Tambi¨¦n sabe sonre¨ªr
Van MorrisonVan Morrison (voz, arm¨®nica y guitarra ac¨²stica), Georgie Fame (¨®rgano), Nicky Scott (bajo), Geoff Dunn (bater¨ªa), Bryan Kennedy (voz), Leo Green (saxo), Matt Holland y George Dickerson (trompetas). Sala La Riviera. 3.500 pesetas. Madrid, 29 de febrero.
Muy posiblemente, en la vida contemplaremos a un Van Morrison m¨¢s relajado y cooperador que el que hubo ocasi¨®n de ver anteanoche en su actuaci¨®n de Madrid. Su legendaria actitud arisca parec¨ªa enterrada en medio del buen rollo, que flotaba como una nube rosa sobre el escenario.
Luci¨® la estrella irlandesa rodeada por un impresionante acompa?amiento de nueve m¨²sicos, entre los que cabe destacar el socio de toda la vida, Georgie Fame, al ¨®rgano Hammond y el andr¨®gino cantante Bryan Kennedy, que complement¨® con una voz francamente hermosa los fraseos espirituales del genio de Belfast.
Frente a otros planteamientos m¨¢s folks, Van escogi¨® esta vez las sendas del blues y el ryth'n'blues para dar un repaso de m¨¢s de dos horas a algunas de las p¨¢ginas m¨¢s bellas de su inabarcable repertorio. En un continuo viaje a trav¨¦s del tiempo, supo extraer el eco de los viejos Them con So make me feel.
Se detuvo en ¨¢lbumes de tono menor como Enlightment, del que toc¨® canciones con sabor adulto y reposado como See me through o In my soul. Record¨® uno de sus mejores discos, Moondance, con Crazy love, y, c¨®mo no, cumpli¨® la obligada pleites¨ªa al presente, repasando sus dos ¨²ltimos discos, Days like this y How long has this been going on.Diversi¨®n
Pero, sin lugar a dudas, lo m¨¢s resaltable de la visita de Van Morrison estriba en que, a pesar de su eterna imagen de hura?o de oscuro, por fin se le vio sonre¨ªr y manifestar a trav¨¦s de la interpretaci¨®n en directo que, aparte de alcanzar grandes cotas de paroxismo emocional con esas improvisaciones vocales del tipo balbuceo, tambi¨¦n es capaz de divertirse como un muchacho, entre colegas de sabia intuici¨®n musical.
As¨ª, se le vio bromear con Kennedy, al que permiti¨® interpretar en solitario You make me feel so free y hasta se dej¨® parodiar por el trompetista. Los d¨²os vocales fueron, precisamente, algunos de los picos m¨¢s altos del concierto.
Al final, el adulto p¨²blico que abarrotaba la sala no le Permit¨ªa irse del todo, provocando la enorme concesi¨®n hacia s¨ª de obligar al maestro a interpretar uno de los m¨¢s celebrados y optimistas temas de toda su carrera, Brown eye girl.
O sea, hasta hubo oportunidad para disfrutar de un Van Morrison que induc¨ªa a un suave movimiento de los pies. ?Se puede pedir m¨¢s? Pues mejor guardarlo en la memoria, por si acaso no se vuelve a repetir.
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