"Quiero tanto a Madrid que le perdono casi todo"
De sus oficios rinden cuentas el cielo y la tierra. Isabel Guerra, sor Isabel, monja cisterciense de 48 a?os, nacida en Madrid y mon¨¢stica vecina de Zaragoza, oficia maitines entre cinco y seis de la ma?ana. Despu¨¦s, laudes, misa cantada, coro, desayuno, y sin perder de vista la oraci¨®n, sor Isabel se entrega a su tarea, la pintura, mientras el resto de sus hermanas, son 17 de la comunidad, se dirigen al taller de encuadernaci¨®n y restauraci¨®n de libros antiguos. Aprendi¨® a pintar antes que a escribir, ha expuesto infinidad de veces, sus cuadros se cotizan, aunque se niega en rotundo a publicar sus precios, y el ¨¦xito le permite romper la r¨ªgida clausura cada cierto tiempo, venir a su ciudad y comprobar que hay vida detr¨¢s del monasterio. Una vida demasiado ajetreada y un Madrid contaminado cuyo ambiente le enrojece los ojos nada m¨¢s llegar.
Pregunta. ?Nota muchos cambios en Madrid?
Respuesta. Tremendos. Es una ciudad convulsionada y nerviosa. Pero yo la llevo en el coraz¨®n, estoy tan enamorada de esta ciudad que le paso muchos defectos.
P. ?Cu¨¢les?
R. Me gustar¨ªa verla m¨¢s ordenada, qu¨¦ el tr¨¢fico no fuera tan denso ni el aire tan contaminado. Nada m¨¢s llegar a Madrid se me ponen los ojos fatal. Pero me alegran estas visitas, son parte de mi trabajo seg¨²n los planes que Dios tiene para m¨ª. Pero es un verdadero paliz¨®n. No sabe usted c¨®mo cambia mi vida ¨¦sos d¨ªas, con tant¨ªsimo ajetreo.
P. ?Se hospeda usted en alg¨²n convento?
R. No, me quedo en casa de mi padre, aprovecho para verle y recordar mi ni?ez en la calle de Bail¨¦n. Los balcones de nuestra casa dan a la plaza de la Morer¨ªa. Es impresionante que a cinco minutos de la Puerta del Sol, durante toda mi infancia, lo primero que ve¨ªa al despertar era la sierra de Madrid.
P. Cien mil personas han visitado en seis semanas el retrato de Inocencio X de Vel¨¢zquez en el Prado. ?Y usted?
R. Tambi¨¦n. Lo vi hace a?os: en la galer¨ªa Doria de Roma. Me impresion¨® much¨ªsimo. Incluso m¨¢s' que aqu¨ª, pero es maravilloso. Toda la expectaci¨®n que ha levantado est¨¢ absolutamente justificada. Vel¨¢zquez me encanta. Me he criado frente a los paisajes madrile?os que ¨¦l admir¨® y pint¨®.
P. ?Por qu¨¦ no hace usted pintura religiosa?
R. S¨ª la hago, aunque en mis cuadros no haya temas religiosos. El mundo necesita la huella de Dios en la vida cotidiana, y esa huella puede, estar en la belleza del arte. Cuando sent¨ª la llamada de Dios y supe que pod¨ªa seguir pintando, me di cuenta que ¨¦l quer¨ªa que ¨¦sa fuera mi misi¨®n.
Galer¨ªa Sokoa. Claudio Coello, 25 (metro Retiro), hasta el 9 de marzo.
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