Con los vascos y contra Castilla
FIandes oculta el ases¨ªnato de Fernando M¨²gica mientras libra la ¨²ltima batalla al duque de Alba
La prensa flamenca est¨¢ librando estos d¨ªas una ¨²ltima batalla contra el fantasma del Duque de Alba. La airada respuesta del Gobierno espa?ol a las trabas judiciales con que ha tropezado la extradici¨®n de Luis Moreno Ramajo y Raquel Garc¨ªa Arranz, presuntos colaboradores de ETA, ha desatado las m¨¢s bajas pasiones de un nacionalismo flamenco tradicionalmente identificado con el independentismo vasco. Resultado: los peri¨®dicos han ocultado el asesinato de Fernando M¨²gica Herzog, el pasado martes, a manos de esa organizaci¨®n terrorista, mientras un diputado aseguraba que "esa violencia viene primero del Estado espa?ol".S¨®lo el diario flamenco De Standaart y el franc¨®fono Le Soir otorgaban el mi¨¦rcoles honores de modesto titular al asesinato del pol¨ªtico socialista en San Sebasti¨¢n. Otros, como La Libre Belgique, lo explicaron entre l¨ªneas, mezclado con la cr¨®nica del enfrentamiento hispano-belga. La mayor¨ªa, simplemente, lo ignor¨®. En contraste con esta parquedad, franc¨®fonos y flamencos han concedido destacad¨ªsimo espacio a las palabras de agradecimiento de Luis Moreno y Raquel Garc¨ªa "al pueblo y los medios de comunicaci¨®n de Flandes".
Le Soir, el rotativo de mayor prestigio en lengua francesa, public¨® un duro editorial repartiendo cr¨ªticas a ambos Gobiernos. Acusa de ambig¨¹edad al Ejecutivo belga, pero, al tiempo, recuerda que sigue pesando la sospecha de que las acusaciones que vinculan a Moreno y Garc¨ªa con ETA fueron obtenidas bajo tortura. Considera leg¨ªtima la irritaci¨®n del Gobierno espa?ol -"dem¨®crata y europeo sincero, que persigue y combate a los autores de cientos de asesinatos a ciegas", escribe-, pero subraya que "sus implicaciones en el caso GAL (...) deber¨ªan incitarle a la discreci¨®n".
Tambi¨¦n public¨® Le Soir una entrevista con Willy Kuijpers, un diputado del Parlamento flamenco del partido Volksunie (radical flamenco). Kuijpers resalta los puntos de identidad entre el nacionalismo flamenco y el independentismo vasco y afirma que su partido no sostiene a ETA, pero, a rengl¨®n seguido, puntualiza: "Yo no soy responsable de la violencia, pero esa violencia viene en primer lugar del Estado espa?ol".
Los flamencos, los belgas en general, se oponen a que su pa¨ªs conceda las extradiciones, pero suelen coincidir en que s¨ª les parecer¨ªa natural que Espa?a extraditara a B¨¦lgica a dos ciudadanos belgas que estuvieran acusados por su pa¨ªs de haber dado cobertura, por ejemplo, a un comando de los Grupos Armados Isl¨¢micos (GIA) que habr¨ªa asesinado a un polic¨ªa local.
El conflicto con Espa?a ha recordado los viejos tiempos de los Tercios de Flandes en un pa¨ªs en el que, como en Holanda, a los ni?os que no quieren irse a dormir todav¨ªa se les dice "que viene el Duque de Alba" en vez de decirles "que viene el coco".
De Morgen recordaba que B¨¦lgica "ya no es una remota provincia" del imperio espa?ol y recomendaba a los espa?oles que "aprendan a vivir con la idea de que, en B¨¦lgica, los derechos de un ciudadano tienen m¨¢s peso que los motivos electorales de un Gobierno extranjero".
Para De Standaart, el peri¨®dico flamenco de mayor tirada, "las torturas no son una excepci¨®n" en Espa?a y "los presuntos etarras, pero tambi¨¦n los delincuentes no pol¨ªticos, sufren, a veces, un trato duro por parte de la polic¨ªa espa?ola y los funcionarios de prisiones".
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