Al d¨ªa siguiente
Abierta ya de hecho la campa?a electoral, los esl¨®ganes de los partidos pol¨ªticos, las soflamas para enardecer a las huestes propias y convencer a los indecisos, los ataques y descalificaciones con los que los adversarios en liza intentan ganar puntos frente al contrincante y, a ser posible, desacreditarlo ante el sufrido ciudadano-elector ocupan, casi totalmente, el espacio de la reflexi¨®n pol¨ªtica.La opini¨®n generalizada, y las encuestas, apuntan a que despu¨¦s del 4 de marzo, cumplidos los tr¨¢mites constitucionales, habr¨¢ en Espa?a un nuevo Gobierno y que el partido hoy gobernante pasar¨¢ a la oposici¨®n. Cualquiera que sean las ideas o simpat¨ªas de cada uno, ¨¦sta es la esencia del sistema democr¨¢tico: que los gobernantes, cada cierto tiempo, sometan su permanencia en el poder a la libre decisi¨®n de sus conciudadanos. As¨ª es, as¨ª debe ser.
Pero lo realmente importante, gane quien gane las elecciones, para todos los ciudadanos es lo que va a pasar, lo que va a hacer el Gobierno de la naci¨®n, de esta Espa?a plural en sus lenguas y nacionalidades, para encauzar, resolver o paliar los problemas que tenemos planteados.
El paro, posiblemente el m¨¢s importante y el sentido como m¨¢s grave, es de tal envergadura que va a requerir no s¨®lo una acertada pol¨ªtica econ¨®mica y laboral, sino tambi¨¦n el m¨¢ximo consenso posible entre los agentes sociales y econ¨®micos. Y no basta; el consenso tiene que darse tambi¨¦n entre el partido en el poder y la oposici¨®n porque los ciudadanos todos, y sobre todo los que m¨¢s sufren las devastadoras consecuencias de la falta de trabajo, tienen que participar en esa conciencia com¨²n convertida en medidas, en tareas, en sacrificios compartidos.
Y est¨¢ el problema del terrorismo etarra y de la radicalizaci¨®n violenta del aberzalismo vasco. Es cierto que la ley ha de aplicarse, con esp¨ªritu de justicia y sin ira, a todos por igual y que, por tanto, la acci¨®n policial es precisa para poner a disposici¨®n de los tribunales a los que delinquen. Pero el problema aberzale, como el problema nacionalista, es un problema pol¨ªtico que va a necesitar por parte de todos, gobernantes y gobernados, partidos en el poder y en la oposici¨®n, toda la prudencia, habilidad y coraje de la que seamos capaces, y a¨²n m¨¢s. Y tambi¨¦n frente a este tr¨¢gico y tremendo problema hay que aunar voluntades y criterios, y el compromiso y el consenso vuelven a ser piezas b¨¢sicas de cualquier acci¨®n pol¨ªtica para que alg¨²n d¨ªa haya paz en Euskadi.
Y al d¨ªa siguiente de las elecciones, igual que el d¨ªa antes, tenemos el problema pol¨ªtico y econ¨®mico, de nuestra cita con la moneda ¨²nica, que nos guste o no es una cita con nosotros mismos. ?Somos los espa?oles capaces de dar el paso definitivo para convertirnos en uno de los cinco o seis pa¨ªses de cabecera de la Europa occidental de la Europa unida? Los observadores extranjeros creen que podemos serlo, y yo lo creo tambi¨¦n. Pero aqu¨ª tambi¨¦n es preciso que el enorme esfuerzo a realizar, posiblemente los sacrificios en un presente inmediato, cuenten con el consenso libre y decidido de una mayor¨ªa de ciudadanos. Si importante es el papel y la responsabilidad del Gobierno, que ha de trazar y llevar a cabo la pol¨ªtica econ¨®mica, presupuestaria y fiscal adecuada, tanto o m¨¢s es importante su capacidad pol¨ªtica para convencer, para aunar voluntades.
Y nos queda a¨²n para que esta democracia nuestra funcione mejor, para corregir los defectos que han hecho posible, en estos ¨²ltimos tiempos crispados en exceso, que en algunas ocasiones se distorsionara el funcionamiento de instituciones b¨¢sicas o se empa?ara a los ojos de los ciudadanos el prestigio del que deben gozar.
Est¨¢ pendiente la reforma del Senado, y me parece que la opini¨®n p¨²blica, con ella la m¨ªa, est¨¢ desorientada sobre cu¨¢l debe ser el papel pol¨ªtico que esta C¨¢mara debe desempe?ar. Creo que la imagen del Senado, en su funcionamiento actual, aparece borrosa y desdibujada ante la opini¨®n p¨²blica. Sin embargo, el procedimiento electoral para elegir a los senadores merece que esta instituci¨®n tenga la importancia y peso en la vida pol¨ªtica espa?ola que puede tener, que debe tener, si se definen sus cometidos y competencias con acierto. En esta tarea todos los partidos pol¨ªticos, todas las autonom¨ªas tienen, forzosamente, que participar.
Se habla de reforzar la autoridad y la independencia del Consejo General del Poder Judicial, y es una tarea permanente la mejora de medios y del funcionamiento de los tribunales de justicia. No cabe duda que en estos ¨²ltimos tiempos procesos de personajes famosos y el caso de los GAL ha puesto en el primer plano de los medios de informaci¨®n y de la opini¨®n p¨²blica a jueces y magistrados, y no siempre para bien considerando la independencia y dignidad que debe siempre rodear su esencial funci¨®n en un Estado de derecho. El Gobierno que gane las pr¨®ximas elecciones tiene en este punto, que quiz¨¢ deba comprender nuevas reformas de las leyes de enjuiciamiento civil y criminal y de la Ley Org¨¢nica del Poder Judicial, una tarea siempre de primera importancia para un Estado democr¨¢tico y constitucional.
Y si un r¨¦gimen democr¨¢tico ha de ser, en sus estructuras de poder, cada vez m¨¢s transparente para los ciudadanos, tambi¨¦n ha de exigirse esa transparencia en las estructuras societarias y titularidad accionarial del que hoy es, o son, puesto que son varios, uno de los poderes m¨¢s importantes en el ¨¢mbito de las, democracias modernas; me refiero, claro est¨¢, a los medios de informaci¨®n, los llamados "medios de comunicaci¨®n de masas". Precisamente porque la libertad de informaci¨®n activa y pasiva, a la que los padres de la revoluci¨®n americana llamaron "libertad de prensa", desde el siglo XVIII hasta nuestros d¨ªas, se ha considerado el derecho fundamental sobre el que descansa el sistema pol¨ªtico democr¨¢tico, la transparencia m¨¢s exigente sobre la propiedad de tales medios y de la independencia de los profesionales que en ellos trabajan es una exigencia ineludible y siempre perfeccionable.
Estos problemas, b¨¢sicos a mi juicio, son las cuestiones esenciales del d¨ªa siguiente, de las semanas y meses siguientes al 3 de marzo. Y para abordarlas con ¨¦xito, la capacidad de di¨¢logo, de compromiso, de construir consensos es esencial. Me parece que ha quedado claro, por propias y ajenas experiencias, que ni un Gobierno que tuviera mayor¨ªa absoluta podr¨ªa, por su sola auctoritas, imponer determinadas pol¨ªticas. As¨ª pues, despu¨¦s de las necesarias y dial¨¦cticas confrontaciones del periodo electoral, en el que de hecho ya hemos entrado, este pa¨ªs necesita, al d¨ªa siguiente, crear cauces de di¨¢logo y entendimiento, reconstruir los puentes destruidos o da?ados, y todos, gobernantes y ciudadanos, partidos pol¨ªticos y fuerzas econ¨®micas y sociales, todos est¨¢n y estamos obligados, por el bien de todos, a intentar conseguirlo.
Alberto Oliart es abogado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.