemas con los efectos adversos no representan una novedad en la historia de los anticonceptivos orales. Producidas con estr¨®genos y gest¨¢genos sint¨¦ticos -las hormonas que regulan el ciclo reproductivo de la mujer-, desde un inicio las p¨ªldoras mostraron una gran eficacia en evitar los embarazos al precio de aumento de peso, fatiga, hipertensi¨®n o efectos mascul¨ªnizantes. Para minimizar estos efectos salieron las p¨ªldoras de segunda y tercera generaci¨®n, con menores dosis de estr¨®genos, que han subsanado parte de aquellos trastornos pero han aparejado nuevos riesgos.
Lo perjudicial del estr¨®geno pasa por su acci¨®n coagulante, que propicia la formaci¨®n de trombos. Si la consumidora de la p¨ªldora adem¨¢s fuma asiduamente, resulta un c¨®ctel explosivo, puesto que la interacci¨®n entre el estr¨®geno y las lesiones vasculares que induce el tabaco multiplica por 10 las posibilidades de un infarto de miocardio. Tambi¨¦n se corre peligro con antecedentes de problemas circulatorios.
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