Segundos Pactos de la Moncloa
Supongamos que en los periodos establecidos el PP logra asegurar, en cualquiera de sus modalidades, la. investidura de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar como presidente de Gobierno (?ojal¨¢! esta suposici¨®n no se convierta en una ucron¨ªa). Resuelta esta dificultad instrumental, habr¨¢ que abordar el problema principal: qu¨¦ parte del programa te los conservadores, con el que ganaron las recientes elecciones generales, queda en pie; cu¨¢les son aquellas de las medidas con las que convencieron. a los ciudadanos que son innegociables con las fuerzas pol¨ªticas en las que se van a apoyar en esta legislatura.Esto es lo realmente importante. El PP ha hecho su campana con promesas electorales a casi todos los sectores sociales. En esencia, su propuesta era la siguiente: asegurar la competitividad de la econom¨ªa con cohesi¨®n social. Los instrumentos son la bajada de impuestos con reducci¨®n del d¨¦ficit, manteniendo los niveles adquiridos del Estado providencia y haciendo las reformas estructurales pendientes. Y una finalidad: conseguir que Espa?a ingrese en el primer nivel de la Uni¨®n Econ¨®mica y Monetaria.
?Podr¨¢ lograr Aznar al menos este nivel b¨¢sico de su programa? La dificultad es grande, puesto que el PP comenzar¨¢ a gobernar, por primera vez en su historia, con unas condiciones pol¨ªticas de debilidad iguales o superiores que las que ten¨ªan los socialistas en el declive de los 13 a?os de ejercer el poder en solitario. Es cierto que los populares acceden de nuevas, sin desgastes ni cansancios y sin la pesada carga que la corrupci¨®n ha supuesto para los ¨²ltimos Ejecutivos de Felipe Gonz¨¢lez; tambi¨¦n es probable que la oposici¨®n que hagan los socialistas sea m¨¢s matizada, menos escandalosa y con reglas del juego m¨¢s ortodoxas que las practicadas por el equipo de Aznar en los ¨²ltimos dos a?os y medio. Aun as¨ª, las complicaciones son muchas y ser¨ªa lamentable que el proyecto de los conservadores quedase desfigurado en aras a la gobernabilidad en el inicio de su puesta de largo.
Parece l¨®gico que, a la vista de todo ello, quede prorrogado el Presupuesto de 1996 y que el PP se juegue toda su pol¨ªtica econ¨®mica en los Presupuestos para 1997. ?stos deber¨¢n ser presentados en el Parlamento a m¨¢s tardar en el mes de septiembre, es decir, dentro de seis meses; los mercados financieros, que saludaron con pesimismo el resultado electoral, juzgar¨¢n definitivamente al Gobierno de Aznar por la pol¨ªtica econ¨®mica del a?o que viene. Pero lo m¨¢s significativo es que esos presupuestos sellar¨¢n o no las posibilidades de la presencia de Espa?a entre los pa¨ªses que cumplen las condiciones de convergencia aprobadas en el Tratado de Maastricht.
Dado que la mayor parte de los grupos parlamentarios (con la excepci¨®n de una parte de los diputados de Izquierda Unida) opinan que es prioritaria la comparecencia de Espa?a en esa primera divisi¨®n europea, parecer¨ªa oportuno establecer un consenso para apoyarla. Se tratar¨ªa de una especie de segundos acuerdos de La Moncloa -expl¨ªcitos o impl¨ªcitos- con un objetivo b¨¢sico: lograr un pacto de austeridad para controlar el d¨¦ficit p¨²blico, la inflacl6n y la deuda p¨²blica, ingresar en la UEM y cambiar la peseta por el euro. Al igual que los primigenios Pactos de la Moncloa tuvieron tambi¨¦n contenido pol¨ªtico -mucho menos conocido-, se podr¨ªa incorporar a los de ahora el consenso sobre la pol¨ªtica antiterrorista. Recientemente, Adolfo Su¨¢rez y Santiago Carrillo rememoraban las dificultades que en 1977 tuvieron para sentar a los socialistas a los Pactos de la Moncloa; ahora tambi¨¦n podr¨ªa haber resistencias, pero, sin ese acuerdo, entrar en la uni¨®n monetaria puede ser pr¨¢cticamente imposible.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.