Lejos del mar
Antonio Barranco, aIcalde de Meco, ha tentado explicar m¨¢s de una vez ante los medios de comunicaci¨®n que la c¨¢rcel de Alcal¨¢-Meco no est¨¢ en Meco sino en la carretera de Alcal¨¢ a Meco. "Hay otros edificios importantes en esa zona pero nadie habla del hospital de Alcal¨¢-Meco, ni de la universidad de Alcal¨¢-Meco, en esos casos se habla del hospital y de la universidad de Alcal¨¢". Claro que mejor ni hablar del tema, al d¨ªa siguiente de repetir estas razones ante una periodista, Antonio Barranco qued¨® perplejo cuando ley¨® en su diario una nota sobre la c¨¢rcel de Meco.
La cercan¨ªa de la c¨¢rcel no afecta significativamente a la vida de este pueblo de 5.000 habitantes del corredor del Henares, otrora famoso por la calidad de sus trigos y de sus panes que gozaron hasta hace no mucho tiempo de justa y merecida fama entre los madrile?os capitalinos. En Meco, comenta, entre bromas y veras, un concejal de su corporaci¨®n, "la influencia de la c¨¢rcel se not¨® sobre todo en la clientela de la marisquer¨ªa durante el periodo de reclusi¨®n de Conde, Roman¨ª y otros peces gordos". "En esos d¨ªas el coche m¨¢s barato que se ve¨ªa ante sus puertas era un Mercedes" subraya el edil.
En tiempos pasados, si Conde y Roman¨ª hubieran pasado por Meco habr¨ªan podido cambiar la reclusi¨®n carcelaria por el refugio eclesi¨¢stico y pernoctar en las dependencias de su espaciosa y monumental iglesia acogidos a sagrado, pues este templo parroquial de la Asunci¨®n fue el ¨²ltimo enclave del poderoso y vast¨ªsimo arzobispado de Toledo en el que se ejerci¨® el derecho de asilo, dr¨¢sticamente reducido a tenor de los abusos que se produc¨ªan. La iniciativa de restringir el derecho de asilo de las iglesias fue de Su Majestad Carlos III y cont¨® con el benepl¨¢cito del papa Clemente XIV que firm¨® un breve autorizando la restricci¨®n en todos los territorios de la, Corona, en Espa?a y ultramar. Para obtener los beneficios del asilo, explica el alcalde, los perseguidos de la justicia ten¨ªan que pasar bajo un. angosto y diminuto arco de piedra que hoy sobresale a un lado de la fachada de la Casa Consistorial, una aut¨¦ntica trampa, un ojo de aguja por el que apenas cabr¨ªa un gato, o quiz¨¢s un rico tan escurridizo como Mario Conde. "Atravesarlo es posible" -subraya Antonio Barranco- que certifica haber visto pasar tan dura prueba a uno de sus concejales empe?ado en demostrar la viabilidad de tan extremada penitencia. Esta es una de las bulas de Meco, no exactamente una bula sino un breve como aclara el historiador Francisco Javier Garc¨ªa Guti¨¦rrez en su libro Historia de Meco, un ameno y esclarecedor texto de 156 p¨¢ginas que condensan una biograf¨ªa intensa y ampliamente documentada desde los remotos tiempos de su fundaci¨®n romana.La otra bula, la famosa bula de Meco, que dio origen al dicho popular: "No te salva ni la bula de Meco", es un documento a¨²n m¨¢s curioso pues se trata de un privilegio papal que permit¨ªa a sus habitantes comer huevos y lacticinios los d¨ªas de viernes y de ayuno, salvo en cuaresma. Privilegio otorgado por el pont¨ªfice Inocencio VIII, esta vez a petici¨®n de los Reyes Cat¨®licos, y justificado por encontrarse la villa "a gran distancia del mar y habiendo por consiguiente escasez de pescado". Testimonio evidente de los cambios hist¨®ricos y del progreso de las comunicaciones son los centollos, almejas, n¨¦coras, percebes y otras criaturas marinas que se exhiben en el mostrador del bar-restaurante S¨¢nchez, hoy marisquer¨ªa, ayer taberna, establecimiento fundado, como indica un salvavidas colgado en sus muros en 1939. La marisquer¨ªa salva las distancias y compensa la lejan¨ªa mar¨ªtima con su exposici¨®n permanente y ef¨ªmera de moluscos y crust¨¢ceos y su expresiva decoraci¨®n marinera. Nada que ver con aquellos tiempos no tan lejanos en los que los due?os de la casa iban cada ma?ana en carro a traer una barra de hielo desde Alcal¨¢ de Henares, como cuenta que le contaron un joven camarero."Meco es, de todas formas, una villa m¨¢s de panes que de peces, donde a¨²n subsisten campos de trigo y donde se sigue amasando buen pan, aunque la introducci¨®n de los hornos el¨¦ctricos", como reconoce Barranco, hace que ya no sea el mejor del mundo. El alcalde recuerda una vieja copla: "Para granadas, Alcira / De vinos, el jerez seco, lindas guindas las de Toro / y pan sabroso el de Meco. Meco vive hoy m¨¢s de la construcci¨®n y de las empresas de servicios de los alrededores que de la agricultura, aunque se cultiven tambi¨¦n el ma¨ªz y el girasol y haya algunas tierras de regad¨ªo. La ganader¨ªa est¨¢ escasamente representada por un hato de unas mil ovejas que pastan por las extensas llanuras de la zona.Hoy el atractivo principal de Meco para los forasteros siguen siendo las casonas blasonadas que jalonan la calle mayor y se diseminan por el casco antiguo, casas bien conservadas, una muestra ¨²nica de la arquitectura popular de la zona. Las casonas y la iglesia, la catedral de Meco como la llaman por su gran tama?o los que gustan de exagerar, un templo construido entre los siglos XVI y XVIII. La iglesia es de tres naves con b¨®veda de crucer¨ªa, con arcos de medio punto, columnas toscanas y c¨²pulas nervadas. El altar mayor est¨¢ presidido por un fastuoso retablo barroco cuya imagen principal, la de la virgen patrona, desapareci¨® hace 50 a?os.
Aunque el patr¨®n de Meco es San Sebasti¨¢n y la patrona de su iglesia la virgen de la Asunci¨®n, las fiestas de Meco se celebran en honor de la virgen de la Cabeza, en abril, y en homenaje al cristo del Socorro en septiembre. Es en estas fiestas cuando se producen los encierros campestres que tan tos disgustos causan al alcalde Barranco, del PSOE, y a su corporaci¨®n, disgustos con la Comunidad que abri¨® expediente de multa y dict¨® su prohibici¨®n, a la que se oponen la mayor parte los vecinos. Aunque los encierros se recuperaron hace diez a?os, la tradici¨®n de encerrar con caballos el ganado de las fiestas permanec¨ªa en el recuerdo de muchos nativos.
En Meco funcionan una escuela de m¨²sica y una escuela de teatro a la que asisten 40 alumnos, entre 6 y 16 a?os que ahora ensayan, bajo la supervisi¨®n de su director Jos¨¦ Luis Romero, una versi¨®n musical de La venganza de don Mendo para inaugurar su nuevo sal¨®n de actos.Tambi¨¦n funciona a pleno rendimiento una escuela de deportes y se imparten clases de inform¨¢tica y de corte y confecci¨®n, de sevillanas y de artes marciales y aerobic en el gimnasio. La mitad de la poblaci¨®n est¨¢ compuesta por j¨®venes y preocupada por su futuro la corporaci¨®n municipal ha propuesto a la Administraci¨®n la creaci¨®n de una escuela de oficios medioambientales, ya tiene una bolsa de trabajo juvenil informatizada y prepara cursos de t¨¦cnicas de buscar empleo, nuevas maneras de ganarse el pan de Meco de todos los d¨ªas.
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