Las bandas sonoras se disparan
De producto marginal a superventas, la m¨²sica de pel¨ªculas atrae cada vez m¨¢s a los ¨ªdolos del rock
, Han convertido a Michael Nyman, anta?o compositor de vanguardia, en un m¨²sico popular. Han relanzado g¨¦neros olvidados, como la surf music, una obsesi¨®n de Quentin Tarantino. Han potenciado la carrera de int¨¦rpretes tan diversos como Luz Casal, Whitney Houston, Bruce Springsteen o Ketama. Son las bandas sonoras que ocupan un sector creciente del mercado discogr¨¢fico, gracias a ¨¦xitos como El piano, Pulp fiction, Forrest Gump, Philadelphia o El Guardaespaldas.
Hace 10 o 15 a?os, los discos de bandas sonoras eran un producto marginal, cuyas ventas en. Espa?a se med¨ªan por centenares de copias. Julio Ruiz, propietario de Vinilo, una de las tres tiendas especializadas en m¨²sica de cine existentes en este pa¨ªs, recuerda que el p¨²blico estaba limitado a "gente del cine, algunos coleccionistas veteranos y un contingente gay que buscaba m¨¢s el objeto relacionado con algunas estrellas que la m¨²sica en s¨ª". Luego, llegaron pel¨ªculas como Pretty woman o Siete semanas y media, que se idenrificaron con canciones de ¨¦xito de artistas -como Roy Orbison o Joe Cocker, y el mercado empez¨® a expandirse.
Manolo Moreno, responsable de Epic, exhibe cifras que confirman esa tendencia: "Un score, un disco con m¨²sica instrumental creada exclusivamente para una pel¨ªcula, puede despachar unas 3.000 copias sin apenas promoci¨®n. Ahora, si esa m¨²sica est¨¢ respaldada por una canci¨®n interpretada por alg¨²n artista popular, las cantidades se disparan. El Dr¨¢cula de Coppola ten¨ªa una banda sonora dura, pero el tema de Annie Lennox hizo que lleg¨¢ramos a los 50.000 ejemplares. Philadelphia, gracias a la canci¨®n de Bruce Springsteen, se puso en las, 140.000 copias. Sin hablar de Forrest- Gump que lleva vendidos 170.000 dolares; son cl¨¢sicas de los a?os sesenta, que est¨¢n disponibles en mil recopilaciones, pero la m¨¢gia del cine hace que el espectador salga a buscar ese disco en concreto".
Algo similar se podr¨ªa decir de Pulpfiction, con su combinado de retumbantes instrumentales y di¨¢logos de, la, pel¨ªcula: 150.000 ejemplares, sumando la edici¨®n original y la que conten¨ªa parlamentos doblados al castellano. Seg¨²n Moreno, "todo depende de que -exista un terna que se pueda trabajar capaz de entrar en las radio f¨®rmulas y con un clip atractivo". Se produce entonces un fen¨®meno de retroalimentaci¨®n: el disco ayuda a la pel¨ªcula que ayuda al disco. Esa sinergia obvia no siempre es apreciada por la industria del cine. Algunas fuentes del mundo del disco, que prefieren no identificarse, se quejan del desinter¨¦s de las distribuidoras.
Como en todo, el cine espa?ol es diferente. Julio Ruiz, que distribuye y edita discos con la etiqueta de Vinilo, se queja de que "es un mundo muy atomizado, con productores que no entienden el negocio de la m¨²sica. Hay que explicarles que no nos sirven las grabaciones multipistas que ellos han usado, que tienen que hacernos una mezcla estereof¨®nica". Vinilo acaba de editar Morir¨¢s en Chafar¨ªnas, de Bernardo Bonezzi, "que el propio compositor y muchos aficionados prefieren al trabajo conel que ha ganado un Goya". Y est¨¢ preparando el disco de Cachito, de Birgen Mendiz¨¢bal. "Agrada colaborar con un director como Enrique Urbizu, que tambi¨¦n es un gran comprador de bandas sonoras". Pero el proyecto m¨¢s ambicioso es la Colecci¨®n Jos¨¦ Nieto: "Empezamos por El caballero del drag¨®n y seguiremos con El rey pasmado, El maestro de esgrima y todo lo que podamos licenciar. Nieto ha trabajado incluso para la BBC, en la serie Cruzadas, y es muy respetado en Europa". Vinilo no cultiva el segmento de las bandas sonoras de canciones, centr¨¢ndose en los scores espec¨ªficamente cinematogr¨¢ficos: "Puedes llevarte sorpresas, corno, el disco de Terminator. Es una m¨²sica hiriente que parece hecha para torturar al oyente pero alcanzamos las 50.000 copias. Una pel¨ªcula de culto genera ventas asombrosas: 15.000 para la banda sonora de Blue velvet"
El actual best seller de Vinilo (tienda) es, sorprendentemente, Mientras dorm¨ªas. El perfil de sus compradores es muy claro: "Universitarios muy aficionados al cine. Se nota que las ventas de un determinado t¨ªtulo se elevan cuando la pel¨ªcula se estrena o para el video. Claro que tambi¨¦n tenemos seguidores fieles de determinados compositores, que quieren todo lo referente a Jerry Goldsmith o John Williams, sin necesidad de o¨ªrlo; en mucho s casos, son tambi¨¦n aficionados a la m¨²sica sinf¨®nica."
Los verdaderos adictos espa?oles a los scores cinematogr¨¢ficos tienen desde principios de a?o una revista mensual, Bs magazine, que dedica sus p¨¢ginas a Mikl¨®s R¨®zsa, Angelo Badalamenti, Maurice Jarre, Elliot Goldenthal, Erie Serra y otros ilustres desconocidos. "Hasta los autores m¨¢s reconocidos y mejor pagados son maltratados por Hollywood",explica Julio Ruiz. "Est¨¢n indignados de que se vendan como bandas sonoras colecciones de canciones heterog¨¦neas que son el resultado de pactos con discogr¨¢ficas, canciones que en muchos casos ni suenan en la pel¨ªcula. Por no hablar de barrabasadas como la que le hizo Stanley Kubrick a Alex North, que compuso una m¨²sica espl¨¦ndida para 2001.... North fue invitado al estreno en Nueva York y en el mismo cine se enter¨® de que el director hab¨ªa prescindido de su trabajo. Cuando le conoc¨ª en Sevilla, en uno de los Encuentros Internacionales de M¨²sica de Cine, todav¨ªa se pon¨ªa enfermo al o¨ªr hablar de 2001... ". Sus colegas, no lo olvidaron y se empe?aron en la reivindicaci¨®n de ese trabajo maldito: en 1993, coincidiendo con el 25? aniversario de 2001..., Jerry Goldsmith grab¨® la partitura original del filme, que se interpret¨® en directo ante el entusiasmo de los conocedores. Alex North no pudo, o¨ªrlo: muri¨® en 1991.
La avalancha del 96
La alianza de la industria del disco y del cine est¨¢ generando todo tipo de productos insospechados. Por ejemplo, los discos que contienen m¨²sica inspirada por tal o cual pel¨ªcula, un subt¨ªtulo que equivale a Ias canciones que no cupieron en el montaje definitivo". Sin embargo, ese subg¨¦nero se dignifica con lanzamientos como el correspondiente a Dead man walking (Pena de muerte), resultado de los contactos personales del director, Tim Robbins, con Bruce Springsteen, Johnny Cash, Lyle Lovett, Eddie Veder, Suzanne Vega y otros cantantes-compositores que se atrevieron a reflexionar sobre la pena de muerte. La misma f¨®rmula ha sido utilizada por el realizador franc¨¦s Mathieu Kassovitz, autor de La haine, con belicosos grupos de rap que comentan la ¨¢spera vida en los suburbios.Martin Scorsese, maestro en la utilizaci¨®n de a?ejas canciones en sus pel¨ªculas, ha confeccionado -con ayuda del m¨²sico Robbie Robertson un doble CD que recoge las grabaciones de diferentes ¨¦pocas que suenan en Casino. John Lurie, saxofonista y actor, ha optado por el jazz carnoso en su memorable banda sonora para C¨®mo conquistar Hollywood. Por el contrario, las andanzas de Robert de Niro y Al Pacino en Heat son ilustradas por m¨²sicos de vanguardia (Kronos Quartet, Lisa Gerrard, Moby, Brian Eno) que complementan el score de Eliot Goldenthal.
Los sintetizadores y otros cachivaches de alta tecnolog¨ªa ya no intimidan a Hollywood, y son elemento obligado en pel¨ªculas futuristas como Strange days, que ha propiciado la colaboraci¨®n entre el brit¨¢nico. Peter Gabriel y el d¨²o franc¨¦s Deep Forest. M¨¢s ins¨®lita es la apuesta de Paul Buckinaster para 12 monos, el nuevo t¨ªtulo de Terry Gillian: obsesivamente, se repiten fragmentos de Astor Piazzolla.
En largometrajes de violencia urbana, la tendencia es utilizar rap, soul, o ragga,- el inesperado ¨¦xito de Mentes peligrosas en taquilla obedece en buena parte al impacto de Gangsta paradise, el tema de Coolio que precedi¨® en las ondas al estreno de la pel¨ªcula.
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