Jordi Gonz¨¢lez y 'la guerra fr¨ªa'
El despiste de los analistas m¨¢s celtib¨¦ricos ha sido monumental en estos ¨²ltimos a?os. Pujol, seg¨²n ellos, andaba por la Moncloa como Perico por su casa. El ub¨² rei catal¨¢n mov¨ªa a Felipe como a un gui?ol de Lo + Plus. Y adem¨¢s le hab¨ªa birlado el 15% de la cartera nacional. Por si fuera poco, le hab¨ªa cortado la lengua a los inmigrantes que, como todo el mundo puede comprobar, en Barcelona hablan por se?as. Vista de ¨¢guila. Pues sucede exactamente lo contrario. Todo ha sido una maniobra de Felipe para emigrar del yermo monclovita, llevarse los bonsais a Montserrat, presidir la Generalitat y convencer a Pujol de que promoviese la revoluci¨®n liberal-textil en el resto de Espa?a.Gonz¨¢lez es el m¨¢ximo exponente de una nueva etnia surgida en la Espa?a del siglo XX. Gonz¨¢lez es un andaluz muy catal¨¢n. Hubo un rey Abderram¨¢n que cont¨® los d¨ªas realmente feIices de su vida y le salieron 13. Daba la impresi¨®n de que uno de esos d¨ªas felices de Gonz¨¢lez fue el que vivi¨® ayer en el Palau Sant Jordi. El mitin socialista m¨¢s concurrido de la historia de la democracia.
Al contrario que Anguita, que la tiene por la peor de Espa?a, Felipe elogi¨® a la burgues¨ªa catalana. Y lo hizo el d¨ªa anterior, ?en Andaluc¨ªa! Los d¨ªas de ternura, sus detractores dicen de ¨¦l que es un Pinocho sevillano, un mentiroso que se cree sus mentiras, pero en ese caso deber¨ªan reconocer que es un Pinocho coherente, pues no le he visto cambiar de nariz en el puente a¨¦reo como hacen los nuevos lerrouxistas. La peor burgues¨ªa del mundo, seg¨²n Gonz¨¢lez, es la andaluza, que no ha dado un duro por su tierra.
Gonz¨¢lez estuvo casi tan catal¨¢n en Catalu?a como en Andaluc¨ªa. En el mitin de C¨¢diz hab¨ªa un p¨²blico de ca?a jornalera y madres proletarias con rosas y prole. Los ¨²nicos burgueses que hab¨ªa por all¨ª eran los oradores. Y por si fuera poco, uno de ellos catal¨¢n. Felipe Gonz¨¢lez.
Los a?os que pasaron fueron una buena oportunidad para sellar la llei del amor entre Catalu?a y Espa?a, que ped¨ªa el buen republicano Joan Maragall. Pero pill¨® a contrapi¨¦ y con una mosca en cada oreja. Como despu¨¦s de Yalta, vuelve el ambiente de guerra fr¨ªa. La cuesti¨®n en esta campa?a no es con qui¨¦n hay que entenderse sino contra qui¨¦n hay que defenderse. Y es tambi¨¦n una guerra fr¨ªa porque el enfrentamiento consiste en levantar muros de verg¨¹enza como en Berl¨ªn. Cada pugil vaga solitario por el ring pele¨¢ndose con un rival invisible. Aznar es ¨¢rbitro de s¨ª mismo y se levanta las manos triunfal en Mestalla. Y Felipe ara?a votos, faj¨¢ndose contra la negra sombra.
Tras la inyecci¨®n catalana, toda la esperanza socialista est¨¢ puesta ahora en Smiley, el agente de John le Carr¨¦. En el argot de los esp¨ªas este Smiley es el que anda despertando a los agentes quemados o dormidos. En Madrid reapareci¨® alg¨²n intelectual que otro. En C¨¢diz, Rafael Excuredo. ?Cu¨¢ntos an¨®nimos agentes dormidos tendr¨¢ el PSOE? La otra t¨¢ctica es la de contraespionaje. Los ¨²ltimos apoyos a Aznar son recibidos con j¨²bilo por el MI-5 socialista. Julio Iglesias, en pol¨ªtica fiscal. Raphael, en cultura antifranquista. Gil, en tolerancia y zoosemi¨®tica. Cosas de la guerra fr¨ªa.
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