El ¨¢ngel de Jacob
Durante toda una noche luch¨® Jacob con el ¨¢ngel del Se?or. Yo tampoco entiendo bien lo que est¨¢ pasando, pero tras dolorosa lucha espiritual, decido olvidar el v¨ªdeo del doberman, el "?No pasar¨¢n!" y la hip¨®crita promesa del l¨ªder socialista de ejercer la oposici¨®n m¨¢s civilizadamente que cuando echaron abajo a la UCD: el mandato del votante es que todo se haga en amor y compa?a. Con cuatro problemas se enfrenta Espa?a (si se me permite emplear este t¨¦rmino): el descontento de sus naciones, el Estado nodriza, la adecuaci¨®n a Europa y la corrupci¨®n. Para empezar a resolverlos necesita un Gobierno estable y de centro-derecha.Mis estudios me han llevado a la convicci¨®n de que el nacionalismo es el gran error del siglo XX. Soy pac¨ªfico amante de mi patria; pero en mis momentos de lucidez prefiero empadronar mi alma en la civilizaci¨®n occidental. Entiendo que los catalanes, vascos, castellanos o gallegos queramos consideramos una naci¨®n si ello nos consuela. Pero, aunque los nacionalistas catalanes sean hoy el clavillo del abanico pol¨ªtico espa?ol, no lo han conseguido en virtud del aumento de sus votantes (que en las elecciones de marzo de 19516 han sido proporcionalmente menos que en las generales anteriores), sino por el casi empate de votos de los populares y los socialistas; y como la mayor¨ªa de los ciudadanos en las dos naciones vota "espa?ol", conviene recordar que los cambios de fronteras pueden seguir la pauta de Yugoslavia, m¨¢s que la de la Rep¨²blica Checa y Eslovaquia. Bien venidas sean, pues, las concesiones que haya de hacer el se?or Aznar para calmar la susceptibilidad herida de esta o aquella naci¨®n espa?ola.
En d¨ªas recientes, el seny¨® Ernest Lluch (que en Catalu?a no emplean el don) ha ca¨ªdo en una imprecisi¨®n hist¨®rica y ha cometido una injusticia personal: pide que Espa?a se organice como el Imperio Austro-H¨²ngaro, y ha tildado a don Mario Vargas Llosa (que en Per¨² s¨ª se usa el don y el espa?ol) de autoritario. Quienes conocemos la historia de aquel imperio centroeuropeo sabemos que, en cuanto Hungr¨ªa adquiri¨® la autonom¨ªa junto con la dignidad de reino, comenzaron los magiares a oprimir a las naciones de su corral, a los checos, los eslovacos, los eslovenos, los polacos: eso mismo temen muchos valencianos y bale¨¢ricos que podr¨ªa ocurrir en la gran Catalu?a. Creo que nos conviene m¨¢s el modelo de un Estado federal, en el que todas las autonom¨ªas tengan semejantes derechos y competencias. Mario Vargas no es ni economicista ni dictatorial. Demostr¨® al postular la presidencia de Per¨² que coloca los valores democr¨¢ticos muy por encima de los objetivos econ¨®micos, aunque s¨®lo sea por el hecho de que se neg¨® a mentir en ning¨²n momento de su campa?a electoral. No entiende Lluch (que pas¨® por el Ministerio de Sanidad como un rayo de sol por un cristal polvoriento) lo crucial del debate sobre c¨®mo mejor liberar una econom¨ªa del asfixiante status quo: unos proponen el m¨¦todo de choque, con el que V¨¢clav Klaus ha tenido tal ¨¦xito en la Rep¨²blica Checa; otros, el m¨¦todo de consenso de Helmut Kohl, cuya eficacia en Alemania est¨¢ a¨²n por ver.
Los votantes espa?oles, especialmente los socialistas andaluces, han significado que, en materia de reforma del Estado providencia, de privatizaci¨®n de las empresas p¨²blcas, de liberalizaci¨®n del mercado de trabajo y de reducci¨®n de impuestos, prefieren la v¨ªa lenta y la mesa redonda. Dada la distribuci¨®n de esca?os en el Congreso de los Diputados, el Gobierno popular no podr¨ªa hacer otra cosa, aunque tuviera una agenda oculta. Ante la Uni¨®n Europea y los dinosaurios que la regentan, s¨®lo los Estados pueden fungir con eficacia. La distribuci¨®n de esca?os en el Congreso espa?ol dificulta la aplicaci¨®n de los criterios de Maastricht y desaconseja una inmersi¨®n precipitada de la peseta en la moneda ¨²nica. Quiz¨¢ puedan los partidos de centro-derecha, los nacionalistas y el que ha ganado las elecciones acordar una adaptaci¨®n sin prisa pero sin pausa de nuestro sector p¨²blico a las condiciones exigidas por la Comunidad.
La votaci¨®n del 3 de marzo ha equivalido a una ley de punto final para los corruptos que a¨²n no hab¨ªan sido inculpados ante los tribunales. Compadezco al pobre Josep Curto, obligado por la nueva pol¨ªtica de amor al pr¨®jimo a retirar sus iniciativas de investigaci¨®n de presuntas corruptelas de la Generalitat. Todo sea por la "gobernabilidad".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.