Cuentos de marzo
Existe una soluci¨®n para llegar medianamente sanos y salvos al s¨¢bado reflexivo: echarle literatura a la campana audiovisual. Como las pantallas s¨®lo logran emitir relatos sin pies ni cabeza, tartamudos, tautol¨®gicos, fragmentarios y demenciales, abandonemos la est¨¦tica del videoclip y volvamos a los viejos libros de cabecera. Cuando entro en periodo electoral siempre regreso a la Alicia de Lewis Carrol, y no precisamente en plan Balthus. Esta vez, las analog¨ªas entre nuestro zumbante patio de vecindad y el pa¨ªs de las maravillas son tan clamorosas, o tan poco subliminales, que me extra?a que hasta la fecha nadie las haya denunciado.Las liebres de marzo, por lo pronto, son una exclusiva del reverendo Carroll, de la misma manera que los idus pertenecen a otro autor ingl¨¦s y los idos son todo un hallazgo de mi querid¨ªsima vecina, gracias a la cual llevamos todo esto algo mejor. Y no hay manera m¨¢s correcta de metaforizar lo que hacen o dejan de hacer nuestros l¨ªderes que en la figura disparatada de la famosa Liebre de Marzo de Alicia. Ustedes me dir¨¢n que tambi¨¦n las liebres de Delibes, por culpa del celo de marzo, retozan alocadamente disput¨¢ndose el voto del se?or Cayo. Con todos los respetos hacia el maestro, es muy distinto esta vez. Nuestras fiebres electorales corren hacia el primer domingo de marzo igual que el bicho de Carroll deambula por las p¨¢ginas del libro: destrozando la l¨®gica, triangulando sin ton ni son, imponiendo absurdos juegos de suma cero, neurotizando al personal con sus infinitas paradojas y contradicciones, y descolocando al elector con su man¨ªa de mojar en la taza de t¨¦ el reloj untado de mantequilla, en plan clip. Eso no lo hace una sensata liebre delibe?a. Sigamos. Hasta ahora han fracasado todos los intentos por plasmar literariamente el extra?o modo de re¨ªr de Aznar. Es muy f¨¢cil. Cap¨ªtulo seis del pa¨ªs de las maravillas, donde bajo un t¨ªtulo sensacionalista (Cerdo y Pimienta) se describe con todo detalle la risa flotante, sin rostro, del menino de Cheshire. Pasemos sin m¨¢s, comentarios sobre el cap¨ªtulo siguiente, titulado Merienda de Locos, donde los tres ocupantes de una mesa dispuesta para muchos m¨¢s gritan "no hay sitio, no hay sitio", y vayamos al otro lado del espejo, tambi¨¦n cap¨ªtulo seis. El mismo d¨ªa que Felipe Gonz¨¢lez anuncia a las masas valencianas en plan Humpty-Dumpty que la verdadera fecha de su cumplea?os no es el 5 de marzo, como es fama, sino justamente el domingo electoral (o sea, el c¨¦lebre juego del feliz incumplea?os del mismo cap¨ªtulo), nos advierte a estas alturas, mangas verdes, de que est¨¢ en juego la mism¨ªsima autonom¨ªa de lo pol¨ªtico. Cito literalmente su tard¨ªo descubrimiento del Snark (m¨¢s o menos apellidado Dei): "Hay grupos que quieren condicionar la autonom¨ªa del poder pol¨ªtico, que adem¨¢s es una tradici¨®n muy espa?ola, y continuar¨¢n conspirando despu¨¦s del 3-M".
Traducci¨®n literal: "La cuesti¨®n", insisti¨® Alicia, "es si se puede hacer que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes". "La cuesti¨®n", zanj¨® Humpty-Dumpty, "es saber qui¨¦n manda... eso es todo".
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