?Decoran o no decoran?
45 cuadros del pintor Joan Pon? enfrentan a su hijo y su viuda en los tribunales
?Forman parte de la decoraci¨®n de la casa estudio del pintor Joan Pong sus 45 cuadros que hoy cuelgan de las paredes del inmueble? El enigma no pudo esclarecerse ayer, por lo que el hijo del pintor, Joan Pons, tuvo que abandonar, con su camioneta vac¨ªa, la casa-estudio de La Roca de Ter -en el Pirineo gerundense- que el artista hab¨ªa compartido durante sus ¨²ltimos a?os con su segunda esposa, Josefina Corominas.Joan Pon? (1927-1984) fue uno de los artistas fundadores del movimiento denominado Dau al Set, en el que a finales de los cuarenta militaron tambi¨¦n T¨¤pies, Cuixart y Tharrats. ?l y Joan Brossa fueron los ¨²nicos miembros del colectivo que se mantuvieron fieles al surrealismo y la obra del artista se ha revalorizado con los a?os.
Heredero del legado art¨ªstico de Joan Pon?, el hijo del pintor lleg¨® ayer a media ma?ana a La Roca, acompa?ado de su representante legal, dispuesto a llevarse la totalidad de las obras que permanecen en el interior del estudio. Con una orden del juzgado n¨²mero 9 de Barcelona en la mano, el hijo de Joan Pon? pretend¨ªa poner fin a un litigio que le ha enfrentado y enemistado durante 11 a?os con la viuda del artista, heredera esta ¨²ltima de la finca de La Roca de Ter y "de todo lo que existe en su interior, sean muebles, cuadros, etc¨¦tera", de acuerdo con la voluntad testamentaria del pintor.
La providencia del juzgado de Barcelona, sin embargo, no se ejecut¨® ayer, por lo que el litigio parece no haber llegado todav¨ªa a su fin. Ante la imposibilidad de demostrar si los cuadros forman parte o no de la decoraci¨®n del estudio, el secretario del juzgado de Ripoll prefiri¨® dejarlos en su sitio. La viuda del pintor los conservar¨¢ en calidad de depositaria mientras el juzgado no dicte una nueva orden.
A tenor de la providencia judicial, el heredero del artista pod¨ªa llevarse ayer todos los cuadros, "salvo que por la claridad con que se advirtiera que alguno o algunos de ellos constituyen elementos decorativos, integrados por destino o incorporaci¨®n estable en la vivienda, se convenga pac¨ªficamente en que permanezcan en ella". No hubo un entendimiento pac¨ªfico. El representante legal de Joan Pons consider¨® "completamente inveros¨ªmil" que las 45 telas adornaran "de forma permanente" las fr¨ªas paredes de piedra de la casa-estudio y solicit¨® la entrega de la totalidad de las piezas pict¨®ricas.
Josefina Corominas, que mantiene cerrado el inmueble desde la desaparici¨®n de su marido, asegura tener testimonios escritos de varios cr¨ªticos de arte, quienes recuerdan sus visitas al pintor en su refugio de La Roca y lo describen como "una sala de exposiciones o un museo en el que siempre se exhib¨ªan muchas de sus obras".
Una memoria testamentaria, que Joan Pon? escribi¨® y firm¨® el mismo d¨ªa en que redact¨® su testamento, desencaden¨® el largo litigio entre el hijo y la segunda esposa del artista. Si en el testamento, el pintor legaba a su hijo toda su obra pict¨®rica, en la memoria este patrimonio art¨ªstico pasaba a manos de Josefina Corominas, quien, seg¨²n el documento, deb¨ªa "distribuir alguna de las obras" entre sus familiares, allegados o centros.
El hijo de Joan Pon? no tard¨® en solicitar al Juzgado de Instrucci¨®n n¨²mero 9 de Barcelona la anulaci¨®n del segundo documento, petici¨®n que fue estimada al considerar el magistrado que, por su car¨¢cter de "simple memoria", ¨¦sta perd¨ªa validez ante el testamento. El mismo criterio mantuvieron la Audiencia de Barcelona y el Tribunal Superior de Justicia de Catalu?a al resolver los recursos de apelaci¨®n y casaci¨®n que present¨® la viuda contra la primera sentencia, que la obligaba a entregar a Joan Pons "los bienes y derechos que integren la obra pict¨®rica del artista".
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