El Bar?a encuentra una defensa primaveral en Salamanca
A la media hora de partido, el equipo azulgrana hab¨ªa sentenciado el encuentro
La visita ante el colista result¨® un b¨¢lsamo para el Barcelona. El Salamanca lleva esa condici¨®n con tal resignaci¨®n que no busc¨® ning¨²n subterfugio para intentar cambiar su destino a costa de uno de los grandes. No se emple¨® con violencia ni puso trampas en el camino. El Barcelona se encontr¨® con el rival que necesitaba para disfrutar de una tarde de domingo relajada y doblemente beneficiosa. Fue en ese sentido un partido con un desarrollo imprevisto. Ni en sus mejores sue?os Cruyff encontrar¨ªa a estas alturas de la temporada un rival que ceda el terreno con la complacencia del Salamanca, que permita a Figo recrearse en la suerte y que entregue al joven ?scar tantas oportunidades como para sentirse due?o del ¨¢rea. Fue la del Salamanca una defensa primaveral. Por abundar en excesos sobr¨® medio partido: al descanso, el Bar?a hab¨ªa rematado la faena.El Salamanca ejerci¨® de colista temeroso. Se tiene por tal a un equipo que acepta su destino, que actua desconfiado, que se mueve por rutina, que no ambiciona conquistas de mayor fuste. El Salamanca no fij¨® en su horizonte otro objetivo que mantener el empate y a los cuatro minutos se enfrent¨® a la evidencia de que su condici¨®n no iba a mejorar este domingo. Pudo reparar a tiempo el gol de Amor con un remate de Medina, pero ese empate inesperado pareci¨® haber colmado sus aspiraciones. Tanta fue su falta de atrevimiento que permiti¨® al Barcelona recomponer sus piezas, ajustar su juego, tomarle el pulso al partido y llegar al descanso con la seguridad de que el trabajo estaba hecho. Pocas veces habr¨¢ disfrutado de tantas facilidades.
Facilidades como para que Figo pudiera degustar una jornada como extremo puro sin da?o para su integridad. La imagen que se tiene del portugu¨¦s es la de un hombre a veces apesadumbrado, que lleva con encomiable sacrificio la responsabilidad de intentar en solitario solucionar las carencias ofensivas de su equipo. Para ser m¨¢s exactos, la imagen m¨¢s frecuente de Figo es la de un delantero constantemente violentado, diariamente zarandeado por los defensas. Este nuevo Barcelona tiene una deuda con ¨¦l. Mientras tanto, es el jugador que m¨¢s veces se tiene que levantar del suelo en la Primera Divisi¨®n. Excepto ayer. Ayer Figo vio el partido de pie. Tuvo tiempo para recibir, para acariciar la bola, para citar al defensa, para elegir el camino de la internada, para cambiar de direcci¨®n en un contraataque. Pudo pisar el ¨¢rea en varias ocasiones sin sobresaltos y propiciar alguna asistencia de sal¨®n.
Por ese lado, el Barcelona entendi¨® bien pronto que gozaba de oportunidades para abrir un sistema defensivo que se limitaba a cubrir medio campo. Era la del Salamanca una defensa contemplativa, indolora, sin esquemas. Sin presi¨®n, sin marcajes, sin contundencia. No iba m¨¢s all¨¢. Demasiada gaseosa para los tiempos que corren.
El Barcelona pudo instalarse en el campo y tender su red de comunicaciones. Guardiola encontr¨® metros para maniobrar, cada jugador ten¨ªa espacio por donde aliviar la pelota en caso de necesidad. Tal era su superioridad que la llegada del empate en el minuto 12 apenas le inquiet¨® m¨¢s all¨¢ de un par de minutos. En una jugada dudosa pudo hasta llegar el segundo tanto local, pero era demasiado evidente que el Salamanca buscaba la sorpresa por el camino m¨¢s previsible. Unos metros m¨¢s all¨¢, Figo empezaba a ser una garant¨ªa.
La soluci¨®n al caso lleg¨® por su propio peso. Cada bal¨®n que llegaba al ¨¢rea local era una oportunidad de gol. Se produjeron algunas acciones en las que el delantero afectado dispon¨ªa de varias opciones de pase. Pero en la baraja de opciones la tarde correspondi¨® a ?scar. Dos acciones, un gol y una asistencia. Actu¨® sin dudarlo. A la media hora, el resultado estaba escrito: Guardiola se dio cuenta de que el Salamanca hab¨ªa encajado el golpe y puso el piloto autom¨¢tico.
La reanudaci¨®n fue un mero tr¨¢mite. El sol hizo su aparici¨®n. Cruyff fue haciendo cambios para dar descanso a ciertos jugadores (Popescu, Guardiola, Figo). El Barcelona disfrut¨® de varios contraataques con ventaja num¨¦rica. Hasta sali¨® De la Pe?a con ganas de hacer algo. Qu¨¦ m¨¢s se pod¨ªa pedir. El p¨²blico estaba tan entregado que esperaba disfrutar de los goles ajenos. Pero el tiempo fue transcurriendo sin mayores novedades. Tanta comodidad hab¨ªa llevado al Barca a cierta degradaci¨®n en su juego, lo que motiv¨® alg¨²n que otro susto. Esta vez hab¨ªa disculpa: era la falta de costumbre.
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