El cors¨¦
No hay nada tan agotador como ser uno mismo todo el rato. El ¨¦xito de las drogas, del cine o las novelas estriba en que te permiten durante alg¨²n tiempo descansar de tu propia identidad. Ahora, gracias a la precaria mayor¨ªa obtenida por el PP y a las negociaciones consecuentes con las minor¨ªas nacionalistas, Espa?a no tiene ninguna obligaci¨®n de ser Espa?a, as¨ª que desde que nadie la reclama se ha tomado unas vacaciones de s¨ª misma, lo que es un alivio despu¨¦s de tanto tiempo obligada a ser una, grande y libre.A lo mejor, este periodo de interinidad es m¨¢s provechoso de lo que pod¨ªamos imaginar, en especial si sirve para que todos nos convirtamos, aunque s¨®lo sea temporalmente, en otros. Estamos deseando ver al PP transformado en un partido catalanista, y al PSOE, en una organizaci¨®n socialista. De momento, Aznar ya dice president con un acento impecable y ha desterrado de su cabeza y de la de Fraga esa cosa obsesiva de la unidad territorial. Vamos a perder rigidez, en fin, y eso siempre es bueno porque hay fajas con las que no llegas a ning¨²n sitio y aqu¨ª hemos sido muy aficionados a la corseter¨ªa dura; de ah¨ª nuestras dificultades motoras.
Ahora vamos como m¨¢s libres. Parece que le hemos quitado las ballenas al bustillo y el busto lo agradece al respirar. Estas idas y venidas entre Barcelona y el PP van a ser buenas para todos. Y es que los ¨¢rboles de Espa?a no nos dejaban ver el ¨¢rbol de la pluralidad. Por eso tambi¨¦n es de agradecer que Pujol, sin duda influido por Aznar, se haya convertido de s¨²bito en un hombre de Estado capaz de ver m¨¢s all¨¢ de sus necesidades locales. Total, que cuando Espa?a regrese de las vacaciones que se ha tomado de s¨ª misma, no la vamos a conocer: estar¨¢ m¨¢s estilizada, m¨¢s dura, y con las carnes sueltas por la p¨¦rdida del cors¨¦ globalizador. Qu¨¦ excitante.
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