Verde es la duda
Cuando el sol cae y se echa por encima la s¨¢bana del oc¨¦ano, lo ¨²ltimo que nos env¨ªa en directo es, el famoso rayo verde. Un glauco destello, hermos¨ªsimo y Fugaz, que seg¨²n antiguas creencias concede la clarividencia a quien lo contempla. As¨ª parece estar apag¨¢ndose tambi¨¦n el PSOE, tal vez s¨®lo Gonz¨¢lez. El caso es que han lanzado un chisporroteo de ecol¨®gicas promesas que tal vez concedan algo de sosiego a la noche en la que se adentran. Con todo, seguir¨¢ sin entenderse que los Gobiernos pasados hayan despilfarrado nuestro tiempo y nuestro espacio sin darle alguna oportunidad firme a un futuro no desmantelable por el pr¨®ximo presente. Salimos de un periodo en el que s¨®lo Cristina Narbona y parte de su equipo, contra asfalto, y cemento, han logrado la m¨¢s coherente aproximaci¨®n a la seriedad en las propuestas de gesti¨®n ambiental, que luego tan parcamente, tan descuidadamente, han sido llevadas a la ejecuci¨®n por las comunidades aut¨®nomas y olvidadas por las nueve d¨¦cimas partes de su propio ministerio y ministro.
El caso es que nos hemos quedado entre perplejos y expectantes cuando ha saltado a la opini¨®n que una de las ideas-fuerza de la campa?a electoral socialista sea precisamente la protecci¨®n de la naturaleza. Aunque cabe pensar que en ello no hay mucho m¨¢s que un gesto est¨¦tico en la despedida, el citado destello precrepuscular, dadas las siete mil oportunidades perdidas en los 13 ¨²ltimos a?os.
Ahora lo tenemos todo pre?ado de promesas. Unas pocas se refieren a lo m¨¢s com¨²n, es decir, a lo que permite vivir sin distingos, a todos y al derredor. L¨¢stima que todav¨ªa no se entienda ni se act¨²e en el sentido de que lo ecol¨®gico es lo que conecta todo con todo. Que es lenguaje, un modo de aproximarnos a la comunicaci¨®n. Que lo impregna y explica todo. Aun as¨ª, con ser todav¨ªa un g¨¦nero menor, lo ambiental resulta cada d¨ªa m¨¢s atractivo en la oferta electoral. Incluso que se esgriman -repasemos anteriores convocatorias- las mejoras en pol¨ªtica ecol¨®gica como uno de los lados m¨¢s diferenciadores de los programas, anima a pesar de su corta relevancia. Luego casi todos se despe?an por el precipicio de la indiferencia. Pero dentro del ramo de pinceladas verdes con que suelen obsequiamos en estos d¨ªas tampoco escasean, como no lo hicieron en el 82, las promesas de los aspirantes al t¨ªtulo. Hasta se atreven con un lema que conviene ayudar a comprender. Me refiero a "lo verde es popular". Ojal¨¢, pero no por lo hasta ahora exhibido y acreditado. Poco avalan los antecedentes a esta publicidad. Cuesta creer que. un partido que ha hecho desaparecer las consejer¨ªas de medio ambiente -es decir, los ministerios auton¨®micos- de varias regiones donde alcanz¨® el poder recientemente; vaya a crear ese superorganismo a escala estatal. Cuesta creer que los oponentes a algunos parques nacionales de reciente creaci¨®n, hagan mucho por la naturaleza. Cuesta m¨¢s a¨²n imaginar siquiera que los que detestan la ley de aguas o de costas, las m¨¢s progresistas y ambientales que existen, vayan a respetar los fr¨¢giles ambientes lagunares y costeros, a frenar el desbocado urbanismo o el consumo de agua. Poco dice la reciente decisi¨®n de Ruiz-Gallard¨®n de bajar el precio del agua a los m¨¢ximos consumidores de la misma. Acto. injusto, para lo popular y para lo natural. Y as¨ª.
Es m¨¢s, nada menos cercano al hiperliberalismo que viene que lo verde. Porque si en tan desmayado color hay que situar al pensamiento ecol¨®gico, recordemos, como resumen, que ¨¦ste es una colecci¨®n de propuesta! que pretenden incluir a todo lo viviente, sin horizontes nacionales ni temporales. Que d¨¦ oportunidades a todo y a todos. Es un mirar y sentir panor¨¢mico, descentrado, no competitivo, centr¨ªfugo, solidario y pacifista. Lo ¨²nico y lo ¨²ltimo que cuestiona un modelo, por completo triunfante, que se basa en la exclusi¨®n de lo m¨¢s vasto y precisamente de lo m¨¢s popular. Por eso no es de recibo el acu?ado lema de los centristas conversos. Aqu¨ª y ahora lo ¨²nico realmente verde son las dudas.
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