Entro cristaleros, curas fontaneros y chavales
Psicosis detectivesca en Vallecas Villa en busca del quinielista multimillonario
El de ayer fue un mal d¨ªa para enfermar. O para ser sacerdote. Sobre todo en Vallecas, uno de esos barrios de Madrid a los que el siglo XX castiga con pasi¨®n. Francisco Tafalla, de 31 a?os, empleado de una cristaler¨ªa de la zona, no acudi¨® a su trabajo. Ese dato result¨® suficiente. Como por arte de magia, Francis acababa de convertirse en el hombre m¨¢s buscado de Madrid, aqu¨¦l al que las quinielas hab¨ªan colocado en su bolsillo 1.425.051.482 pesetas. Algo similar le ocurri¨® a Tom¨¢s, el p¨¢rroco del barrio de la U.V.A de Vallecas, que se descubri¨® responsable de una minipe?a de ocho multimillonarios, "...yo que lo m¨¢s que he jugado es una vez a los ciegos".Ocurre que las ¨²ltimas pesquisas apuntaban a que un chaval apareci¨® en la sucursal de la Societ¨¦ Generale de la calle Zurbano acompa?ado de sus padres, y de otro cura, y con el boleto m¨¢s famoso de la historia, seg¨²n inform¨® la SER. Instantes despu¨¦s se fue al cercano despacho del notario Don Gerardo Mu?oz de Dios.
Pero a las once de la ma?ana el favorito del barrio era, todav¨ªa, el citado Francisco Tafalla. El primer problema, no carente de importancia, es que Francis estaba en la cama, desde el s¨¢bado, con gripe. El segundo inconveniente, sin duda demoledor, es que ¨¦l no rellen¨® quiniela alguna.
Pero Francis, el cristalero, no fue el ¨²nico convertido en falso millonario en una ma?ana paranoica. Lo mismo- le sucedi¨® a Paco, el peluquero; y a Manolo, el de la pocer¨ªa; y a los Moscoso, fontaneros ellos. Y al marido de Rosal¨ªa, el hermano de Santiago, pintor para m¨¢s se?as. Y al cura Tom¨¢s, por supuesto. Vallecas Villa vivi¨® ayer una popular psicosis detectivesca, provocada por los vecinos, por los periodistas y por los banqueros del lugar.
Elena San Narciso, propietaria del despacho donde se sell¨¦ el boleto, se puso ayer m¨¢s guapa que nunca. A las nueve, decenas de personas aguardaban su llegada en la puerta del local. Las c¨¢maras de televisi¨®n provocaron tan in usual reuni¨®n callejera. Ella ase guraba que quer¨ªa desaparecer. Pero no lo hizo. Se puso a disposici¨®n de los medios de comunica ci¨®n con la lecci¨®n bien aprendida. "No s¨¦ qui¨¦n es el acertante".
S¨®lo los clientes le llevaban la contraria. "Que s¨ª, que lo sabes". Pero no. El s¨¢bado, exactamente a las 11 horas, 31 minutos y 21 segundos de la ma?ana, ella hab¨ªa introducido en la m¨¢quina validadora el boleto de marras. ?Qui¨¦n se lo dio? Silencio. Lo que s¨ª dej¨® caer es que fue alguien del barrio, que rellen¨® un boleto de 48 apuestas, con cuatro dobles y un triple en el Atl¨¦tico-Valladolid.
Pocas pistas. En vista de que all¨ª, en el despacho, hab¨ªa poco que rascar, los medios de comunicaci¨®n se lanzaron a la b¨²squeda de la exclusiva imposible, algo as¨ª como ver salir de un portal a alguien con cara de 1.425 millones de pesetas. El desenlace s¨®lo conjug¨® el verbo fracasar. Todos los comentarios apuntaron, en un principio, a Francis, quien a trav¨¦s del tel¨¦fono se mostr¨® aterrorizado. "?Pero qu¨¦ dice!", le contest¨® al periodista. "Si ni siquiera he hecho una quiniela".
Vuelta a empezar. No hab¨ªa huellas, pero ya se encargaron los vecinos de inventarlas. "Que es el fontanero aqu¨¦l de la UVA". La cercana colonia se convirti¨® en el nuevo destino. Y all¨ª, la presencia de los medios de comunicaci¨®n provoc¨® algo similar a una manifestaci¨®n de batas. Y todas sus due?as sab¨ªan -"se lo juro por mis muertos"- d¨®nde viv¨ªa su vecino m¨¢s buscado. "Pero yo no se lo voy a decir. ?D¨¦jenle en paz!".
La insistencia obtuvo extra?os frutos. Un anciano demostr¨® no haber olvidado su infancia. "Aqu¨ª donde estamos, fr¨ªo, fr¨ªo; al final de esta calle, en aquel bloque, caliente, caliente". Los inquilinos del citado bloque borraban de un plumazo la nueva pista. "Hombre, el fontanero del cuarto se ha ido a toda velocidad a Alicante. Pero ya lo hab¨ªa avisado el viernes. Hay otro fontanero al que hace poco se le muri¨® la hija que...".
La conclusi¨®n general es que el afortunado no dar¨ªa se?ales de vida. No apareci¨® por ning¨²n banco de la zona, cuyos directores mandaron a primera hora de la ma?ana a sus emisarios hacia el despacho de Elena San Narciso. Tampoco se dirigi¨® al Organismo Nacional de Loter¨ªas.
"N¨ª lo har¨¢", explicaron all¨ª. "En estos casos s¨®lo se ponen en contacto con el banco". ?Y qu¨¦ hace el banco? Pues rodearle de lujos. Hasta dentro de 18 d¨ªas el acertante no podr¨¢ hacer uso del dinero. Pero ah¨ª est¨¢ la entidad para solucionar semejante minucia. Ellos se encargan de adelantarle el dinero que necesite, de pagarle un piso, un coche...
Pero eso no les va a ocurrir a los tres j¨®venes de la UVA que sellaron, el s¨¢bado, un boleto de 48 apuestas. S¨®lo en eso coincidieron con el acertante, al parecer tambi¨¦n joven, lo que no es suficiente para que cambien de casa o de coche. Ellos se acercaron a la ventanilla de Elena a las dos menos cuarto de la tarde, lejos, demasiado lejos, de quien lo hizo a las 11 horas, 31 minutos y 21 segundos.
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