El error belga

EL CONSEJO de Estado belga suspendi¨® ayer la extradici¨®n de dos presuntos terroristas de ETA solicitada por Espa?a. La decisi¨®n es en s¨ª misma grav¨ªsima, pero lo son a¨²n m¨¢s las razones que han llevado al Consejo de Estado belga a adoptarla. Para el Tribunal Supremo Administrativo belga, colaborar con ETA dando cobertura y transporte a uno de sus comandos asesinos no se contempla como delito en el Convenio Europeo contra el Terrorismo.La reacci¨®n del Gobierno espa?ol ha sido inmediata y contundente. Desde Rabat, donde se encuentra acompa?ando al presidente Gonz¨¢lez, el ministro de Justicia e Interior, Juan Alberto Belloch, anunci¨® la suspensi¨®n de la cooperaci¨®n jur¨ªdica entre B¨¦lgica y Espa?a. Es una respuesta coherente y proporcional a una decisi¨®n, la del Consejo de Estado belga, que supone un atentado en toda regla al principio de cooperaci¨®n judicial que debe regir las relaciones de pa¨ªses socios de la Uni¨®n Europea. No tiene sentido seguir como si no pasara nada cuando es tan evidente la divergencia en la interpretaci¨®n de normas y principios jur¨ªdicos que comprometen a ambos pa¨ªses.

En cualquier caso, es de justicia resaltar la diferente actitud que ha tenido el Gobierno belga. La detenci¨®n por la polic¨ªa de los dos activistas de ETA en 1993 posibilit¨® la posterior solicitud de su extradici¨®n por Espa?a, acus¨¢ndoles de haber dado cobertura al comando Vizcaya de la organizaci¨®n terrorista, que asesin¨® a un polic¨ªa en 1992 y cometi¨® otro intento frustrado de asesin¨¢to. A ra¨ªz de la detenci¨®n, ya se produjo un primer contencioso entre Espa?a y B¨¦lgica al solicitar dichos activistas asilo pol¨ªtico. Y ahora se produce otro con motivo de su extradici¨®n. Lo cual pone en evidencia, por parte de los tribunales belgas, un desfase preocupante en la interpretaci¨®n de normativas comunes a todos los pa¨ªses de la UE. Lo es la Convenci¨®n Europea contra el Terrorismo y lo es tambi¨¦n el Convenio Europeo de Extradici¨®n. No tiene sentido reconocer que todos y cada uno de los pa¨ªses socios de la UE garantizan el pleno ejercicio de los derechos de actuaci¨®n pol¨ªtica pac¨ªfica y admitir a la vez la posibilidad de conceder asilo pol¨ªtico a los ciudadanos prodedentes de alguno de ellos. Y lo tiene a¨²n menos admitir que en todos ellos existen plenas libertades democr¨¢ticas y negar a continuaci¨®n la entrega de alguien del que se sospecha fundamentadamente que ha atentado contra ellas. La raz¨®n alegada, sin duda de buena fe, por el Gobierno belga para explicar la incomprensible decisi¨®n del Consejo de Estado de su pa¨ªs no es convincente. Se g¨²n el Gobierno, la solicitud de extradici¨®n espa?ola habr¨ªa olvidado la circunstancia de que, gracias a la cobertura dada por los dos activistas al comando Vizcaya de ETA, se hab¨ªan cometido dos asesinatos, uno de ellos frustrado. Pues, aunque fuera as¨ª, no se justifica que se considere pol¨ªtico y no terrorista un delito de colaboraci¨®n con ETA. En cualquier caso, es inconcebible que entre dos pa¨ªses miembros de la UE se den tales discrepancias. Espa?a y B¨¦lgica est¨¢n obligadas a solucionar inmediatamente este conflicto.