Flaubert en campa?a
Si Flaubert estuviera siguiendo la campa?a electoral estoy seguro de que habr¨ªa incorporado a su Dictionnaire des id¨¦es recues dos nuevas entradas bajo las r¨²bricas "regeneraci¨®n de la izquierda" y "felipismo". No hay lugares comunes m¨¢s repetidos que ¨¦stos desde hace meses. No parece haber preocupaci¨®n mayor en el pa¨ªs que la de la regeneraci¨®n del partido socialista. Para ello, pasar a la oposici¨®n es condici¨®n necesaria, pero no suficiente. Es imprescindible adem¨¢s el fin del felipismo.Estos lugares comunes se est¨¢n poniendo en circulaci¨®n como suele hacerse en estos casos: a trav¨¦s de la repetici¨®n incontable de los mismos desde las m¨¢s diversas instancias, a fin de que desaparezca la paternidad d¨¦ la idea y adquiera la consistencia de un aut¨¦ntico prejuicio popular.
Inicialmente fue una estrategia pol¨ªtica acordada entre el PP e IU. De ah¨ª que, con ligeras variantes y sobre todo ¨¦nfasis, la idea haya sido propagada por Aznar y Arenas o por Anguita y Rej¨®n. Pero pronto se sumaron a la misma voluntarios diversos: Ruiz Mateos, Paco Umbral, Antonio Elorza...
Y a medida que nos aproximamos al 3 de marzo los propagandistas aumentan. El domingo 25 Luis Mar¨ªa Ans¨®n en Abc: "Es conveniente para el Estado democr¨¢tico que en el futuro exista un partido socialista vigoroso y honrado. El felipismo debe ser, por eso, destruido". El martes 27 era Rosa Montero la que afirmaba que "la izquierda puede renovarse desde la oposici¨®n y salir del pantano en el que est¨¢". Y el mi¨¦rcoles 28 se incorporaba Jes¨²s Gil, para quien "al propio PSOE le conviene regenerarse", para lo cual lo primero es no o¨ªr a Felipe Gonz¨¢lez, "...en cuanto lo oigo, lo apago...".Como es sabido, la finalidad de todo prejuicio no es otra que la de obturar por v¨ªas soterradas y espurias los canales a trav¨¦s de los cuales los ciudadanos pueden formarse un juicio sobre el asunto de que se trate. El objetivo del lugar com¨²n es hacer superflua la actividad de razonar. Justa mente por eso, es algo profundamente antidemocr¨¢tico, a pesar de o, mejor dicho, precisamente por su car¨¢cter aparentemente popular.
Se trata de lugares comunes que han sido puestos en circulaci¨®n por la confluencia de dos circunstancias:
1?. A pesar de todas las campa?as de: desprestigio personal, Felipe Gonz¨¢lez contin¨²a siendo el l¨ªder m¨¢s valorado por la sociedad espa?ola y el de m¨¢s prestigio internacional.
2?. No hay un s¨®lo proyecto de izquierda con credibilidad interna e internacional alternativo al que representa la oferta socialista en estas elecciones. Ni desde el punto de vista de la vertebraci¨®n territorial de Espa?a y la incorporaci¨®n de los nacionalismos catal¨¢n y vasco a la direcci¨®n del Estado, ni desde la perspedtiva de la cohesi¨®n y seguridad social, ni desde el horizonte de la integraci¨®n internacional de Espa?a. La ¨²nica alternativa, es la de IU, fuertemente hegemonizada por el PC?, como el proceso de aprobaci¨®n del Tratado de Maastricht y el enfrentamiento con CC OO han puesto de manifiesto.
Esto es lo que se trata de ocultar con la difusi¨®n de la cantinela sobre la regeneraci¨®n y el felipismo. ?D¨®nde est¨¢ el proyecto distinto a partir del cual habr¨ªa que proceder a la regeneraci¨®n? ?O se va a proceder a la regeneraci¨®n para hacer la misma pol¨ªtica? ?D¨®nde est¨¢ el portador de ese nuevo proyecto, de esa visi¨®n, como dir¨ªan los norteamericanos, del futuro de Espa?a desde una perspectiva de izquierda?
Mientras no se den respuestas a estos interrogantes, la pr¨¦dica de la regeneraci¨®n y el felipismo no es m¨¢s que un intento de distraer a los ciudadanos de la oferta que real y efectivamente se les hace desde la izquierda e impedir que puedan formarse un juicio sobre la misma.
El domingo sabremos si han conseguido su prop¨®sito.
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