"Estoy contra todos los nacionalismo"
Dos a?os despu¨¦s de recibir el premio Nobel de Literatura, Kenzaburo O¨¦, a quien se ha tildado de literato pesimista, expresa una moderada esperanza sobre el futuro del mundo -no tanto sobre el de su pa¨ªs, Jap¨®n, aunque no haya abandonado algunos de sus demonios familiares. Y, eso s¨ª, el paso de los a?os le ha llevado a cimentar aun con mas garra las ideas. que ha defendido contracorriente desde sus tiempos de estudiante.Pregunta. Algunos le tachan de izquierdista, de querer destruir con sus actitudes pol¨ªticas y su literatura las esencias del Jap¨®n eterno. ?Lo considera un insulto, una cr¨ªtica injustificada?
Respuesta. Si me califican de izquierdas porque defiendo una apertura universalista de Jap¨®n, no s¨®lo no me molesta, sino que lo asumo encantado. Estoy contra todos los nacionalismos. Quiero desempe?ar este papel que sirva para universalizar a naci¨®n. Lo peor para Jap¨®n es enquistarse en su nacionalismo. No sirve para nada. No ofrece ninguna esperanza de futuro para el pa¨ªs.
El discurso de O¨¦, incluso en sus respuestas Sobre los asuntos m¨¢s trascendentes, se salpica regularmente de an¨¦cdotas y chascarrillos, un humor letal que le sirve de cr¨ªtica propia y ajena. "?Mi obr¨¢ es compleja y de dif¨ªcil comprensi¨®n? Claro",afirma con rotundidad, "lo he escrito y lo reafirmo, algunos han dicho que la m¨²sica de mi hijo les ayudaba a dormirse, yo en cambio les he asegurado que resultar¨¢ m¨¢s eficaz una novela m¨ªa".
Su hijo Hikari, discapacitado por una hidrocefalia, planea como un b¨¢lsamo pacificador sobre toda la obra de Ci¨¦, especialmente en Un asunto personal, y en la larga conversaci¨®n mantenida en su casa de un tranquilo barrio residencial de la capital. Presente en el sal¨®n durante la entrevista, su padre interrumpe una y otra vez el flujo de las respuestas para ocuparse con mimo de ¨¦l. "Pochan [diminutivo cari?oso], toca esa pieza de T¨¢rreg¨¢". "Pochan, ?c¨®mo se dice arigato [gracias] en espa?ol?".
P. ?C¨®mo acercarse a una literatura tan compleja desde una tradici¨®n cultural occidental tan diferente de la nipona?
R. Mire, Cervantes tambi¨¦n es muy dif¨ªcil. Le¨ª El Quijote [en varias ocasiones volver¨¢ a asegurar que la obra cervantina fue uno de sus puntos de referencia iniciales] y me encant¨® porque es muy espa?ol y muy universal.
Son elementos que se encuentran con frecuencia en la cultura espa?ola. Lorca y Gaud ¨ªson dos ejemplos claros. Mi obra tambi¨¦n tiene que entenderse en esta especie de contradicci¨®n: es muy japonesa, pero a la vez muy universal.
Alaba a Kundera como ejemplo de universalismo y desgrana un comentario que podr¨ªa interpretarse como cr¨ªtico sobre Kawabata, su compatriota Nobel, "muy japon¨¦s pero no universal". Analiza las ra¨ªces de su localismo y su universalidad con el uso de un tri¨¢ngulo geogr¨¢fico. "Estuve en mi aldea de Khikoku [una isla del sur del archipi¨¦lago] hasta los 14 a?os, mis estudios se centraron en la literatura europea, aunque oficialmente fueran los de literatura francesa. Ahora vivo en Tokio. Pues bien, esos tres polos, mi aldea, Europa y Tokio, condensan mi universalismo y a la vez mi identidad japonesa como literato".
P. Como dec¨ªa Ernesto S¨¢bato, un escritor avanza en espiral, retoma los mismos temas, agrand¨¢ndolos...
O¨¦ se levanta ¨¢gilmente de su sill¨®n, donde pasa la mayor parte de la jornada leyendo y escribiendo, para rebuscar entre sus pertenencias un sello dise?ado por su esposa, que tambi¨¦n est¨¢ trabajando en el mismo sal¨®n, y lo estampa con orgullo indisimulado sobre uno de los borradores (le su trabajo. Dos conos invertido con sus v¨¦rtices tocando las bases.1 R. Estos conos est¨¢n basados en la filosof¨ªa de Plat¨®n y lo que dice S¨¢bato se conjuga de alguna forma con este concepto y con mi propia experiencia. Nac¨ª en un puebl9o remoto,, donde absorb¨ª las vivencias de mis padres y de mi abuela, elementos folcl¨®ricos y religiosos muy locales que han quedado intrincados en mi obra., Cuando vine a Tokio era como venir al extranjero. Recuerdo que en un examen en Tokio ped¨ª una hoja a uno de los examinadores y como mi acento japon¨¦s pareci¨® tan raro, ¨¦ste se burlaba de m¨ª diciendo que si ven¨ªa de Taiwan.
El "maestro", como respetuosamente se le interpela en japon¨¦s, insiste otra vez en. la importancia que en su obra ejercieron los estudios de literatura europea en la universidad, aunque esta vez se explaya en su variante hispanoamericana, que admira y conoce detalladamente,
De hecho, comprende el castellano si se habla pausadamente.
"En la d¨¦cada de los setenta [en 1976 imparti¨® cursos en el Colegio de M¨¦xico, fundado por exiliados republicanos espa?oles] le¨ª mucha literatura espa?ola y admito que me influy¨® notablemente. Sin duda ninguna, m¨¢s que la francesa o la norteamericana. En aquel momento signific¨® un gran impulso para m¨ª. Creo que tiene muchos aspectos en com¨²n con la literatura japonesa. Desde el primer momento que encontr¨¦ a Vargas Llosa y Garc¨ªa M¨¢rquez, siempre tuve la intuici¨®n de que. habitamos un espacio literario com¨²n".
O¨¦, vestido austeramente con una camisa negra de cuello Mao y una americana al estilo de los profesores de universidad norteamericanos, explica detenidamente su larga amistad de 20 a?os con los autores hispanoamericanos m¨¢s populares. Sus an¨¦cdotas durante su estancia enM¨¦xico, "pas¨¦ mucho tiempo en mi habitaci¨®n leyendo, y Octavio Paz y otros amigos me tomaban el pelo diciendo que era un japon¨¦s muy aburrido y que me pasaba las horas muertas leyendo Historia de Genji [un cl¨¢sico de la literatura japonesa]. No ?a cierto, lo que le¨ªa eran autores hispanoamericanos". Los nombres de Carpentier, Carlos Fuentes, Juan Rulfo ("Pedro P¨¢ramo es extraordinaria") servir¨¢n para elogiar de manera especial a Vargas Llosa: "Quiero que el siguiente Nobel se lo den a ¨¦l. Es m¨¢s, estoy seguro que se lo van a dar".
P. Es evidente que usted tiene un aprecio considerable por la obra de los autores en castellano.
R. La cultura japonesa fue influenciada por la europea en el siglo XVI y la espa?ola fue la primera ventana. Personalmente, la lectura de El Quijote fue un descubrimiento fundamental en mis, tiempos de universidad. La segunda parte, de modo especial la conversaci¨®n entre Sancho Panza y Don Quijote en la isla de Barataria, es inolvidable. Cervantes muestra cu¨¢l es la verdadera inteligencia del hombre. Nos ense?a de manera genial qui¨¦n es el verdaderamente inteligente y qui¨¦n es el payaso y el h¨¦roe.
O¨¦ confiesa que la lectura de El Quijote le caus¨® tal impresi¨®n que elabor¨® un trabajo acad¨¦mico. "Donoso, Borges y Alfonso Reyes tambi¨¦n son admirables, Y, c¨®mo no, Octavio Paz, con el que me une una gran cordialidad". Las respuestas del escritor japon¨¦s son precisas, alguna vez titubea ante la pronunciaci¨®n de los nombres extranjeros, ineludiblemente Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez se convierte en trabalenguas, y sus mon¨®logos de cuatro o cinco minutos solamente son interrumpidos por su inter¨¦s en que. Hikari participe de alguna manera en la intromisi¨®n hogare?a del periodista. "Pochan, ?te acuerdas cuando pasamos por Aranjuez? Pochan, ?c¨®mo se llama el m¨²sico que escribi¨® el Concierto de Aranjuez?".
P. ?Por qu¨¦ esta atracci¨®n por la literatura en espa?ol?
R. La literatura es un arte donde se conjuntan poes¨ªa, novela y filosof¨ªa. Esto ha existido antes, pero este tipo de literatura s¨®lo existe ahora en pa¨ªses de habla hispana. Por ejemplo, Octavio Paz es poeta, fil¨®sofo y narrador Vargas Llosa es fil¨®sofo y novelista.
Aunque no lo manifiesta enf¨¢ticamente, O¨¦ insin¨²a que una de las claves para entender su obra es tambi¨¦n esa misma conjunci¨®n de literatura y filosof¨ªa.
Al recibir el galard¨®n de la Academia sueca, O¨¦ afirm¨® que se dedicar¨ªa durante unos a?os a leer, tras acabar la novela que estaba escribiendo entonces, cuyo t¨ªtulo podr¨ªa traducirse El ¨¢rbol verde ardiente. Afirma que est¨¢ cumpliendo su promesa.
P. ?Ha cambiado su vida desde que recibi¨® el premio?
R. B¨¢sicamente no ha cambiado. [Toma una tablilla muy trasteada donde apoya las hojas rectangulares cuadriculadas en las que escribe a mano los ideogramas nativos. Mira la reducida biblioteca de la pared como diciendo "aqu¨ª est¨¢n mis poderes"]. Mi hijo compone en la sala, mi mujer dise?a en la mesa del fondo y yo leo libros -en este sill¨®n. Cada tres a?os me fijo como objetivo un autor extranjero. Ahora estoy centrado en Spinoza [en otro momento elogiar¨¢ a Ortega y Gasset por su descripci¨®n de lo que constituye el ser humano y su conciencia, "conceptos de los que carecemos en Jap¨®n"]. Dentro de cinco a?os quiero, si encuentro una nueva forma de expresi¨®n, un tema nuevo, escribir otra novela. No quiero que tenga el mismo estilo que las de antes. Durante el a?o pasado apenas he escrito nada. Me he dedicado a leer y trabajar de cara al futuro. He estado absorbido por los eventos del 50? aniversario de la 1,1 Guerra Mundial [que Kenzaburo O¨¦ no tiene empacho en denominar "guerra de invasi¨®n mpona"] y he tenido alrededor de 100 entrevistas, adem¨¢s de reuniones y conferencias. Ese acontecimiento, m¨¢s que el Nobel, ha, cambiado mi existencia durante los ¨²ltimos meses.
El humor aflora en la charla, junto con una elogiosa menci¨®n a este componente en la obra de su colega espa?ol, tambi¨¦n galardonado con el Nobel de Literatura, Camilo Jos¨¦ Cela. "Con el premio hablaron-mucho de m¨ª, pero solamente un mes,- despu¨¦s se empez¨® a hablar m¨¢s de la m¨²sica. de mi hijo".
Aprovecha la vena humor¨ªstica y su popularidad en el pa¨ªs para lanzar un dardo envenenado a algunos elementos de extrema derecha que le han criticado despiadadamente y han pedido con pasquines callejeros que se vaya del archipi¨¦lago. "Ayer fui a Ginza y en un poste de la luz estaba mi cara en un panfleto de Aikoku [partido de extrema derechal en el que se dec¨ªa 'Derribemos ¨¢ Kenzaburo O¨¦'. Ese papel llevaba all¨ª mucho tiempo pegado, lo cual indica que es de buena calidad. Es una l¨¢stima que utilicen un papel tan bueno para esos menesteres".
P. ?Por qu¨¦ ese inter¨¦s en Spinoza, que usted ha mencionado m¨¢s de una veintena de veces durante nuestra conversaci¨®n?
R. Me interesa su obra por la explicaci¨®n que hace de la bondad y la maldad. Spinoza mide las actutaciones del ser humano en base a postulados ¨¦ticos o pol¨ªticos, sino en si algo es bueno para el hombre o para el mundo. Si una actuaci¨®n da tristeza al hombre, si impide que libere su capacidad de alegr¨ªa es malo. En cambio, el gozo, aquello que da capacidad para ser, feliz, es bueno.. Por ejemplo, Spinoza calificar¨ªa claramente de malvada una explosi¨®n at¨®mica, porque no es bueno ni para el hombre ni para el mundo.
"Ahora tengo 60 a?os", a?ade O¨¦, "y dentro de 10 a?os quiero buscar mi respuesta acerca de lo que es la muerte, la vida, el universo, el ser humano. Spinoza es una base excelente para encontrar respuestas a esas inquietudes", afirma.
P. Le han acusado de pesimista en su obra, pero estoy obteniendo la impresi¨®n de que ese, pesimismo se est¨¢ tornando en optimismo, o al menos diluy¨¦ndose con el paso del tiempo.
R.Es cierto que la primera parte de mi obra es pesimista, especialmente algunas piezas. Tambi¨¦n lo es el que ahora abrigo ciertas esperanzas, sin exageracion, sobre el futuro de Jap¨®n desde su vertiente social y pol¨ªtica. En cambio, a nivel personal soy muy optimista por lo que concierne a mi hijo. Maci¨® discapacitado, pero ha llegado a componer m¨²sica- [con visible orgullo le llama para que hable del reciente premio que le acaba de otorgar una instituci¨®n musical nipona por su disco compacto, del que se han vendido m¨¢s de 100.000 ejemplares]. He escrito sobre ¨¦l en mis novelas. Constantemente me hago preguntas sobre c¨®mo puede vivir una persona con sus dificultades, c¨®mo, tengo que apoyarlo como padre. Poco a poco quiero encontrar un camino que me ayude a superar ese pesimismo que destila mi obra inicial. Dentro de cinco a?os quiero escribir una gran novela, la ¨²ltima, donde se describa un mundo positivo, lleno de esperanza.
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