M¨²gica, enterrado al grito de ?viva la libertad!

El socialismo espa?ol, con Felipe Gonz¨¢lez a la cabeza; el l¨ªder del primer partido de la oposici¨®n, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, y los presidentes de buena parte de las comunidades aut¨®nomas se reunieron ayer en San Sebasti¨¢n para tributar su adi¨®s al dirigente socialista vasco Fernando M¨²gica Herzog, de 62 a?os, asesinado por ETA de un tiro en la nuca, y reafirmar su compromiso en la lucha contra la banda armada. A las 18.30, desafiando el vendaval y la intensa lluvia, varios miles de personas recorrieron la ciudad en una manifiestaci¨®n silenciosa camino de la iglesia en la que se oficiaron los funerales. En las primeras filas, junto a los familiares de M¨²gica, el ministro Juan Alberto Belloch; el lehendakari, Jos¨¦ Antonio Ardanza; el presidente del PP vasco, Jaime Mayor Oreja, y el n¨²mero dos del PSOE, Alfonso Guerra. Acababan de enterrar a Fernando M¨²gica al grito de ?viva la libertad!

Felipe Gonz¨¢lez se hab¨ªa sumado a media tarde al cortejo de cientos de personas, militantes, amigos, conocidos, dirigentes del resto de los partidos, que a lo largo del d¨ªa desfilaron incesantemente ante el f¨¦retro de Fernando M¨²gica, en la Casa del Pueblo de San Sebasti¨¢n. Tras su llegada, a las cinco de la tarde, con M¨¢s de media hora de retraso debido al fuerte temporal que se, abati¨® sobre la ciudad, el presidente del Gobierno, acompa?ado por su mujer, Carmen Romero, y de varios ministros y miembros de la ejecutiva federal, entre ellos Alfonso Guerra, medit¨® un minuto ante el cad¨¢ver del dirigente socialista vasco en una escena id¨¦ntica a la ofrecida por la ma?ana por Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. Al entierro, en el cementerio donostiarra de Polloe, iniciado a las cinco y media, se sumaron los ex ministros de Interior Mart¨ªn Villa, Jos¨¦ Luis Corcuera, Antoni Asunci¨®n y Jos¨¦ Barrionuevo, este ¨²ltimo largamente ovacionado por los militantes socialistas, as¨ª como el presidente de la Comunidad de Madrid, Alberto Ruiz Gallard¨®n; y los l¨ªderes del PNV, Xabier Arzalluz, y de EA, Carlos Garaikoetxea.

Fernando M¨²gica, Poto, de 62 a?os, qued¨® sepultado por una inmensa monta?a de coronas de flores y fue despedido con un grito al viento de "?Viva la libertad! " pronunciado por el presidente del PSOE, Ram¨®n Rubial. Una granizada recibi¨® a la comitiva compuesta por un millar largo de personas, que aguantaron estoicamente las inclemencias del tiempo durante la media hora que dur¨® la ceremonia.

"Pandilla de asesinos"

El f¨¦retro, portado por varios dirigentes de la agrupaci¨®n socialista local, fue introducido en el pante¨®n despu¨¦s de que un sacerdote rezara un padrenuestro. Ram¨®n Rubial tom¨® la palabra para reiterar la apuesta de los socialista por la democracia y por las libertades. Su intervenci¨®n fue la de una persona que piensa que en Euskadi a¨²n queda mucho por hacer y que todo el mundo debe arrimar el hombro para frenar a los violentos. Con un tono apesadumbrado indic¨®: "Vamos a evitar entre todos que esta pandilla de asesinos acabe no s¨®lo con la vida de las personas, sino tambi¨¦n con la democracia y la libertad".

Los aplausos despidieron a la ¨²ltima v¨ªctima de ETA. Una interminable hilera de militantes con coronas flanque¨® la salida de las autoridades y de las principales figuras del socialismo espa?ol, encabezadas por su secretario general, Felipe Gonz¨¢lez; por Alfonso Guerra, y por el presidente de los socialistas vascos, Txiki Benegas. Los brazos de los militantes de base se extend¨ªan a ambos lados para saludar a sus l¨ªderes y a los familiares de M¨²gica. "Dadles fuerte a esos cabrones", gritaba una mujer entrada en a?os a un Alfonso Guerra que asent¨ªa con la cabeza.

Toda la plana mayor del Ministerio de Justicia, con Juan Alberto Belloch y la secretaria de Estado Mar¨ªa Teresa Fern¨¢ndez de la Vega, escuch¨® en Polloe gritos aislados que exig¨ªan una mayor contundencia contra ETA.

Al final de la comitiva, el ex ministro de Interior Jos¨¦ Barrionuevo cuidaba de B¨¢rbara D¨¹rkof, la viuda del otro dirigente socialista vasco asesinado por el terrorismo, Enrique Casas. B¨¢rbara D¨¹rkof reiter¨® el mensaje de Rubial e indic¨®: "Calma y tranquilidad, hay que seguir luchando por la libertad entre todos".

El funeral, celebrado en la iglesia de la Sagrada Familia, en el barrio donostiarra de Amara, no fue oficiado por el arzobispo de San Sebasti¨¢n, Jos¨¦ Mar¨ªa Seti¨¦n, ya que la familia de Fernando M¨²gica pidi¨® que lo hiciera un sacerdote amigo, Santiago Parizo. Con todo, el arzobispo de la di¨®cesis envi¨® para su lectura un escrito en el que se reitera la "m¨¢s firme condena" por "la brutalidad, inhumanidad e injusticia" del atentado.

En la nota, le¨ªda en la homil¨ªa, Jos¨¦ Mar¨ªa Seti¨¦n afirmaba que "el dolor de nuestro pueblo, que tantas veces y de tantas maneras ha dicho no a estos atentados, se convierte en un grito de repulsa que debe ser escuchado y obedecido por quienes falsamente y sin raz¨®n alguna se atribuyen en su nombre el derecho a matar".

El arzobispo donostiarra a?ad¨ªa en su escrito que "no por aniquilar a personas pueden matar el esp¨ªritu del pueblo que ama su libertad frente a imposiciones y coacciones violentas y que est¨¢ dispuesto a seguir luchando por la conquista de su paz". Entre las personas que abarrotaban la iglesia se encontraba el ex jefe del acuartelamiento de Intxaurrondo y actual asesor del Ministerio de Interior, el general de la Guardia Civil Enrique Rodr¨ªguez Galindo. La ceremonia fue concelebrada por un total de 13 sacerdotes.