Andres Trapiello: "Vivimos un cierto descr¨¦dito de la ficci¨®n"

Seg¨²n Andr¨¦s Trapiello, poeta, novelista (en mayo aparecer¨¢ en Plaza y Jan¨¦s su tercera novela) y ensayista, "vivimos un cierto descr¨¦dito de la ficci¨®n, por eso la mayor¨ªa de las novelas se escriben hoy en primera persona, porque es el recurso que tiene el novelista para hacerse creer", y por eso, adem¨¢s, puede publicar estos d¨ªas el cuarto volumen de sus diarios, Las nubes por dentro (Pre-Textos), y considerarlos como "una novela en marcha".

"Estos diarios son muy novelescos y est¨¢n presentados como una novela", se?ala, y hace distinci¨®n entre dos tipos de diarios: "Los de la gente que est¨¢ muy satisfecha de s¨ª misma y la gente que est¨¢ insatisfecha de s¨ª misma. Los diarios de los primeros, en general, resultan ilegibles, son de un narcisismo tan absurdo que no tienen raz¨®n de ser. En cambio, los que est¨¢n insatisfechos de s¨ª mismos, a poco que lo cuenten con cierto humor, al final resultan tan amenos, o m¨¢s, como una novela. En este sentido, un diario tiene la obligaci¨®n de ser tambi¨¦n una novela, y ¨¦ste lo es".A Trapiello le gusta mucho esa imagen, real o supuesta, de Stendhal llevando su diario y pensando si habr¨¢ sido, en esas anotaciones, lo suficientemente c¨ªnico. C¨ªnico, malvado, exhibicionista, narcisista, ?C¨®mo es un escritor de diarios? "Yo, al menos", responde, "trato de escribir de m¨ª mismo y despu¨¦s salir a la calle sin que me de verg¨¹enza por haber sido demasiado canalla, exhibicionista o c¨ªnico. De todos modos, tiendo a disculpar el cinismo, pues no hace mal a nadie. En el cinismo se puede leer entre l¨ªneas, peor es ser hip¨®crita; el c¨ªnico es un poco la cortes¨ªa del inteligente."

Contin¨²a la imagen de Stendhal guardando bajo llave su diario: ser¨ªa acaso su ruina si cayera en manos de sus enemigos. Pero un diario se escribe para que lo lean, ?no? Todo lo que se escribe es para que los dem¨¢s lo lean, y adem¨¢s para que se nos entienda, incluso aquello que nosotros no sabemos de nosotros mismos. Los que escribimos somos gente inadaptada, insatisfecha, y escribimos para adaptamos". Primero en esos cuadernos de hule negro, que llena con sus anotaciones, a?o tras a?o, despu¨¦s al pasarlo "a limpio", para preparar el texto para su publicaci¨®n. Y entre medias, a veces, un juicio, sever¨ªsimo, contra alguien queda suavizado en la copia definitiva.

"Es cierto, a veces suavizo, pero otras extremo el juicio. Hay cosas que respeto exactamente desde su origen y otras las reelaboro, pero no por prudencia, sino por rigor literario. S¨®lo tengo obligaci¨®n de permanecer fiel a lo que est¨¢ bien escrito, si no lo rehago. Eso, me consta, hac¨ªan dos de los escritores de diarios espa?oles que m¨¢s admiro, Josep Pl¨¢ y Ram¨®n Gaya". Le empalaga "ese tipo de diario que se apoya en el nominalismo de la gente, que no son nada por s¨ª mismos y s¨ª por los nombres propios que meten. Me interesa de la vida lo que tiene de sustantivo, no lo que tiene de adjetivo, lo que tiene realidad, no de suposici¨®n, y los nombres son s¨®lo suposici¨®n".

Trapiello con Las nubes por dentro, su cuarto volumen, rebasa el millar largo de p¨¢ginas y anuncia la publicaci¨®n de cuatro ¨²ltimos t¨ªtulos m¨¢s.