Los Hamlet de la Gente 5
Los demosc¨®picos y los estudiosos de los comportamientos sociales le llaman efecto underdog. Simpat¨ªa por el desvalido. Ese sentimiento decidir¨¢ las elecciones.En la ma?ana del domingo 3 de marzo, diez de cada 100 electores se levantar¨¢n con la intenci¨®n de votar, pero sin saber todav¨ªa a qui¨¦n. De esos diez ciudadanos, nueve dudan entre PSOE y PP y uno entre PSOE e IU. M¨¢s o menos, que nadie es perfecto. Si el elector es vasco, catal¨¢n, gallego o canario, sus dilemas se multiplican por el factor nacionalista. De los diez electores, ocho se duchar¨¢n. Es probable que un detalle tan balad¨ª como la temperatura del agua influya en la determinaci¨®n de alguno de ellos. O el ambiente dom¨¦stico. El az¨²car. Una caricia. No parece muy cient¨ªfico, pero es que la vida es as¨ª. Somos qu¨ªmica pura. Bien. Los diez electores salen a la calle. Hay momentos en la vida de la persona en que un sol espl¨¦ndido o un aguacero inclemente pueden despejar las ideas. Todo esto son especulaciones. Pero hay algo s¨ª comprobado. En las ma?anas piadosas de domingo puede funcionar el efecto underdog. El elector indeciso vota al desvalido, al que est¨¢ perdiendo.El efecto underdog favorece al PSOE. Por eso Felipe Gonz¨¢lez aparece ya como un curioso perdedor sonriente. Ha empezado a explotarlo al m¨¢ximo. "Estamos solos y todas las bater¨ªas nos apuntan". Adem¨¢s, es cierto. Mis t¨ªas Paquita y Pepita y mi madre Carmi?a, que juntas son todo un frente popular, me miran con el recelo con el que los underdogs (los de abajo) miran hacia sus cachorros descastados, los que ya han ido a la universidad y figuran en la escalera del medio. "?Y t¨², qu¨¦ escribes? ?Tambi¨¦n vas a disparar contra Felipe? No, si al final s¨®is todos unos corbatas, como el Carrascal".
El gran milagro de los socialistas, el dato estad¨ªstico m¨¢s sorprendente desde que en el 93 qued¨® inaugurado el apocalipsis, es ese 30% de voto fiel, ese amplio y parece que inamovible n¨²cleo duro. ?Qui¨¦nes son esos cabezotas contumaces y obcecados? Pues son, en efecto, y todas las estad¨ªsticas lo muestran, los underdogs. Los de abajo. Los medios proconservadores se equivocan cuando definen el electorado socialista como una mezcla de enchufados y paniaguados. Otra denominaci¨®n insultante es la m¨¢s sutil de voto inculto, porque supone identificar cultura con t¨ªtulos y posici¨®n social. As¨ª se hace propaganda, pero no informaci¨®n ¨²til. Lo cierto es que, en la frialdad estad¨ªstica, la mayor parte de ese electorado fiel lo constituyen las familias trabajadoras de la ciudad y el campo, y muy en particular los obreros manuales. Con el mal olor despedido por el yacimiento catastr¨®fico, que dir¨ªa Jean Baudrillad, al PSOE se le fue el voto de la clase media urbana, de los profesionales, de la llamada Gente 5 (la que se autoubica en el centro de una escala del 1 al 10), empujada tambi¨¦n por una cierta p¨¦rdida de poder adquisitivo.
La campa?a se hace para los Hamlet de esa Gente 5. Aproximadamente, un 65% de los electores tiene su voto decidido. Si la participaci¨®n, como se espera, iguala el r¨¦cord del 82, alrededor de un 80%, significa que hay un margen importante para la sorpresa estad¨ªstica. Y aunque poco a poco los indecisos se decidan, habr¨¢ una gran inc¨®gnita hasta el final. Ni siquiera ser¨¢n terminantes las encuestas a la puerta del colegio electoral.
Estamos ante una paradoja que no lo es tanto. El efecto underdog est¨¢ funcionando favorablemente hacia el PSOE y justo en el mejor momento del Partido Popular. Y es que la simpat¨ªa por el desvalido se activ¨® cuando el PP lleg¨® a la cresta de la mayor¨ªa absoluta en las encuestas. Tal como van las cosas, puede mantenerse la aparente paradoja. Que el PP alcance incluso esa mayor¨ªa absoluta y el PSOE obtenga el sorprendente ¨¦xito de un 35% de los votos. Todo depende de con qu¨¦ pie se levante Hamlet el domingo 3 de marzo.
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