El m¨¢s macho
"This isn't cojones, this is cowardice" ("Esto no son cojones, esto es cobard¨ªa"). As¨ª, con la palabra clave pronunciada en castellano, Madeleine Albright, embajadora de Estados Unidos en la ONU, ha condenado el derribo por la aviaci¨®n militar cubana de dos avionetas civiles pilotadas por anticastristas. Y as¨ª le ha respondido Roberto Robaina, ministro cubano de Exteriores: "De lo primero nos han sobrado siempre; de lo segundo, nunca hemos sufrido". O sea que el asunto, y ustedes me van a perdonar, va de tenerlos o no tenerlos.Cuba, que hace menos de un siglo todav¨ªa era espa?ola, ha heredado de la madre patria un machismo acusado. De hecho, si se fijan ustedes, el ¨²ltimo sustento ideol¨®gico de la dictadura castrista es plantarle cara al imperialismo yanqui con un par de... Y ¨¦sa es tambi¨¦n una de las razones de la simpat¨ªa que Fidel sigue despertando entre tantos espa?oles.
Pero los cubanos tambi¨¦n han heredado de la Pen¨ªnsula Ib¨¦rica un agudo sentido del humor negro. Un chiste popular en la isla cuenta las andanzas de una familia de La Habana en busca de comida en el a?o 2010. Es de noche -una noche oscura como el fondo de un pozo porque no hay alumbrado el¨¦ctrico- y la familia se lanza a la caza de ratas, que son tan escasas como apreciadas. Finalmente, uno de sus miembros caza una; pero entonces se plantea el problema de que no hay fuego para cocinarla. Tras nuevas peripecias, encuentran a un mulato que dispone de dos palitos de madera. Regatean con ¨¦l y consiguen que les de fuego a cambio de medio roedor. Mientras frota las maderas, el mulato dice: "?No saben la ¨²ltima? Fidel va racionar los palitos". El cabeza de familia exclama alborozado: "?Ahora s¨ª que es verdad que Fidel no llega a fin de a?o!".
El chiste es una prueba del fatalismo de los cubanos, emparedados entre un castrismo que no parece tener fin y la torpe, ineficaz y brutal pol¨ªtica de EE UU. Dir¨ªase que, fascinados por el machismo cubano, los norteamericanos plantean su relaci¨®n con la isla en los t¨¦rminos de la palabra tan bien pronunciada en castellano por la embajadora Albright. As¨ª que, con un par de..., han castigado el derribo de las avionetas con la ley Helms-Burton. Aprobada ya por el Senado y la C¨¢mara de Representantes, esa ley va a ser ratificada por Bill Clinton, ante el estupor y la indignaci¨®n de la comunidad internacional. Pretende, ni m¨¢s ni menos, que castigar con sanciones en EE UU a las empresas de terceros pa¨ªses que inviertan en Cuba.
La ley Helms-Burton no s¨®lo se pasa por los susodichos principios del libre comercio, sino que, adem¨¢s, es perfectamente in¨²til. Fidel no va a caer de esta manera; al contrario, ahora tiene un nuevo argumento para esgrimir su acrisolada hombr¨ªa que ha superpuesto a la dulce y bailonga cultura tradicional cubana hecha de disciplina militar y numantinismo, el patria o muerte, venceremos. El senador dem¨®crata Jeff Bingman lo ha entendido muy bien al decir: "Castro tiene la virtud de inducir a nuestros pol¨ªticos a la estupidez y la ceguera".
Todos los esfuerzos norteamericanos para derrocar a Fidel se han revelado vanos. Por razones ya no s¨®lo morales sino de mero pragmatismo, otros pa¨ªses de Occidente, como Espa?a, llevan tiempo predicando y practicando la pol¨ªtica de sembrar apaciblemente en el interior de Cuba las semillas del cambio democr¨¢tico. Hasta que se ha dejado llevar por la necesidad electoralista de responderle a Fidel con su mismo lenguaje machista, Clinton parec¨ªa convertido a esa doctrina.
De modo que llevamos camino de se que haga realidad otro chiste cubano. Cuenta que, ya bien entrado el tercer milenio, Fidel muere y va al cielo por su firme resistencia al imperialismo yanqui. All¨ª pide ser recibido por Dios con tal insistencia que lo consigue. Fidel y Dios se encierran en una sala y discuten durante horas, ante la expectaci¨®n de los habitantes del cielo. Cuando termina la reuni¨®n, los dos salen amistosamente cogidos del brazo. Dios va diciendo: "Estoy de acuerdo en que construyamos el socialismo en el cielo, pero sigo sin entender por qu¨¦ tienes que ser t¨² el primer secretario".
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