V¨ªctimas olvidadas
DESDE DICIEMBRE pasado, Espa?a cuenta con una ley de ayudas y asistencia a las v¨ªctimas de delitos violentos y contra la libertad sexual que prev¨¦, entre otras cosas, la creaci¨®n de oficinas para tal fin en los juzgados. Pero, de momento, estas oficinas brillan por su ausencia. Las contadas que existen se deben a iniciativas de jueces y profesionales que,. adelant¨¢ndose a la implantaci¨®n oficial, esperan forzar de ese modo la financiaci¨®n de un servicio de contenido social tan acusado.Todas las leyes entran en vigor a partir de su publicaci¨®n en el Bolet¨ªn Oficial del Estado. Pero algunas necesitan algo m¨¢s: la asignaci¨®n de los medios presupuestarios suficientes para cumplir sus fines. Sin esa dotaci¨®n, esas leyes son papel mojado. Y eso podr¨ªa ocurrir con una ley de fuerte contenido econ¨®mico como es la de ayudas y asistencia a las v¨ªctimas de delitos violentos. Pero si el Gobierno propicia este tipo de leyes y el Parlamento las aprueba es para cumplirlas.
Es cierto que la implantaci¨®n en los juzgados de oficinas de asistencia a las v¨ªctima s del delito no es tarea exclusiva del Ministerio de Justicia e Interior. La ley apela tambi¨¦n a la colaboraci¨®n de comunidades aut¨®nomas y ayuntamientos. Pero en ninguno de estos ¨¢mbitos parece existir un excesivo inter¨¦s en buscar f¨®rmulas de financiaci¨®n para este tipo de servicios. En los juzgados de Madrid funciona desde hace un a?o una de estas oficinas, a la que prestan su colaboraci¨®n gratuita tres psic¨®logas, una abogada y Una asistenta social. Pero cuando se ha propuesto financiarla con el importe de las subastas de los bienes robados, Hacienda ha dado la callada por respuesta. La Comunidad de Madrid no ha pasado de mostrar su "m¨¢ximo inter¨¦s".
En principio, hay que felicitarse de que el Estado comience a sentir como propios los problemas de las v¨ªctimas del delito, tradicionales convidados de piedra del sistema penal. Pero si el Estado asume responsabilidades en este terreno debe hacerlo con todas sus consecuencias. Es una tarea que, por su car¨¢cter t¨¦cnico y nivel de responsabilidad, requiere una dedicaci¨®n remunerada y no voluntaria.
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