La fotogenia de una ciudad
Siete cineastas descubren los secretos de sus rodajes en la capital
Las pel¨ªculas de m¨¢s ¨¦xito del cine espa?ol tienen algo en com¨²n: comparten decorado. Todas se han rodado en las calles de Madrid. La c¨¢mara de ?lex de la Iglesia recogi¨® las torres KIO; Las Ventas y Vallecas aparecen retratadas en Nadie hablar¨¢ de nosotras cuando hayamos muerto; a Fernando Colomo le gusta la calle de. Arturo Soria, a Pedro Almod¨®var la zona del Retiro, Emilio Mart¨ªnez L¨¢zaro est¨¢ obsesionado con el hormig¨®n urbano, Imanol Uribe camufl¨® media ciudad para D¨ªas contados, y La Cuadrilla le da al bal¨®n en el Vicente Calder¨®n.Sin embargo, rodar en Madrid no es f¨¢cil ni barato. El calvario comienza por los papeleos y permisos que hay que solicitar en las juntas municipales. Y contin¨²a en las tarifas millonarias que han de pagar si se quiere rodar en determinados escenarios de la ciudad. Por ejemplo, filmar en la terminal de pasajeros del aeropuerto de Barajas cuesta las dos primeras horas 125.000 pesetas. A cada hora o fracci¨®n extra hay. que sumarle 60.000 pesetas. Si el director utiliza una pista se le cobra un recargo del 300%. El Metro cobra la hora a 25.000 pesetas, y el coste del personal a 4.000 por hora y trabajador. Si se incluye un tren, el precio se dispara entre 500.000 y el mill¨®n de pesetas por noche.
El rodaje en, el metro ha de cumplir un horario: de dos a seis de la madrugada. Tambi¨¦n la Empresa Municipal de Transportes tiene tarifa de cine: 11.000 pesetas por la hora de alquiler de un autob¨²s. Eso s¨ª, con conductor uniformado al volante, En Madrid, menos en el cementerio y poco m¨¢s, se cobra por todo. Lo contrario que en Nueva York. "All¨ª rodar es gratis y dan facilidades", coinciden' los siete directores de cine consultados por El Pa¨ªs Madrid.
Colomo y Matanzo
Ha rodado casi toda su producci¨®n cinematogr¨¢fica en las calles de Madrid. Fernando Colomo no tiene pelos en la lengua cuando habla de su ciudad. "Madrid es bastante feo para rodar. No le veo encanto para el cine. Lo que ocurre es que, para la gente de aqu¨ª que quiera hacer una pel¨ªcula urbana, si tiene que desplazarse a otra ciudad, le sale mucho m¨¢s caro".
Confiesa dos obsesiones cinematogr¨¢ficas: los interiores -"ah¨ª soy el rey", dice- y las escenas de coche. Para ¨¦stas, siempre recurre a una calle, la de Arturo Soria. "Es la mejor para los planos de coche en marcha porque es muy larga y muy igual en los dos sentidos. Yo la llamo la calle de las persecuciones". Precisamente en esta calle rod¨® una persecuci¨®n nocturna de La mano negra. A ese mismo. escena rio volvi¨®, pero a plena luz del d¨ªa, para la famosa secuencia de La vida alegre en la que Antonio Resines se deshace de un sospechoso zapato.
En cuesti¨®n de interiores, Colomo reconoce que siempre le ha echado cara. "He sacado las casas de casi todos mis amigos". Por ejemplo, el piso de La mano negra le sali¨® gratis. Era de su buen amigo Fernando Trueba. Para La vida alegre contrat¨® la vivienda del pintor Javier de Juan en la calle Mayor (distrito de Centro).
En su ¨²ltima pel¨ªcula rodada en Madrid, Alegre ma non troppo, eligi¨® un piso del edificio del n¨²mero 8 de la calle de Valenzuela. Regate¨® y sac¨® el alquiler de un mes por un mill¨®n de pesetas. Sin embargo, Colomo se queja de la carest¨ªa de los alquileres."No encuentras un piso por menos de 150.000 pesetas al d¨ªa. En Madrid todo tiene un precio, te vas fuera y te lo dejan todo gratis. Donde en otros sitios es la novedad aqu¨ª es negocio. Da un repaso a. su anecdotario y encuentra una secuencia de Bajarse al moro. Un coche quema rueda en plena Gran V¨ªa, en direcci¨®n a la plaza de Espa?a. Al volante, el actor Miguel Angel Rell¨¢n. En el resto de los asientos, Juan Echanove, Antonio Banderas y Ver¨®nica Forqu¨¦. "Ten¨ªamos controlados todos los sem¨¢foros para que nadie pasara. Pero nos ocurri¨® una. cosa muy graciosa al llegar a la plaza de Espa?a. Una pareja de novios sal¨ªa del hotel Plaza, a esa altura el coche ten¨ªa que saltar y la parejita se llev¨® un susto de muerte. No ten¨ªa prevista esa escena, pero la aprovech¨¦, y al d¨ªa siguiente puse unos dobles de la pareja".
Colomo escucha la palabra ayuntamiento y se enciende: "Dan mucha guerra, sobre todo en la zona Centro. Todo son problemas. Es una verg¨¹enza
Cuenta que en este distrito se top¨® varias veces con el entonces concejal ?ngel Matanzo. "Era el terror, ten¨ªas que arrastrarte y suplicarle para que te facilitara el trabajo. En el cap¨ªtulo 1 de la serie Las chicas de hoy en d¨ªa sal¨ªa el Caf¨¦ Central; en el cap¨ªtulo 18 ten¨ªa que volver a salir y ya no nos dej¨® rodar. Lo tuvimos que hacer en otro caf¨¦".
Antes de despedirse, a?ade: "Madrid no da facilidades para rodar. Las autoridades no se dan cuenta de que las pel¨ªculas son una gran publicidad. Y parece que los del cine siempre estamos molestando".
Mart¨ªnez L¨¢zaro y el hormig¨®n
La c¨¢mara de Emilio Mart¨ªnez L¨¢zaro tiene una forma muy particular de captar la ciudad. "Me encanta el hormig¨®n, los pasos elevados, los contenedores de obras: si, est¨¢n llenos de escombros, mejor. Es lo m¨¢s vivo de la ciudad, porque el Madrid monumental deja mucho que desear". Prefiere los barrios, que califica de "feos", como la zona de Pueblo Nuevo o de Tetu¨¢n, al Madrid monumental. Y hasta el popular barrio de Moratalaz se traslad¨® para filmar algunas de las escenas de Amo tu cama rica, que complet¨® en la zona de los Austrias. Mart¨ªnez L¨¢zaro guarda en su retina la imagen de una postal: "Desde la carretera de Extremadura por la zona del valle del Manzanares. Es una vista muy dura y fr¨ªa". Para El juego m¨¢s divertido traslad¨® los trastos a la zona de Azca, el peque?o Manhattan madrile?o. "Me hace gracia esa manzana con rascacielos rodeados de casas espantosas". Sobre el conjunto de la ciudad, opina: "Lo bueno que tiene es que lo mismo sirve para un roto que para un descosido, se le puede sacar mucho partido cinematogr¨¢ficamente".
Mart¨ªnez L¨¢zaro se tiene por un localizador nato. "Me muevo mucho en coche, hasta que encuentro lo que busco". Por ejemplo, en Amo tu cama rica invirti¨® dos meses hasta que dio con el apartamento: "Quer¨ªa que se vieran unos tejados". Lo encontr¨® en un edificio de la plaza del Callao, al lado del Palacio de la Prensa. Otro par de meses para el piso de Los peores a?os de nuestra vida,situado en la calle Mayor. Del precio de los alquileres opina:"Empieza a ser tan caro que los directores nos estamos planteando volver a los decorados. Aqu¨ª oyen la palabra cine y piensan en d¨®lares. Comparado con lo que paga una familia es un disparate". En el verano, Mart¨ªnez L¨¢zaro sacar¨¢ las c¨¢maras a las calles de Madrid.
D¨ªaz Yanes, la periferia.
El gran vencedor de la X edici¨®n de los premios Goya se ha estrenado con su primera obra, Nadie hablar¨¢ de nosotras cuando hayamos muerto, en las calles de Madrid. Agust¨ªn D¨ªaz Yanes, de 45 a?os, avalado por su amplia experiencia como guionista, arranca la conversaci¨®n diciendo: "Cuanto m¨¢s rico es el barrio, m¨¢s dif¨ªcil es rodar". A D¨ªaz Yanes le resulta f¨¢cil desentra?ar las localizaciones de su pel¨ªcula. "Porque las escenas se desarrollan pr¨¢cticamente en los mismos lugares". Empieza por la secuencia del pasadizo de metro de Diego, de Le¨®n. Se oyen unos pasos, Victoria Abril camina. "En la estaci¨®n rodamos un d¨ªa de fiesta a una hora en que no hab¨ªa gente. Nos dieron facilidades y no result¨® caro".
Para el escenario principal busc¨® y rebusc¨® durante un mes por los barrios de la periferia. "Son las zonas que m¨¢s me gustan, por sus contrastes. Admiro a ?Iex de la Iglesia por haber rodado en la Gran V¨ªa. Reconozco que es demasiado foll¨®n, porque hay que cortar el tr¨¢fico y pedir permisos". D¨ªaz Yanes sab¨ªa lo que quer¨ªa: un bar desde el que viera un portal donde supuestamente vive la suegra de Victoria Abril, la actriz Pilar Bardem; y un descampado. Nada m¨¢s ver la zona del Arroyo de Fontarr¨®n (Vallecas), reconoci¨® su decorado. "Era perfecto; el ¨²nico problema es que los pisos de ese barrio eran demasiado peque?os para meter todas las c¨¢maras y los focos". D¨ªaz Yanes no se amilan¨®. Cogi¨® los b¨¢rtulos y se traslad¨® al lado opuesto de la ciudad, a la calle de Jorge Juan, en el elitista barrio de Salamanca. All¨ª construy¨® una humilde vivienda.
La peleter¨ªa tambi¨¦n le dio alg¨²n que otro quebradero de cabeza. "Deb¨ªa tener enfrente una cafeter¨ªa, arriba un piso de alquiler, la calle hab¨ªa que cortarla para controlar la puerta del local. En Madrid era muy dif¨ªcil y nos tuvimos que ir a Alcal¨¢ de Henares". Aun as¨ª, reconoce: "Me encanta rodar aqu¨ª, en mi ciudad".
El fr¨ªo gris de Imanol Uribe.
El, director art¨ªstico de D¨ªas contados, y mano derecha de Imanol Uribe, decidi¨® cambiar el escenario que aparece en la novela de Juan Madrid, el barrio de Malasa?a. "No me gustaba nada esa zona para llevarla al cine. Quer¨ªa una imagen m¨¢s inh¨®spita de la ciudad, m¨¢s universal y menos localista". En el cine no todo lo que aparece es real. Y D¨ªas contados no es una excepci¨®n. Que nadie busque, por ejemplo, la comisar¨ªa donde Carmelo G¨®mez termina la pel¨ªcula, porque no existe. El callej¨®n donde se rod¨® la escena est¨¢ en la parte posterior del edificio de Telef¨®nica, en la Gran V¨ªa, en la calle del Desenga?o. El bar de copas se halla en la plaza de Cascorro, pero tambi¨¦n fue manipulado con espejos para que se pudiera ver la calle.
Igualmente, los ¨¢rboles que aparecen en la cinta fueron vestidos con unas jaulas met¨¢licas. Un antojo del director art¨ªstico: "Hu¨ªa de todo lo que fuera amable, quer¨ªa algo que diera frialdad al ambiente. Busqu¨¦ dos soluciones, la est¨¦tica y la pr¨¢ctica, que permite que los ¨¢rboles crezcan rectos". Su brillante idea fue aplaudida por muchos madrile?os. "Pensaron que era obra del Ayuntamiento", dice F¨¦lix Murcia. Para que nadie' se apuntara su tanto, patent¨® su jaula met¨¢lica. El a?o pasado recibi¨® la medalla de bronce en una exposici¨®n de inventores en Bruselas.
A un lado los premios y los goyas conseguidos, Murcia recuerda lo peor del rodaje. "El tr¨¢fico del centro de la ciudad, hay poco sitio para moverse, para aparcar y para trabajar con libertad de movimientos. Y los permisos del Ayuntamiento".
Los interiores de D¨ªas contados fueron filmados en un decorado montado en un ¨¢tico de un edificio pr¨®ximo a la calle Mayor. Del inmueble s¨®lo se aprovech¨® la escalera, pero niguna vivienda. "No es f¨¢cil encontrar pi sos para rodar, porque tienen que ser espaciosos. De todas formas, es m¨¢s caro rodar en un de corado que alquilar un piso". El director de arte cuenta un secreto que s¨®lo habr¨¢n percibido los avispados cin¨¦filos. El color de D¨ªas contados es siempre gris. El tono rojo s¨®lo estaba permitido en el vestuario de la protagonista, la actriz Ruth Gabriel. "As¨ª que tuvimos que camuflar todo lo que ve¨ªamos de color rojo por la ciudad, las se?ales de tr¨¢fico, los coches... Lo cambiamos por el gris". Encontrar esa unidad est¨¦tica entre los distintos escenarios fue cuesti¨®n de vista, pero sobre todo de paciencia. "Quer¨ªamos enfocar la ciudad desde un punto de vista cosmopolita y a. la vez sin vida. No fue f¨¢cil, pero Madrid tiene de todo".
El tri¨¢ngulo de Almod¨®var.
El director manchego se mueve con la c¨¢mara por un tri¨¢ngulo fijo: plaza de Cibeles, Gran V¨ªa y calle de Alcal¨¢. Pero tambi¨¦n coquetea con los barrios populares. Una mezcla con la que Pedro Almod¨®var, de 44 a?os, consigue buenos resultados. Una de las escenas m¨¢s aplaudidas de su ¨²ltimo largometraje, La flor de mi secreto, se sit¨²a en la localidad de Parla. Sin embargo, la mayor parte de la pel¨ªcula discurre en la zona Centro. Por primera vez desde Mujeres al borde de un ataque de nervios, ?tame, Tacones lejanos y Kika, Almod¨®var ha vuelto a rodar en interiores reales. La directora de producci¨®n de El Deseo, Esther Garc¨ªa, justifica el capricho de su jefe: "Pedro quer¨ªa volver al realismo, le encanta ver el movimiento de la ciudad a trav¨¦s de las ventanas".
La casa de la protagonista, Marisa Paredes, existe. Por 200 metros cuadrados de piso en un palacete rehabilitado de la calle de Don Pedro, en la parte baja del Madrid de los Austrias, Almod¨®var pag¨® 300.000 pesetas al d¨ªa. El ¨¢tico del personaje que encarna Juan Echanove controla la plaza del Callao desde la ¨²ltima altura del edificio del Palacio de la Prensa. "Nos cost¨® un dineral, porque tuvimos que tirar todos los tabiques para conseguir el apartamento que quer¨ªamos", cuenta Esther Garc¨ªa. Las escenas del piso de Parla tambi¨¦n necesitaron obra, ya que se grabaron en los estudios 20 por 20. El decorado recre¨® la vivienda de una vecina de la hermana de Pedro Almod¨®var. La directora de producci¨®n asegura que rodar en estudio sale m¨¢s caro que en escenario natural. Y apunta que una casa normal sale por 150.000 pesetas al d¨ªa. Ese precio se dobla cuando la casa es de lujo.
Pero el dinero no es lo peor de todo. Lo peor, para Esther Garc¨ªa, es el Ayuntamiento. "S¨®lo ponen trabas. En vez de pedir un permiso para todo te hacen solicitar varios en cada junta municipal. Si un d¨ªa llueve y no puedes rodar, al d¨ªa siguiente no puedes hacerlo porque el permiso ya no es v¨¢lido".
Los techos bajos de La Cuadrilla.
Despu¨¦s de varias semanas en Galicia, La Cuadrilla eligi¨® Madrid para rodar las primeras es cenas de su segunda pel¨ªcula, Mat¨ªas, juez de l¨ªnea. La pel¨ªcula arranca con un coche que emprende viaje en el centro de la ciudad, por la zona de la plaza de la Paja. Y se pasea por la Cibeles, la estaci¨®n de autobuses Sur y los estadios Santiago Bernab¨¦u y Vicente Calder¨®n. Luis Guridi y Santiago Aguilar eligieron la capital "porque le iba bien a la historia, pero trabajar en Madrid no es f¨¢cil". Su deb¨² en el cine con Justino, un asesino de la tercera edad tambi¨¦n se desarroll¨® la capital. Pero no tienen prerencias por zonas. "Buscamos lo que m¨¢s le va al gui¨®n", dicen. La pareja, parca en palabras, asegura que aqu¨ª todo tiene un precio. "Mucho m¨¢s caro. En otras provincias sale mucho m¨¢s barato". Tambi¨¦n son partidarios de rodar en estudio los interiores. "Son mucho m¨¢s c¨®modos que los pisos, que en la ciudad suelen ser de techos bajos y las ventanas siempre est¨¢n donde no deben estar".
De la Iglesia y el apocalipsis. Ha manipulado la ciudad a su antojo. El cineasta bilba¨ªno, de 29 a?os, ganador del Goya al mejor director por El d¨ªa de la bestia, intenta transmitir la idea de apocalipsis con la ayuda de una visi¨®n de Madrid, que se asemeja a Los ?ngeles de Blade Runner. "La idea era dar una imagen de Madrid insospechada, con mucha carretera, asfalto y zonas del barrio viejo, con casas que se caen", cuenta ?lex de la Iglesia. El director convirti¨® las torres de KIO en un edificio sat¨¢nico, en el antiportal de Bel¨¦n. "Las eleg¨ª porque me parecieron algo emblem¨¢tico, parecen un logotipo. Adem¨¢s, me atra¨ªa la penosa historia social que arrastran, que si terminan o no. Es el edificio emblema de Madrid", relat¨® recientemente ?lex de la Iglesia en una entrevista en El Pa¨ªs Madrid. En un principio la historia se desarrollaba en Bilbao, pero su descubrimiento de los pol¨¦micos edificios cambi¨® el rumbo del rodaje.
Las escenas de la Gran V¨ªa, en las que los personajes se descuelgan de un enorme anuncio luminoso, tienen truco. Fueron rodadas en un estudio de Guadalajara. Aunque algunos planos s¨ª se tomaron en plena avenida. "La gente se acercaba, pero no se sorprend¨ªa de nada. Aqu¨ª ya est¨¢ todo el mundo acostumbrado a todo". En su anterior pel¨ªcula, Acci¨®n mutante, De la Iglesia convirti¨® la plaza del Callao en un pat¨ªbulo. Otras zonas, como la calle de Alcal¨¢, Gran V¨ªa o la plaza de Col¨®n, han sido testigos de las escenas m¨¢s violentas del cine espa?ol, como la quema de un mendigo o el apaleamiento de un conferenciante a manos de un cl¨¦rigo. El director cree que rodar en Madrid es mucho m¨¢s complicado que en cualquier otra ciudad. Y tambi¨¦n est¨¢ convencido de que el apocalipsis est¨¢ al caer; y de que empezar¨¢ por Madrid.
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