Una relaci¨®n lastrada por la desconfianza
El apoyo al Gobierno del PSOE crisp¨® tradicional distanciamiento la derecha espa?ola y la catalana
"La gran mayor¨ªa de los catalanes es sensible al da?o que el PP ha hecho a Catalu?a, al presentar la colaboraci¨®n de CiU para la gobernaci¨®n de Espa?a como un instrumento en beneficio de Catalu?a y en contra o en detrimento del resto de Espa?a".Estas palabras pronunciadas en octubre pasado por el presidente de Uni¨® Democr¨¢tica de Catalunya (UDC), Josep Antoni Duran Lleida, evidencian las heridas que ha dejado la pol¨ªtica de acoso practicada por Aznar contra el Gobierno socialista, y por extensi¨®n contra sus principales aliados, los nacionalistas catalanes.
1 No son las cr¨ªticas m¨¢s duras recibidas por el PP desde las filas de CiU, pero s¨ª las m¨¢s significativas en la medida en que el presidente de Uni¨® ha sido, precisamente, el canal privilegiado de comunicaci¨®n entre Aznar y Pujol, so pretexto de la pertenencia de los dos primeros a la Internacional Dem¨®crata-Cristiana.
Ciertamente, no son motivos de agravio lo que falta a Pujol a la hora de pasarle factura al PP. El presidente de la Generalitat no habr¨¢ olvidado que, en octubre de 1994, con motivo de su visita a Barcelona, Aznar calific¨® el acuerdo entre el PSOE y CiU de "pacto para taparse mutuamente las verg¨¹enzas", en alusi¨®n a los esc¨¢ndalos pol¨ªtico-fmancieros.
Sin embargo, no han sido s¨®lo las declaraciones abruptas o destempladas las que han enfrentado los populares y nacionalistas catalanes. En una entrevista publicada por ELPA?S el pasado 31 de enero, Pujol sintentizaba as¨ª sus discrepancias con el partido al que todas las encuestas daban ya ganador: "La pol¨ªtica, el programa y sobre todo las actitudes del PP en el tema auton¨®mico nos causan inquietud. Admito que la gente y los partidos opinan y act¨²an de forma distinta cuando est¨¢n en la oposici¨®n que cuando est¨¢n en el Gobierno. Pero hay cosas alarmantes; por ejemplo, en un tema tan importante como el ling¨¹¨ªstico.
La oposici¨®n del PP y de su l¨ªder catal¨¢n Aleix Vidal-Quadras a la pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica de la Generalitat, especialmente en la ense?anza, ha sido interpretada por CiU como un ataque frontal contra la convivencia y contra la se?a de identidad de? nacionalismo, que es precisamente el idioma, con el ¨²nico prop¨®sito de robarle electorado.
El reciente fichaje de Josep Mar¨ªa Trias de Bes -un hist¨®rico de CiU marginado tras la ca¨ªda de Miquel Roca- como cabeza de lista del PP por Barcelona en las elecciones del domingo significar¨ªa un giro en esas posiciones, aunque tambi¨¦n un intento de amenazar la hegemon¨ªa pol¨ªtica de Pujo? en el catalanismo m¨¢s moderado.
Por lo dem¨¢s, las malas relaciones del nacionalismo catal¨¢n con la derecha espa?ola, aunque llevadas al paroxismo durante la ¨²ltima legislatura por el apoyo de Pujol a Felipe Gonz¨¢lez, tienen ra¨ªces hist¨®ricas. Mientras socialistas y nacionalistas comparten un pasado com¨²n de lucha contra el franquismo, la derecha espa?ola ha estado siempre enfrente de las reivindicaciones catalanistas. En la memoria de partidos como CiU y el PNV subsiste un poso de desconfianza que dificulta el entendimiento de las derechas nacionalistas con la derecha espa?ola.
Con todo, algunos precedentes inducen a pensar que el acuerdo, sumamente improbable, no es imposible. Por ejemplo, el buen nivel de sinton¨ªa que existi¨® entre Pujol y Adolfo Su¨¢rez durante la etapa de UCA aunque ello acabara cost¨¢ndole su desaparici¨®n al partido centrista en Catalu?a.
M¨¢s recientemente, y aunque la din¨¢mica de los dos ¨²ltimos a?os haya hecho olvidarlo, el propio Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar ofreci¨® a Pujol en noviembre de 1992 la presidencia de un Gobierno espa?ol de centro-derecha. Eran los tiempos en que Abc, el diario m¨¢s beligerante contra el acuerdo entre socialistas y nacionalistas y contra la pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica de la Generalitat, eleg¨ªa al presidente catal¨¢n como espa?ol del a?o.
Los continuos ataques entre el PP y CiU no han impedido a Pujo? mantener buenas relaciones con algunos miembros del partido de Aznar, como el presidente de la Xunta, Manuel Fraga, o el de Madrid, Alberto Ruiz-Gallard¨®n, que le recibi¨® en plena campa?a auton¨®mica catalana, para desesperaci¨®n de Vidal-Quadras.
La coincidencia en ternas como la pol¨ªtica econ¨®mica, fiscal o laboral y el proverbial pragmatismo de Pujol abogan igualmente en favor de un entendimiento. No hay que olvidar que CiU perdi¨® la mayor¨ªa absoluta en las ¨²ltimas elecciones catalanas y que los populares podr¨ªan darle su apoyo en el Parlamento catal¨¢n a cambie de recibirlo en el Congreso.
En todo caso, Pujol deber¨¢ medir las consecuencias de sus pasos. Si el acuerdo con los socialistas ya le ha supuesto un alto coste electoral, la afianza con el PP, que sigue suscitando un fuerte rechazo entre sus propias bases, podr¨ªa resultarle sencillamente inasumible.
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