Robbins: "El espectador debe formarse su juicio sobre la pena de muerte"
El director present¨® su pel¨ªcula junto a la monja cat¨®lica protagonista de los hechos
El director norteamericano Tim Robbins no pretende con su pel¨ªcula Dead man walking (Pena de muerte), presentada ayer en la Berlinale, influir sobre el espectador y hacerle tomar una postura determinada sobre la pena de muerte, sino permitirle que se forme su propia opini¨®n ante los hechos reflejados. Sonaban sinceros los aplausos y bravos con que acogieron ayer a Robbins en la conferencia de prensa, tras la proyecci¨®n de su pel¨ªcula. Robbins acudi¨® a Berl¨ªn sin su mujer y actriz principal de la pel¨ªcula, Susan Sarandon, pero estuvo acompa?ado de la hermana Helen Prejean, la monja cat¨®lica protagonista de los hechos y autora del libro en que se basa el gui¨®n.
Robbins tiene aspecto de buen chico que nunca ha matado una mosca. Para el director no se trataba en la pel¨ªcula de emitir un juicio de valor sobre la pena de muerte, sino tratar los problemas de unos seres humanos involucrados en la ejecuci¨®n: los dos protagonistas, la monja y el candidato a la ejecuci¨®n, m¨¢s las dos familias de la pareja asesinada y la del asesino. Destaca Robbins el hecho de no haber manipulado la pel¨ªcula, para presentar al asesino como inocente, e insiste en que sobre el problema de la pena de muerte "cada uno tiene que formarse su opini¨®n propia, porque no se trata de hacer propaganda que equivalga a servir un dulce para la hora de acostarse y al d¨ªa siguiente seguir como si nada".La presencia de la monja que protagoniz¨® los hechos en los que se basa el filme dio un sesgo mayor de autenticidad a la historia relatada en la pel¨ªcula. Explic¨® Prejean que hace unos d¨ªas en Nueva Orleans los familiares de una chica asesinada le dijeron que ver la pel¨ªcula les hab¨ªa ayudado a superar el trauma. En un coloquio sobre la pena de muerte en Louisiana, al que acudi¨® invitada la monja, "asistieron m¨¢s de 200 personas, cuando lo normal ser¨ªa que no llegaran a dos docenas. Ven la pel¨ªcula y despu¨¦s compran el libro, que figura entre los m¨¢s vendidos. Con un tema tan desagradable esto es ins¨®lito". Aqu¨ª Robbins se permiti¨® una observaci¨®n ir¨®nica sobre Ias monjas ricas" con la venta masiva de libros de ¨¦xito.
Explic¨® la religiosa que la reproducci¨®n de la ejecuci¨®n por medio de la inyecci¨®n letal era id¨¦ntica a la real y se mostr¨® encantada de la actuaci¨®n de Sarandon al representarla a ella. Al contemplar el rodaje de la primera escena, la visita de la monja a la familia de la chica asesinada, le hizo sentirse transportada a la situaci¨®n real que ella vivi¨®.
Los ojos del p¨²blico
Robbins destaca el papel de Sarandon, a quien califica de "la mejor actriz". Subraya Robbins la dificultad del papel, porque no se trata de una actuaci¨®n en la que pueda tirar cosas contra las paredes y tener mucha acci¨®n, "tiene que ser los ojos del p¨²blico y eso para un actor resulta muy dif¨ªcil de interpretar"."Se me abri¨® una puerta con el libro de Prejean para rodar una pel¨ªcula sobre las ejecuciones", dijo Robbins. No quiso el director mantener contactos con las familias de los asesinados, porque ya le bastaba con el material que contiene el libro, "entrevistarme con los padres s¨®lo habr¨ªa servido para satisfacer mi ego y demostrarme que hab¨ªa investigado el tema a fondo, pero no habr¨ªa a?adido informaci¨®n". La monja corrobor¨® que esto habr¨ªa provocado que quisiesen ver la pel¨ªcula de antemano y habr¨ªa quiz¨¢ dejado insatisfechas sus expectativas.
La pel¨ªcula de Robbins se mueve en las ant¨ªpodas de otra presentada 24 horas antes en la secci¨®n Panorama de la Berlinale. En Ojo por ojo, del brit¨¢nico John Schlesinger, con Sally Field como madre vengadora, se hace una aut¨¦ntica apolog¨ªa de la justicia tomada por su mano ante la ineficacia del aparato judicial. Robbins, en cambio, realiza una descripci¨®n notarial del castigo institucionalizado, en nombre de la ley.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.