Deberes ling¨¹¨ªsticos

Jes¨²s Moster¨ªn (Los derechos ling¨¹¨ªsticos, EL PA?S, 2 de febrero de 1996) se revela palad¨ªn de la lengua como derecho individual, idea recientemente propalada con el solo prop¨®sito de conceder a los monoling¨¹es razones para seguir si¨¦ndolo. As¨ª, Moster¨ªn afirma: "La libertad de lengua es la libertad que tiene (o deber¨ªa tener) cualquier ser humano de hablar y, usar la lengua que quiera, de educar a sus hijos en la lengua que desee, y de ofrecer o adquirir los bienes y servicios de contenido ling¨¹¨ªstico en la lengua que ¨¦l elija". De tan campanudo aserto se siguen muy regocijantes consecuencias: que un inmigrante magreb¨ª en Vallecas, un euskald¨²n en Ecija o un sueco en Logro?o puedan expresarse en dichos lugares ¨²nicamente en ¨¢rabe (o bereber), vasco y sueco, o que exijan profesores en sus lenguas para educar a sus hijos en el estricto monoling¨¹ismo materno. Y es que la formulaci¨®n integrista de los derechos, pese a su aire revolucionario, suele hacerlos inviables -e injustos-, sobre todo en una sociedad como la nuestra, donde la mezcla idiom¨¢tica y cultural impone obligaciones mutuas, cuyo sentido no es otro que habilitamos para, precisamente, entendemos todos. Afortunadamente, la Constituci¨®n Espa?ola, en su art¨ªculo 3.1, veda la soluci¨®n propuesta por don Moster¨ªn al afirmar: "El castellano es la lengua espa?ola oficial del Estado. Todos los espa?oles tienen el deber de conocerla y el derecho de usarla". Quiz¨¢ nuestro fil¨®sofo de la ciencia y l¨®gico, para ser coherente con sus propias consignas, deber¨ªa empezar por solicitar la modificaci¨®n del ¨²nico art¨ªculo de la Carta Magna que impone deberes ling¨¹¨ªsticos a los ciudadanos de este pa¨ªs, deberes que s¨®lo cabe calificar de onerosos, qu¨¦ casualidad'- para los espa?oles que no tienen el castellano como lengua materna.-