A prueba de 'hooligans'
La policia brit¨¢nica y la Federaci¨®n Inglesa preparan una estrategia 'antibroncas' ante.la Eurocopa 96
Las im¨¢genes de lo que ocurri¨® en el estadio de Lanselowne Road, en Dubl¨ªn, en un partido entre Irlanda e Inglaterra, siguen poblando las peores pesadillas de los responiables de la Asociaci¨®n de F¨²tbol inglesa (FA) a tan s¨®lo cuatro meses del que ser¨¢ el principal acontecimiento deportivo sobre suelo brit¨¢nico en los ¨²ltimos 30 a?os: la Eurocopa 96. En aquella ocasi¨®n, hace ahora un a?o, decenas de hooligans, seguidores de la selecci¨®n inglesa, obligaron al ¨¢rbitro a interrumpir el encuentro amistoso en el minuto 27. Ciegos de cerveza y de un mal entendido orgullo nacional, los chicos de Birmingham, Cheltenham o Newcastle arremetieron contra acomodadores y guardas de seguridad, destrozando de paso el mobiliario del estadio. Fue una batalla campal en la que los aficionados irlandeses no participaron. La verg¨¹enza nacional fue tan grande en el Reino Unido que las autoridades amenazaron incluso con desconvocar la magna celebraci¨®n prevista para junio pr¨®ximo.Sin embargo, el tiempo y la efectividad del Servicio Nacional de Inteligencia Criminal (NCIS), unas complicadas siglas tras las que se esconde una especie de brigada antihooligans, han permitido a las autoridades deportivas brit¨¢nicas y lo que es m¨¢s, a la UEFA afrontar la cita de la Eurocopa 96 sobre suelo ingl¨¦s con cierta tranquilidad. Entre el 8 y el 30 de junio, los aficionados que se decidan a viajar a Inglaterra podr¨¢n disfrutar del espect¨¢culo deportivo favorito de Europa sin arriesgar la piel por ello. Los temores a que esta cita deportiva se convierta en algo as¨ª como el campeonato de hooligans europeos empiezan a disiparse.
Todo se ha montado con met¨®dica organizaci¨®n, aunque, trat¨¢ndose del Reino Unido, esto no garantiza necesariamente la eficacia. En primer lugar, la NCIS ha aislado al potencial enemigo. "Tenemos una lista de unos 6.000 nombres; (le ellos, 200 constituyen nuestro objetivo, son los tipos que nos interesan", declaraba recientemente la portavoz de dicha brigada policial, Sue Daniels.
Son tipos en la veintena, aficionados a mezclar ingredientes pol¨ªticos en la batalla deportiva. Tipos a los que la polic¨ªa ha relacionado a menudo con Combat 18, un grup¨²sculo que persigue el ideario del Partido Nacional Brit¨¢nico, como ocurri¨® en el escandaloso suceso del estadio de Dubl¨ªn. En aquella ocasi¨®n, dos de los detenidos lo fueron gracias al sentido de la oportunidad de un fot¨®grafo que les capt¨® en plena faena pegando a un aficionado irland¨¦s y consigui¨® publicar la instant¨¢nea.
Para aislar adecuadamente a los bronquistas, la primera medida de seguridad ser¨¢ controlar la venta de entradas y vigilar, mediante c¨¢maras de televisi¨®n y estricta presencia policial, el acceso a los estadios donde se disputar¨¢n los partidos. Conscientes de que el Moderno hooligan ha desplazado ligeramente el campo de batalla hacia los pubs y el transporte p¨²blico en general, la polic¨ªa pondr¨¢ en marcha un nuevo sistema de control remoto de los gamberros. Gracias a Epicentro, un sistema de mensaje electr¨®nico o E-mail, y al denominado Fotofone, un artilugio proporcionado por la tecnolog¨ªa punta que permitir¨¢ disponer de la imagen del alborotador y enviarla de un estadio a otro en treinta segundos, la polic¨ªa podr¨¢ cortarles las alas a tiempo.
Pese a su supremac¨ªa en la materia, los brit¨¢nicos son conscientes de que tambi¨¦n existen hooligans fuera de sus fronteras. De ah¨ª que la Asociaci¨®n de F¨²tbol haya preparado un folleto en los respectivos idiomas de los equipos que tomaran parte en el torneo en el que se informa a los espectadores de lo que pueden o no hacer una vez en el estadio. Por ejemplo, se les recuerda que el espectador ideal es el que permanece sentado durante el partido de turno, el que no lleva encima bengalas ni nada que pueda ser clasificado como un arma, el que contiene su impulso de saltar al terreno de juego cuando el ¨¢rbitro pita en. contra de su equipo y el que se abstiene de lanzar objetos contundentes o proferir insultos raciales cuando la derrota de los suyos es ya inminente. Normas, todas ellas, perfectamente razonables para el espectador com¨²n, pero tan dif¨ªciles de guardar como los mandamientos para el verdadero hooligan.
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