Intuici¨®n

Se?or Lafora: como asiduo lector de sus art¨ªculos en las p¨¢ginas de esta secci¨®n, me sorprende que alguien de tan fina intuici¨®n como usted (en efecto: s¨ª, se tiene derecho a recelar de la derecha y a desmoralizarse c¨®smicamente tras su victoria, por rid¨ªcula que ¨¦sta sea) pueda ser tan ingenuo y caiga fascinado ante el joven Ruiz-Gallard¨®n (EL PA?S, 6 de marzo de 1996). Para llegar a mandar, a manejar, a decidir en pol¨ªtica; para encabezar una candidatura y gobernar una comunidad; para sobresalir y ser jefe, de filas de cualquier partido (m¨¢s si aqu¨¦llas est¨¢n tan "prietas" como en el PP), dudo mucho de. que no tenga uno m¨¢s remedio que ser un cabr¨®n, digo yo, dicho sea tambi¨¦n a lo campechano y en plan confidencial. Cr¨¦ame, se?or Lafora, su apuesto presidente no difiere apenas de sus colegas Loyola, Cascos, Mercedes; ni tan siquiera de Manzano, Esperanza, Matanzo. Est¨¢ fingiendo, todo es una farsa. Y es que no puede permitirse el lujo de desencantar ni a uno solo de los ciudadanos que creyeron que votando al PP votaban, al centro. De lo contrario, Madrid volver¨ªa a tornarse carmes¨ª. Su aparente bondad no es m¨¢s que una calculad¨¢ impostur¨¢ que no hace sino acrecentar su acidez. Cr¨¦ame, se?or Lafora: a su aguerrido capit¨¢n de las COES no le gusta ponerse mallas (?se imaginan?) ni bailar¨ªa las notas del gran Chaikovski. Antes bien, jugar¨ªa polo los domingos, montando sobre el pobre Madrid, mientras tararea Gwendolin. No lo dude, se?or Lafora, es un lobo con piel de cordero. Y, adem¨¢s, a lo mejor hasta dice que es del Atleti. Como usted.-