Todav¨ªa hay clases

Cuando en la anochecida del 23-F de 1981 el peri¨®dico EL PA?S sali¨® a la calle, en edici¨®n especial, para gritar a favor de la libertad y del sistema democr¨¢tico, uno, en su ingenuidad, esper¨® gestos as¨ª de otras instituciones o particulares; en concreto de la Conferencia Episcopal. No lo hubo. En la manifestaci¨®n del d¨ªa 27 de aquel mismo mes volv¨ª a esperar que, esa vez s¨ª, alg¨²n, representante de los obispos acudiera. Pues, tampoco. El d¨ªa 19 de los corrientes, en la manifestaci¨®n celebrada en Madrid en contra de ETA y en solidaridad con las v¨ªctimas del terrorismo y en favor del r¨¦gimen democr¨¢tico de libertades que hemos conseguido, la Conferencia Episcopal pareci¨® no enterarse: no acudi¨® ninguno de sus miembros.?A qu¨¦ juegan estos se?ores? ?No pertenecen a la misma sociedad, pueblo, naci¨®n que los seglares? ?Est¨¢n al margen de todo lo que ocurre? Porque para lanzar sus trasnochadas diatribas sobre los males morales que nos aquejan, desde su particular¨ªsima ¨®ptica, bien que intervienen. Y hasta para pedir el voto por un partido determinado desde su emisora, de radio. O sea, que hay cosas que s¨ª les incumben, como, por ejemplo (y aprovecho la ocasi¨®n), oponerse al uso del preservativo, aun en el caso en que pueda haber contagio para otro y hasta para el feto de la mujer que quedase embarazada. ?No es esto cruel, atroz, inhumano? Pues ¨¦sta es la manera de actuar de la misericordiosa madre iglesia, con su jefe supremo a la cabeza, se?or Wojtyla. Aunque no s¨¦ por qu¨¦ escribo esta carta si recuerdo c¨®mo durante casi 40 a?os no tuvo la Iglesia espa?ola el menor empacho en cobijar bajo su palio al dictador. Y es que todav¨ªa hay clases...-