El 'polaco' que tomaba notas
V¨¢zquez Montalb¨¢n visita Costa Polvoranca para preparar su pr¨®ximo libro
A la camarera no le daban buena espina los dos tipos acodados en la barra. Bastante raro era ya que estuvieran all¨ª, en Costa Polvoranca, un lunes a las nueve de la noche, dos d¨ªas despu¨¦s o cinco horas antes que cualquier cliente normal, con treinta a?os m¨¢s sobre la frente que cualquier cliente normal. Para colmo, el del bigote estaba tomando notas. "?Qu¨¦ escribe?", le pregunt¨® la camarera. El que respondi¨® fue el otro: "Somos due?os de una sala de fiestas en Guadalajara y queremos ver c¨®mo ten¨¦is montados los garitos".La camarera no pod¨ªa saberlo, pero el que hab¨ªa hablado era el escritor Juan Madrid, y su historia era mentira. Su amigo el del bigote se llamaba Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n, y estaba visitando la zona de copas de Alcorc¨®n (144.850 habitantes) como parte del trabajo de campo para su pr¨®ximo libro, Un polaco en la corte del rey Juan Carlos, que estar¨¢ en la calle para la pr¨®xima Feria del Libro de Madrid.
El escritor catal¨¢n quer¨ªa conocer de primera mano c¨®mo se divierten los j¨®venes del extrarradio. "En el libro", explica, "parto de la idea de que el poder financiero y pol¨ªtico tiene su propia geograf¨ªa en la ciudad. Luego quedan los flecos, la periferia, que son los que sufren esas decisiones y no tienen ning¨²n poder".
V¨¢zquez Montalb¨¢n lleva trabajando en la novela m¨¢s de un a?o. Ha visitado los barrios del sur de Madrid con el concejal de IU F¨¦lix L¨®pez Rey. Tambi¨¦n se ha entrevistado con Felipe Gonz¨¢lez y ha tenido una audiencia con el rey Juan Carlos. Ha visitado a altos cargos financieros y pol¨ªticos.
Tras apurar su copa, V¨¢zquez Montalb¨¢n dice: "Me produce la misma sensaci¨®n que Las Vegas. Es una geograf¨ªa artificial para la ansiedad del placer. Creo que es una ciudad para el ocio traducida al pa¨ªs y al lugar. Se ha creado un mercado de la ansiedad satisfecha". El creador del detective Carvalho lo compara con la leyenda de la aldea de Brigadoon, donde sus habitantes despiertan una vez cada varios a?os y durante un d¨ªa desatan sus pasiones y sus instintos. Luego vuelven invernar hasta el siguiente d¨ªa de vigilia.
"Sobre todo la considero artificial", prosigue el escritor "porque lo normal es que la ciudad est¨¦ integrada y que los lugares donde uno vive y trabaja sirvan tambi¨¦n para la diversi¨®n y el ocio". Despacio, los dos novelistas caminan charlando hacia el coche que les devolver¨¢ al Madrid del dinero, del glamour y del hotel Palace, en el que se hospeda V¨¢zquez Montalb¨¢n. Atr¨¢s, sin nada que ver con esos, sitios de ¨¦lite, quedar¨¢n las paredes pintadas de la Costa Brigadoon alcorconera.
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