Francia y la reforma de la OTAN
UN D?A antes de la apertura en M¨²nich de la 33? Conferencia de Pol¨ªtica de Seguridad, Jacques Chirac y Bill Clinton coincid¨ªan, en un encuentro celebrado en Washington, en la idea gen¨¦rica de que la OTAN necesita reformas. Pero, mientras Clinton se limit¨® a citar la incorporaci¨®n de nuevos miembros, Chirac propuso la firma de una nueva carta transatl¨¢ntica en la que se recojan las nuevas tareas de la Alianza tras el final de la guerra fr¨ªa, y defendi¨® un nuevo modelo de trabajo basado en dos pilares situados en pie de igualdad, el norteamericano y el europeo.En la pr¨¢ctica, la OTAN ya ha incorporado muchas de las novedades de los tiempos, pero no lo ha hecho todav¨ªa en el terreno de los principios y la organizaci¨®n. Entre las novedades figuran el regreso de Francia a la estructura militar, la ampliaci¨®n de hecho que supone la incorporaci¨®n de Alemania Oriental y el que la primera operaci¨®n real de su historia tenga lugar en Bosnia, fuera de sus fronteras. Parece, pues, llegado el momento de no seguir dej¨¢ndose arrastrar por los acontecimientos.
Chirac ha abandonado la pol¨ªtica que, en 1966, estableci¨® De Gaulle al decidir la retirada de su pa¨ªs de todos los organismos de la estructura militar de la Alianza. Aunque el regreso franc¨¦s no sea todav¨ªa completo, Francia ha decidido que su ministro de Defensa y su jefe de Estado Mayor participen en las reuniones de la OTAN, que sus oficiales trabajen con el cuartel general de la Alianza y que sus soldados act¨²en en Bosnia en el marco de la Alianza.
Cuando De Gaulle sac¨® a Francia del mando militar integrado de la Alianza, quer¨ªa evitar que su pa¨ªs se viera arrastrado por Estados Unidos a una guerra con la URSS. Ese peligro ya no existe, y, en cambio, parece evidente que la OTAN va a tener que intervenir como fuerza (le pacificaci¨®n en pa¨ªses ajenos a la Alianza. El razonamiento de Chirac es que ser¨ªa absurdo que los soldados franceses actuaran sobre el terreno bajo mando aliado mientras su ministro de Defensa y su jefe de Estado Mayor no participan en la toma de decisiones en el seno de las instancias de la Alianza. Argumenta tambi¨¦n que Estados Unidos ha comenzado un repliegue estrat¨¦gico y que, en el futuro, su implicaci¨®n en los problemas de la seguridad en Europa no ser¨¢ autom¨¢tica. Si se ha visto obligado a asumir el liderazgo diplom¨¢tico y militar en Bosnia ha sido a causa del fracaso europeo durante tres a?os.
Ante esa situaci¨®n, Chirac piensa que la puesta en pie de un pilar europeo de la OTAN capaz de actuar con o sin los norteamericanos se ha convertido en un imperativo, y que la hasta ahora fantasmal Uni¨®n Europea Occidental (UEO) podr¨ªa ser su. base. Es una propuesta a la que no deber¨ªan ser insensibles Estados Unidos y sus amigos brit¨¢nicos, que durante a?os han sostenido que la UEO no deber¨ªa ser una alternativa a la OTAN, sino un veh¨ªculo para peque?as operaciones militares en las que Washington no deseara participar.
Pero la contrapartida francesa a los pasos dados en la direcci¨®n de una mayor solidaridad con sus aliados ha sido garantizar la credibilidad de su force de frappe con el ¨²ltimo programa de pruebas nucleares. Ello resta solvencia a su propuesta y prueba la complejidad de la necesaria reforma de la Alianza, que tendr¨¢ que tener en cuenta los intereses nacionales, los del conjunto europeo y los de Estados Unidos.
Ampliaci¨®n al Este y redefinici¨®n de objetivos de la OTAN han sido los puntos centrales de la Conferencia de Seguridad de M¨²nich. Fue sobre todo Helmut Kohl quien insisti¨® en la necesidad de tomar en Consideraci¨®n el componente psicol¨®gico de las preocupaciones de Rusia (y Ucrania) ante la ampliaci¨®n. Son recelos que tienen una base hist¨®rica, como record¨® el viceministro ruso Kokoshin, que denunci¨® la falta de. corresponden cia occidental a la disoluci¨®n del Pacto de Varsovia y la ampliaci¨®n de las fronteras de la Alianza, con la unificaci¨®n alemana, hasta las orillas del Oder.
Pero tales recelos no pueden justificar una especie de derecho de veto ruso a la libre integraci¨®n en la OTAN de pa¨ªses de tradici¨®n occidental y con aspiraciones a formar parte en el futuro de la Uni¨®n Europea como la Rep¨²blica Checa, Hungr¨ªa o Polonia. La admisi¨®n de Rusia en el Consejo de Europa y tal vez en el futuro su incorporaci¨®n al G-7 (grupo de los pa¨ªses m¨¢s industrializados), planteada por Kohl, son elementos que seguramente contribuir¨¢n a reducir esa desconfianza de Mosc¨² en un momento en que la nostalgia del poder sovi¨¦tico se combina con la subida de la fiebre nacionalista. En todo caso, lo fundamental es establecer el m¨¢ximo posible de terrenos de cooperaci¨®n, incluyendo el militar.
En ese sentido, la misi¨®n internacional en Bosnia ser¨¢ probablemente decisiva para comprobar las posibilidades reales de colaboraci¨®n entre la OTAN, los pa¨ªses que aspiran a integrarse en ella y aquellos que, como Rusia, no se lo plantean.
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